02 DE ENERO

Jan 02, 2018, 12:38 PM

Jn 1,19-28: En medio de ustedes hay uno que no conocen Audio: Aciprensa Texto: SBLA Musica: Azeneth González - Tu Voluntad Edición: P.Cristovao,svd

Vaya manera de presentarse Juan Bautista a los inquietos que preguntaban por sus orígenes e identidad. No es Elías, sino el precursor, el preparador del ambiente para recibir al verdadero profeta, al Mesías. Juan invita a una conversión radical, íntegra e integral. No valen enmiendas, remiendos. La conversión implica un morir para renacer. Por eso el bautismo que predica es de conversión y perdón de pecados. Es volver la mirada a Dios, y con el rostro agachado, con paso humilde, desandar el camino para ponerse en la ruta correcta que conduce al amor misericordioso del Padre. A lo largo de la historia de la humanidad y de la Iglesia han surgido muchos Bautistas que con su palabra y su testimonio han invitado con insistencia al cambio radical, total e integral de vida. Actualmente han surgido y siguen surgiendo profetas. Oscar Romero, Enrique Angelelli, Laura Montoya, Sergio Méndez, Leónidas Proaño… y muchos otros que han comprometido y entregado su vida al anuncio del Reino ¿Y tú? ¿Cómo vives en tu ambiente la vocación profética? La misión de Juan Bautista es sensibilizar al pueblo para reconocer al ungido de Dios. Pero esta misión choca con una dificultad enorme: la incredulidad. Y el problema no es sólo que no crean en él, sino que tampoco creen en el testimonio de la Escritura. La voz de los profetas, que desde Moisés resuena con toda claridad a través del Antiguo Testamento, parece atenuarse ante la cortina de conveniencias que las autoridades del Templo levantan para proteger sus privilegios. Por esta razón Juan se dirige al desierto. Allí nació el pueblo de Dios. Allí se prepara la venida del Señor. El desierto es la periferia donde nace la alternativa frente a Jerusalén, centro autoritario y opresor. En nuestro tiempo ocurre algo semejante. Muchos profetas desde la periferia nos llaman a la cordura frente a las locuras del poder; a la sobriedad frente a la embriaguez de consumo en nuestras sociedades. Nosotros debemos elegir. El centro es seguro, pero destructor; la periferia es insegura, pero creativa. Podemos ir al encuentro del Señor allí donde él nos espera con riesgo, o amarrarnos a nuestras seguridades y esperarlo donde no lo dejan llegar. ¿Tomamos el camino de Juan o el de sus inquisidores?