I DOMINGO DE CUARESMA A

Mar 05, 2017, 11:10 AM

Mt 4,1-11: Jesús ayuna cuarenta días y es tentado Fondo Músical: Rob Simoson & Judson Clane Música: P. Cristóbal Fones, sj : Te Alano en Verdad Texto:Mons.Victor Manuel Fernàndez Edicion: P.Cristovao,svd

Este relato de las tentaciones de Jesús muestra otro aspecto de la humanidad de Jesús, el Hijo de Dios que se hizo semejante a nosotros en todo, menos en el pecado. Porque, si bien Jesús no podía caer en la tentación, sin embargo experimentó lo que experimentamos nosotros cuando somos ten- tados, y por eso sabe bien lo que nos sucede por dentro cuando sufrimos la tentación. La primera tentación, de convertir las piedras en pan, expresa nuestra inclinación a querer liberarnos de todo límite (el obstáculo de las piedras), y de pretender vivir el paraíso en la tierra. Las piedras convertidas en pan nos brindan una imagen paradisíaca, donde tenemos a disposición inmediata lo que necesitamos y donde nada nos frena en el camino. La actitud contraria es la de aceptar y soportar serenamente los límites propios de nuestra existencia terrena y enfrentar los desafíos de la vida sorteando los obstáculos y asumiendo que siempre hay dificultades y carencias. La segunda tentación está relacionada con la anterior, y consiste en el fideísmo: pretender exigir a Dios un milagro permanente, que él solucione los problemas sin nuestro esfuerzo y cooperación. Eso se llama "tentar a Dios", ya que él puso en nosotros las capacidades que nos permiten encon- trar soluciones, y él respeta esa capacidad que nos dio; por eso no interviene milagrosamente cuando somos nosotros los que podemos hallar una salida, aunque eso suponga a veces un camino duro y sacrificado. La tercera consiste en la búsqueda del poder y la gloria a costa de lo que sea. Y Jesús responde que hay un límite, porque sólo Dios puede ser adorado. Las tres son una inclinación a rechazar los límites de nuestra vida pequeña y pretender ser divinos, capaces de realizar lo que queremos con solo desearlo. En definitiva son una forma de expresar la antigua tentación de Satanás: "seréis como dioses" (Gn 3, 5). Jesús, siendo verdadero hom- bre, aceptó humildemente los límites y compartió las incomodidades y contrariedades que debe sufrir todo hombre en este mundo. Oración: "Señor Jesús, que experimentaste lo que yo mismo siento cuando soy tentado, hazte presente en mi vida cuando me acosa la tentación y hazme fuerte con tu presencia, para que pueda mantener- me firme en tu camino".