Luis Miranda, el Rico Secretario de la Pobreza en México

Sep 16, 2016, 05:09 AM

Luis Enrique Miranda Nava, quien se desempeñaba como subsecretario de Gobierno en la Segob, rindió protesta como nuevo titular de la Secretaría de Desarrollo Social, en sustitución de José Antonio Meade Kuribreña.

Luis Enrique Miranda Nava es uno de los políticos más controvertidos del Estado de México. Con un historial desafortunado en su labor en el Gobierno del Estado de México y con severos pendientes en el ámbito penal, es necesario para la sociedad saber de quién se trata Luis Enrique Miranda Nava.

Luis Enrique Miranda Nava es toluqueño, hijo de Luis Miranda Cardoso, Magistrado y ex presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, y quien cuenta con 26 propiedades en el Estado de México según el Registro Público de la Propiedad, cada una con un valor promedio de un millón de pesos.

Entró en 1999 al Gobierno del Estado de México gracias a su padre, cercano a la familia Montiel Rojas, y lo acomodaron como Coordinador de Asuntos Jurídicos.

En los dos años siguientes, de 2000 a 2003, participó como Subsecretario de Asuntos Jurídicos. Fue Luis Enrique Miranda Nava el responsable de interponer denuncias penales a los comuneros de San Salvador Atenco quienes defendían sus tierras ante la construcción del Aeropuerto Internacional de Texcoco, proyecto principal en los intereses de inversión del entonces gobernador Arturo Montiel Rojas.

Además, fue la persona que atendió la viabilidad jurídica en el comité para el caso San Salvador Atenco y responsable de ofrecer a los campesinos de la zona 10 pesos por cada metro cuadrado para la construcción de un proyecto de más de 4 mil millones de dólares.

De no ser porque el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola Webber, interviniera en el caso de San Salvador Atenco, la negociación con los comuneros hubiera terminado en la expropiación de los terrenos, y los ejidatarios, entre ellos el líder rural Ignacio del Valle, continuarían en la carcel por agravio a la autoridad, precisamente, de su excelencia don Arturo Montiel Rojas.

En el año 2002, Luis Enrique Miranda Nava, de experiencia jurídica, jamás administrativa, fue nombrado Secretario de Administración. A partir de este año, el brillante funcionario convirtió la deuda del Estado de México a bonos de inversión a través de un proceso denominado bursatilización de deuda.

Es decir, pidió prestado dinero al Banco Mundial (quienes al ver la pobreza extrema del Estado de México accedieron de inmediato), así como a diferentes entidades bancarias del país. ¿Y qué hizo? Convirtió la deuda en acciones, como si fuera Coca Cola Company, y vendió esas acciones entre empresarios allegados al Gobernador.

Ahora, el Gobierno del Estado paga a inversionistas privados la deuda que nosotros pagamos con nuestros impuestos, con intereses altísimos (recordemos que los intereses de los bancos son más altos que los de las instituciones públicas), y a un plazo de más de 10 años.

Pero, ¿para que preocuparse por la pésima actuación de Luis Enrique? El se encuentra muy bien, tan bien que resulta ser que el candidato hoy es investigado por la posesión indirecta, a través de prestanombres o de quien se haya dejado a esta estafa, de ¡126 propiedades!

¿Cómo es posible que un funcionario mexiquense tenga 126 propiedades? Ni Montiel tiene tantas casas en investigación.

Es cierto, Luis Enrique gozaba de un salario de lujo (él mismo le puso la suma, ¡imagínense poder poner la cifra que quieran en su propia nómina!), con 153 mil pesos mensuales el señorito ganaba casi dos millones de pesos cada año. Órale, cada año le alcanzaba para una casita de lujo, ¿pero 126?

Eso está muy raro. Uno pensaría que es muy bueno para los negocios, para regatear y conseguir buen precio en sus propiedades. Pero no. Resulta que en una de sus tantas tranzacciones, perdón, transacciones, el jóven Luis Enrique Miranda compró tres terrenos allá por Ixtapan de la Sal.

Los terrenitos eran de un tal Kurt Vissetti. ¿Quién es? Ah, pues es quien creo aquel restaurantucho llamado La Cabaña Suiza, y alguna vez presidente del Club Deportivo Toluca.

Los pequeños predios sumaban una extensión de más de 6 mil 500 metros cuadrados de extensión y Luis Enriquito los compró por la módica suma de 3 millones 817 mil 575 pesos (se necesitaría su sueldo íntegro de dos años y medio para comprarse estas propiedades).

Sin embargo Luis Enrique se encontró a un amigo suyo, aquel que lo puso de secretario, a Don Arturo Montiel Rojas y dijo “que más da, se los vendo”. Y se los vendió exactamente a los 3 millones 817 mil 575 pesos, no le sacó ni para el refresco, habrá pensado “pues es mi compadre, y cuentas claras, amistades largas”.

Resulta ser que los terrenos los donó Don Arturo Montiel Rojas a sus hijos, Arturo y Juan Pablo, a quienes les pareció poca cosa la propiedad, o les pareció mucha cosa su divina madrecita, la señora Paula Yánez divorciada de Montiel, a quien se los regalaron.

Hoy, la ex esposa de Arturo Montiel (a aquella a quien dejaron por una preciosa francesa), vive en su campiñita en Ixtapan de la Sal gracias a Luis Enrique Miranda. Seguramente allá, y con tales propiedades, podrá haber olvidado y mantener por un buen rato en secreto, precisamente los secretos de su ex compañero de vida, Montielito.

