Los polos opuestos se atraen
Share
Todos los profesores de Educación Infantil y Primaria que me han conocido, han estado de acuerdo siempre en estos aspectos: que he sido una alumna estupenda, rápida y obediente. En esos primeros años sacaba muy buenas notas, era una niña que no molestaba en clase, que hacía lo que me pedían, no sacaba pegas a nada, me comportaba bien, me llevaba estupendamente con los compañeros... Solo me veían un inconveniente, que era muy tímida, me costaba hablar con los profesores y hablar en público me aterrorizaba. Los profesores y mis padres no sabían qué hacer y cómo ayudarme al respecto. Llegó el primer día del segundo curso de la ESO. Entré en clase y todo parecía igual, hasta que vi una cara nueva y desconocida en clase. Yo seguí adentrada en mi silencio y no me atreví a preguntarle quien era. Mis compañeros de clase se ocuparon de eso, y pronto supe que era un alumno que repitió curso. Me bastaron unos días para saber que era un chico desobediente, parlanchín, que no le importaba nada, que molestaba a todos... Así que cuando estaba aburrido en clase y me empezaba a hablar lo ignoraba. No sé si fue casualidad o no, pero cada vez que nos tocaba cambiar de mesa siempre me tocaba sentarme a su alrededor. Poco a poco empezamos a hablar y fuimos conociéndonos. Los profesores en seguida notaron que él y yo empezábamos a conectar, que me distraía con él y que mis notas empezaban a bajar un poco. Le veían como un peligro para mí. Así que encendieron las alarmas de emergencia. ¿Qué hicieron al respecto? Nos ponían lejos y me decían que no le hiciera caso, que era un mal ejemplo para mí. Me acuerdo de que mi tutora se reunió con mis padres para hablar de ello, para que me convencieran de que era una mala influencia para mí. Es verdad que era un chico rebelde, no hacía caso a nadie, no le importaba nada... Vamos, que era mi polo opuesto. A pesar de ello, me encantaba su forma de ser, y empecé a sentir lo que nunca jamás había sentido. Aunque ahora me haga muchísima gracia recordar esto, fue mi primer amor. Bastaron solo unos meses para que poco a poco empezara a dejar atrás mi timidez y empezar a abrirme a la gente. Los profesores que un día me recomendaron no hablarle a él, tuvieron que morderse la lengua, pues fueron ellos los primeros que notaron un gran cambio en mi. De esos 9 meses que estuvimos en la misma clase, nació una relación muy fuerte. Hoy es el día que nos llevamos como hermanos, tenemos una confianza que no tengo con ningún otro, es mi gran apoyo. ¿Qué sería de mi sin él? ¿Seguiría siendo una chica tímida que no hablaba delante de la gente? Hoy poniéndome a pensar de ello, puede que la relación que tuvimos afectara a mis notas, pero sé que desde entonces mi personalidad empezó a cambiar poco a poco, de ser una niña muy tímida pasé a ser una chica abierta y segura de mí misma. Los profesores solo vieron el lado oscuro de la historia, no supieron ver que él me tiraba hacia fuera, me ayudaba a ser como yo era. Gracias a él de repente florecí como persona. Solo sé que hoy en día no tengo nada que ver con la antigua yo, mi forma de ser y de actuar con la gente ha cambiado completamente desde que conocí a él.
