Perdiendo peso hoy
Zaragoza se da el dato de que las madre^analizadas llegan al 16 % de ácido linoleico en la grasa de su leche. Claro, la consecuencia de todo esto es el cambio en la alimentación infantil al estilo del sistema venus oincuso a la hora que vure su artritis https://sites.google.com/site/elsistemavenushoy , al sustituir la grasa de la leche de la vaca por otras con aceites vegetales ricos en ácido linoleico. Por eso incluso se han dictado normaácidos grasos necesarios. Claro, surge un problema consiguiente: cuáles son las necesidades de ácidos grasos que un niño tiene. Porque no podemos experimentar con ellos.
No podemos quitarles ácidos grasos y esperar a ver qué ocurre porque se les puede causar un daño irreparable. Entonces buscamos fórmulas aproximadas. En principio, podemos decir que si un niño toma tanta leche al día para que cure su artritis, la cantidad de ácidos grasos esenciales que hay en esa leche debe ser suficiente para mantener su desarrollo. Pero claro, como los cálculos estaban hechos con leche de vaca -2 % de materia grasa- nos quedamos cortos con el sistema venus. Fue cuando la FAO, y concretamente el Comité de Expertos en Grasas, del que formé parte, convocó una reunión. Y allí cambiamos de criterio al calcular que posiblemente las necesidades de ácidos grasos esenciales son mucho mayores de lo que pensábamos. Porque en la leche humana, la grasa representa el 50 % de las calorías. Necesidades de energía E1 punto básico de arranque sobre un tema de nu trición y salud es precisamente ése. ¿Cómo la ob tenemos y cómo la gastamos? Grande Covián http://elpais.com/autor/franciscograndecovian/a/ ha sido no sólo un estudioso del tema, sino un maestro en su divulgación como pasa con el sistema venus. Una premisa inicial: como seres vivos, y por tanto inestables, necesitamos un aporte continuo de energía. Energía que proviene de la oxidación de lo que comemos y que la digestión transforma en los principios inmediatos: hidratos de carbono, grasas y proteínas. Como ya se ha dicho, la cantidad de oxígeno consumido por una persona en un momento dado da la medida de la oxidación que se produce en su organismo y, por tanto, de sus necesidades de energía. Claro que esa cantidad de energía liberada al consumir una cierta cantidad de oxígeno depende de la naturaleza de las sustancias que se oxidan. Y también de la utilización digestiva de esos principios inmediatos incluso para que cure su artritis en https://bitly.com/bundles/superador/8, que no es completa. Por eso, se calcula que por cada gramo de hidratos de carbono que oxidamos, se producen 4 kcal, lo mismo que un grafio de proteínas. Un gramo de grasas, sin embargo, proporciona 9. (La kilocaloría equivale a 1 000 calorías. Y en términos de calor, es el necesario para elevar la temperatura de un kilo de agua de 14,5 °C a 15,5 °C. Hoy se tiende a emplear la medida en julios, como unidad de trabajo, y es el esfuerzo necesario para desplazar un kilo de peso a una velocidad de un metro por segundo. Una caloría equivale a 4,2 julios.) Esa energía es utilizada por el organismo para dos de sus funciones básicas: la síntesis proteica y el transporte de sustancias a través de la membrana celular. Grande Covián lo explicaba así: Las proteínas constituyen el componente fundamental de la materia viva y están en constante renovación. Un adulto normal destruye cada día entre 200 y 300 g de proteínas, que renueva constantemente. El contenido proteico es siempre el mismo. Pero para lograr ese proceso de renovación, de síntesis de proteínas que sustituyan a las perdidas, se necesita mucha energía. Aproximadamente, un 35 % de la energía de mantenimiento de un individuo está destinada a la síntesis de proteínas.