Lo curioso es que mientras Luis Enrique Miranda hacía estas transacciones, dos amigos suyos, San Román Díaz y Santiago Rodríguez, le ofrecieron hacerse socio mayoritario de la empresa Grupo Mexiquense Textil.

Que caray, y uno pensaría que la Ley de responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado y Municipios precisa en su artículo 42, fracciones XII, XVI, XXV y XXX que los funcionarios públicos no pueden desempeñar cargos o empleos en empresas particulares, de abstenerse de desempeñar actividades empresariales, principalmente de aceptar, recibir por enajenación, compra, venta, renta o de a prestado, la realización de comisiones, cargos, empleos en su persona o de familiares de hasta cuarto grado, en empresas profesionales, comerciales o industriales, que se encuentren directamente vinculadas, reguladas o supervisadas por el servidor público en función (recordemos, la Secretaría de Administración, Finanzas y Planeación lo ve y regula TODO en el Estado de México), y eso incluye la constitución de empresas como el Grupo Mexiquense Textil, de quien Luis Enrique se hizo presidente hace un par de años.

Además, uno pensaría que de acuerdo con esta ley tampoco estaría en posibilidad de asumir una representación jurídica de un particular. Pero, ¿Qué más da si con la ley se puede hacer lo que uno quiere? Luis Enrique también se hizo apoderado legal para pleitos y cobranzas, con todas las facultades generales y aún las especiales, para el renovada empresa Cablenet Internacional, S. A. de C. V.

En todo ese tiempo, Luis Enrique estuvo muy ocupado. Pero jamás tan ocupado como para no realizar actividades proselitistas en Toluca con recursos públicos. Cuentan por ahí que regaló una patrulla allá por El Cóporo, en la Colonia Unión, en Zopilocalco.

Y digo “cuentan” porque la patrulla que entregó en las diferentes comunidades era la misma, y no se le ha visto últimamente por la zona. Ni módulo de vigilancia estatal tienen.

Pero, hay que reconocerle que pinto de bonitos colores estas colonias al norte de Toluca, “pá que se vea bonito el cerro”. De la licitación de la pintura nadie ha sabido nada, tan sólo que fue adquirida mucha y fue regalada a la sociedad un par de meses antes de la elección de Enrique Peña Nieto como gobernador, y que fue proporcionada de manera muy cómoda por empresarios comprometidos con el flamante Luis Enrique.

También cuenta con un predio de 162 metros cuadrados ubicado en la calle Sierra Blanca de la colonia Valle Don Camilo, con un costo de un millón 500 mil pesos que regaló a sus padres. Un terreno de 131.81 metros cuadrados marcado con el número 1 en Privada de Quintana Roo, Barrio de San Miguel Apinahuizco. Destaca que el terreno fue adquirido en 1992 a un costo de 40 mil pesos.

A nombre de Gabriela Barrera Tapia (su ex mujer) se encuentran tres propiedades en el Registro Público de la Propiedad en el Libro 1 Volumen 293, partida 901; a título de su hijo Luis Enrique Miranda Barrera. Es una en Toluca, y dos más compartidas con Santiago Rodríguez en Tenancingo, consta en el Libro 1 Volumen 64, partidas 912 y 913.

Que los ex trabajadores del Instituto de Seguro Social del Estado de México lo recuerdan con agrado porque retrasó el pago de sus pensiones en más de una ocasión ¿A dónde se iría el dinero a pasear por más de tres días? ¿A Ixtapan, a Francia, a España o a Tonatico? Y que los hoy trabajadores del Estado y Municipios tienen que ir a farmacias particulares por medicamentos que no hay en ese mismo ISSEMyM, que quienes muchos saben, esta en deuda por los recortes presupuestales mientras Luis Enrique era secretario de Administración.

Que el señor se divorció, en pésimos términos por cierto, dejando solos a sus dos hijos y a su nombre un par de propiedades, “pá que no se quejen”. Mientras tanto, su novia recibió una flamante camioneta Volvo el día de su cumpleaños.

Y, lo único bueno, (sí, hay algo bueno en todo esto), es que algún regidor perredista, después de que Montiel Rojas fuera publicado y re publicado por media centena de periódicos en el país como amo de casitas en España, Ixtapan, Acapulco, que decir de Toluca y Atlacomulco, interpuso una denuncia en contra de él, y de su operador administrativo y compadrazo, Luis Enrique Miranda.

Aficionado al golf, como su compadre el presidente Enrique Peña Nieto, Luis Miranda es uno de los hombres más cercanos al mandatario, su operador y un negociador probado. Luis Videgaray, ex titular de Hacienda, y Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública, conforman el principal círculo del mandatario, a quien escucha. Son leales

En 2010 se desató un escándalo. La versión de que los secretarios de Gobernación, Fernando Gómez-Mont, y de Hacienda, Agustín Carstens, negociaban con Luis Miranda, entonces secretario de Gobierno del Edomex, para que se impidiera una alianza PAN-PRD. A cambio el PRI apoyaría el paquete económico de Calderón. El 5 de marzo, Gómez-Mont admitió las negociaciones. No se supo más, pero el hecho es que la alianza entre panistas y perredistas se truncó.

En el PRD y en el PAN ven en Miranda a un operador de “altos vuelos”. En Gobernación fue el negociador encargado de encarar a la CNTE, a los estudiantes del IPN y al SME. Hoy en Oaxaca ya hay clases, los demás temas dejaron de ser un dolor de cabeza.