Jn 20,19-23

Jun 03, 2017, 05:17 PM

DOMINGO DE PENTECOSTÉS 

Jn 20,19-23: Reciban el Espíritu Santo Audio aciprensa https://vimeo.com/128693882 Músicas: 1. Jesed: ven e ilumíname 2.Betsaida: Ven Espíritu de Dios Edición y texto: P.Cristovao, svd

La fiesta que hoy celebramos es una de la más bellas enseñanza para todos los católicos. Como todas las fiestas religiosas, el pentecostés es un acto de fe que nosotros tributamos para reconocer que Dios es desde siempre espíritu, se hace humano en Jesús, pero regresa a su estado de gracia divina, que es el espíritu santo. Platón decía que nuestro cuerpo es una jaula para el alma y que nosotros solamente encontraremos nuestra verdadera forma humana cuando nos liberemos de él. Apenas quería decir que nuestra esencia es espíritu. Si nosotros tenemos como esencia, espíritu, y esto es lo que nos hace transcedernos, Dios es la pura trascedencia en Jesus. Jesús habiendo sido generado por el espíritu, es hijo del espíritu y por eso en toda su trayectoria de vida humana se esfuerza para que nosotros actuemos más como espíritu que como carne. Cuando Dios nos hizo, nos dio soplo de vida y ese soplo es Dios en nosotros. En la verdad la humanidad a los pocos va dejando escapar ese aliento que y el ser humano se convierte en deshumano. El Espíritu Santo es el que nos convierte verdaderamente en humanos. El espíritu es el que dignifica nuestra vida humana como seres, ciudadanos del cielo. ¿Y porque la idea del cielo?. Supongo que es porque, solamente alcanzaremos el cielo, a medida que nos convertimos en algo liviano, transparente, invisibles para la mirada pero perceptibles por lo que somos y sentimos.
El espíritu nos mueve a dejarnos de pensar como seres temporales, para anhelar una vida infinita, como un soplo que se desvanece en el aire, pero está ahí.
Si miramos con atención, Jesús siempre comparte con nosotros lo mejor de él. Comparte su padre, su madre, su vida, su poder, su sabiduría, su palabra, pero aún más, su propio espíritu para que nosotros estemos unidos a él en todo, actuando, viviendo, amando y pensando cómo él. Cuando nos separamos de de ese amor divino llamado Espíritu Santo, todo de mal pasa a nosotros y al mundo, pues el espíritu es la reacción de la alegría del padre y del hijo. Es lo que hay entre la mirada de un bebe y su madre, entre una sonrisa que contagia, entre el encuentro de los que se aman y se quieren. El odio y la discordia generan otra clase de energía para el mundo y envenena el amor. Estamos hablando de paz en Colombia, y debemos reflexionar sobre la relación del espíritu con La Paz. Los dos son uno solo. La Paz es un hecho que va más allá de los sueños personales, de los deseos individuales de cada sujeto.
Es un hecho que depende de un paso hacia adelante, construido no en una decisión política, tampoco en lo que cada uno sueña, debe ser un proceso que parte de valores construidos en una sociedad en su madurez humana para que cada persona individualmente la valore. Aunque es un estado de animo esencial, solo podemos ejercerlo verdaderamente y eficazmente cuando somos capaces de transformarlo en unanimidad.
No habrá paz verdadera hasta que nuestras ideas e ideales en su diversidad no encuentra convergencias, perdón y el verdadero significado de ser humanos. Espíritu Santo Ven
P.Cristovao,svd