Las horrorosas clases de mecanografía

Mar 14, 2016, 08:49 PM

Ha llegado el momento de echar la vista unos años atrás, en concreto, a mi lejana infancia. Mientras estoy escribiendo, me vienen recuerdos y sucesos muy bonitos que viví en Educación Infantil: manualidades, teatros, aulas, juegos, canciones, libros…, y no, no utilizábamos ningún tipo de tecnología digital y la verdad es que ni falta nos hacía, éramos felices, muy felices con el material que teníamos. Tal vez era porque en mi época todavía estaban de moda los yoyós, canicas, muñecas…. Y no móviles, tablets…etc. Pero bueno, el incidente que quiero contar no pasó en esta etapa sino en la siguiente, en concreto, en Educación Primaria. En los primeros años la verdad es que la mayoría del tiempo lo pasábamos pintando o haciendo teatro, jueguecitos, algún trabajito…, pero poco más. A medida que los cursos iban pasando, esos teatros, juegos que hacíamos iban desapareciendo, y en cambio los trabajos y diferentes asignaturas aumentando. Aquí quería llegar yo, a este momento de la vida, precisamente a 5º de Primaria. Este año nos pusieron una nueva asignatura relacionada con los ordenadores, concretamente, mecanografía. Sí, esos programas que intentan enseñar a jóvenes escribir en el ordenador, sin tener que mirar el teclado. Al principio me asusté un poco, ya que esta asignatura sería mi primer contacto con las nuevas tecnologías. Pero bueno, fui con ganas a mi primera clase de mecanografía, con la esperanza de que me sirviera de algo para un futuro y de que me gustara. En cambio, después de una hora y media, al salir de clase mi cara era un poema, así de claro. No quería volver la semana siguiente. Le cogí asco al ordenador, a los alumnos, a la profesora y al TECLADO. Las siguientes clases de mecanografía siguieron el mismo camino . Al llegar al aula de ordenadores, me sentaba siempre atrás junto con mi compañera, que también andaba en el mismo nivel que yo, vamos entre el nivel 5 ò 6 de 25 que había, sin poder adelantar. Cuando entrábamos ya estaba la profesora en medio de la clase, y sin dar ninguna explicación nos hacía encender el ordenador, entrar en el programa “Mecanet” y venga…, a hacer ejercicios sin parar; claro, con el objetivo de subir niveles continuamente. Yo me sentaba siempre atrás, pensando que a las últimas filas no llegaría la profesora, pero fue lo contrario, se pasaba toda la hora atrás, sin quitar ojo tanto a mí, como a mi compañera, ¡QUÉ SUPLICIO! Además “para poder adelantar de nivel”, como decía ella, intentaba mirar de reojo con el ojo derecho un poco el teclado para buscar la letra que tenía que teclear, y ya aparecía ahí mi profesora por detrás, “Ez begiratu teklatua, gora begi horiek!”. Te digo yo que así no se podía subir ni un nivel, con la presión que tenía, y con los nervios que me generaba. Pues así todo un semestre, mientras que otros compañeros pasaban 6 ó más niveles cada día, yo sin poder subir más de 3. Desde entonces fue tanta la manía que le cogí a estas clases, que todo lo que tenía relación con los ordenadores los metía en el mismo saco, con un aspecto negativo de ellos, que posteriormente me he dado cuenta lo erróneo de mi percepción