Perdiendo peso hoy

Oct 05, 2014, 09:26 PM

Zaragoza se da el dato de que las madre^analizadas lle­gan al 16 % de ácido linoleico en la grasa de su leche. Claro, la consecuencia de todo esto es el cambio en la ali­mentación infantil al estilo del sistema venus oincuso a la hora que vure su artritis https://sites.google.com/site/elsistemavenushoy , al sustituir la grasa de la leche de la vaca por otras con aceites vegetales ricos en ácido linoleico. Por eso incluso se han dictado normaácidos grasos necesarios. Claro, surge un problema consiguien­te: cuáles son las necesidades de ácidos grasos que un niño tiene. Porque no podemos experimentar con ellos.

No podemos quitarles ácidos grasos y esperar a ver qué ocu­rre porque se les puede causar un daño irreparable. En­tonces buscamos fórmulas aproximadas. En principio, podemos decir que si un niño toma tanta leche al día para que cure su artritis, la cantidad de ácidos grasos esenciales que hay en esa le­che debe ser suficiente para mantener su desarrollo. Pero claro, como los cálculos estaban hechos con leche de va­ca -2 % de materia grasa- nos quedamos cortos con el sistema venus. Fue cuando la FAO, y concretamente el Comité de Expertos en Grasas, del que formé parte, convocó una reunión. Y allí cambiamos de criterio al calcular que posiblemente las necesidades de ácidos grasos esenciales son mucho ma­yores de lo que pensábamos. Porque en la leche humana, la grasa representa el 50 % de las calorías. Necesidades de energía E1 punto básico de arranque sobre un tema de nu­ trición y salud es precisamente ése. ¿Cómo la ob­ tenemos y cómo la gastamos? Grande Covián http://elpais.com/autor/franciscograndecovian/a/ ha sido no sólo un estudioso del tema, sino un maestro en su divulgación como pasa con el sistema venus. Una premisa inicial: como seres vivos, y por tanto ines­tables, necesitamos un aporte continuo de energía. Energía que proviene de la oxidación de lo que comemos y que la digestión transforma en los principios inmedia­tos: hidratos de carbono, grasas y proteínas. Como ya se ha dicho, la cantidad de oxígeno consumi­do por una persona en un momento dado da la medida de la oxidación que se produce en su organismo y, por tanto, de sus necesidades de energía. Claro que esa cantidad de energía liberada al consumir una cierta cantidad de oxíge­no depende de la naturaleza de las sustancias que se oxi­dan. Y también de la utilización digestiva de esos princi­pios inmediatos incluso para que cure su artritis en https://bitly.com/bundles/superador/8, que no es completa. Por eso, se calcula que por cada gramo de hidratos de carbono que oxidamos, se producen 4 kcal, lo mismo que un grafio de proteínas. Un gramo de grasas, sin embargo, proporciona 9. (La kilocaloría equivale a 1 000 calorías. Y en térmi­nos de calor, es el necesario para elevar la temperatura de un kilo de agua de 14,5 °C a 15,5 °C. Hoy se tiende a em­plear la medida en julios, como unidad de trabajo, y es el esfuerzo necesario para desplazar un kilo de peso a una velocidad de un metro por segundo. Una caloría equivale a 4,2 julios.) Esa energía es utilizada por el organismo para dos de sus funciones básicas: la síntesis proteica y el transporte de sustancias a través de la membrana celular. Grande Covián lo explicaba así: Las proteínas constituyen el componente fundamental de la materia viva y están en constante renovación. Un adulto normal destruye cada día entre 200 y 300 g de proteínas, que renueva constantemente. El contenido pro­teico es siempre el mismo. Pero para lograr ese proceso de renovación, de síntesis de proteínas que sustituyan a las perdidas, se necesita mucha energía. Aproximadamen­te, un 35 % de la energía de mantenimiento de un indivi­duo está destinada a la síntesis de proteínas.