Una familia es para toda la vida cuando su primer amor es Dios 23/12/18 (#1019)

Episode 21,   Dec 24, 2018, 12:34 AM

José Luis Cinalli - 23/12/18

Una familia es para toda la vida cuando su primer amor es Dios

“Esto dice el Señor: “Párense en los caminos y miren, pregunten por los senderos antiguos, busquen el buen camino y sigan por él. Así encontrarán descanso para su alma…”, Jeremías 6:16 (PDT).

Se nos exhorta a preguntar por los senderos antiguos. ¿A qué se refiere? A no vivir de acuerdo con los modelos que la sociedad nos ofrece sino a edificar conforme al diseño original. Cuando los israelitas construyeron el templo siguieron un plano divino cuyos principios espirituales son perfectamente aplicables en la actualidad. Si quieres que tu hogar sea el lugar de la presencia de Dios y tu familia supere la prueba del tiempo tendrás que respetar las leyes espirituales establecidas en su Palabra. ¡Créeme! La Biblia compila una guía exhaustiva de cómo tener una familia bendecida.

Edifica sobre el fundamento de la dependencia del Espíritu Santo. Dios dejó bien en claro que lo único que necesitaba Zorobabel para edificar el templo era el Espíritu Santo. “No hace falta que seas poderoso, ni necesitas un gran ejército; lo único que necesitas es mi espíritu. Yo soy el Dios todopoderoso, y te aseguro que así es”, Zacarías 4:6 (TLA). No se puede confiar en recursos humanos para edificar espiritualmente una casa para Dios. No debes apoyarte en tus propias fuerzas o confiar ciegamente en consejos de especialistas. Los recursos que los pretendidos sabios de las escuelas humanas tienen para darte son limitados. Se hace a la manera de Dios o no habrá éxito. Es conforme al diseño divino o tu familia no tendrá posibilidades. Todos aquellos que tuvieron una familia bendecida hicieron de la relación con Dios la prioridad de sus vidas. Ninguna universidad te dirá eso. Piensa en Adán y Eva. El matrimonio no tenía fisuras y su familia era un ejemplo hasta el día en que descuidaron su mayor tesoro: la relación con Dios. Eva entabló una amistad peligrosa con la serpiente demostrando que su vida espiritual se había debilitado. Adán y Eva perdieron el Edén, pero antes habían ‘perdido’ a Dios en el lugar secreto. Mientras la relación de amistad con Dios se fortalecía toda la familia vivía en un ambiente protegido: en cuanto la descuidaron perdieron su lugar de privilegio. Ten presente: el éxito en la vida, y por supuesto en la familia, deriva del éxito en el lugar secreto. Por su parte, el fracaso es el resultado del descuido de la vida de oración.

Observa la familia de David. Violación. Incesto. Rebelión. Asesinatos y muerte prematura. Una verdadera desgracia, pero todo después de que David pecara. Dios le había dicho: “¡Tu familia jamás tendrá paz!…”, 2º Samuel 12:10 (PDT). “La espada jamás se apartará de tu familia…”, 2º Samuel 12:10 (NVI). Una familia fragmentada y a la deriva como consecuencia de la desobediencia de un padre. Cuidado, David perdió su familia pero antes perdió a Dios en el lugar secreto. Hubo un momento en que su sensibilidad espiritual era tan aguda que el solo hecho de cortar el borde del manto de Saúl le hizo doler el corazón. Pero más tarde no parece haber sentido ningún escrúpulo al mirar a Betsabé con ojos llenos de lujuria. La vida espiritual de David se había debilitado y era menos consagrado que antes. No se puede explicar cómo un hombre apasionado por la presencia de Dios, cuya intimidad con el Señor fuera excepcional, se transformara en un adúltero y asesino a menos que se haya interrumpido antes la comunión. Esa transición entre ‘el hombre conforme al corazón de Dios’ y el ‘homicida’ resulta, de otro modo, inexplicable.

Ahora déjame mostrarte la familia de Juan el Bautista. El Espíritu Santo resalta la estrecha relación que sus padres tenían con Dios: “Había un sacerdote llamado Zacarías… su mujer… se llamaba Elizabet. Ambos eran realmente rectos ante Dios y llevaban una conducta intachable en conformidad con todos los mandamientos y órdenes del Señor”, Lucas 1:5-6 (Castillan). La atención bíblica está puesta en la fortaleza espiritual de Zacarías y Elisabet. La familia permaneció unida pese al estigma social que significaba ser estéril. Y su dependencia de Dios les atrajo la bendición: “Tu hijo… será grande a los ojos del Señor…, y lleno del Espíritu Santo aun antes de nacer”, Lucas 1:13-16 (NTV).

Ya no es una novedad: el propósito del diablo es destruir familias. ¿Y cómo lo hace? Rompiendo la unidad. Pero lo que la gente no sabe es que la unidad es un derivado de la comunión con Dios. La unidad familiar solo es posible si cada uno de sus integrantes se mantiene unido a Cristo. Jesús oró de la siguiente manera: “Te pido que se mantengan unidos… para eso deberán permanecer unidos a mí…”, Juan 17:21-22 (TLA). Cuando te pones de acuerdo con Dios y comienzas una vida de intimidad vibrante con Él el resultado es la unidad en tu matrimonio y en tu familia. Si te alineas con el cielo, la unidad en la tierra estará garantizada. ¿No lo crees? Observa la familia de Jesús. Antes de que muriera, su familia estaba en crisis, ya que sus hermanos no creían en él (Juan 7) pero después de que todos ellos se volvieran a Dios la familia se unió: “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos”, Hechos 1:14. La comunión de cada uno de ellos con Dios trajo la bendición familiar y la llenura del Espíritu Santo. Dios es un Dios de bendiciones familiares pero hay bendiciones retenidas que solo serán liberadas cuando invirtamos en el desarrollo espiritual de la familia.

La dependencia de Dios es la clave para tener una familia exitosa. ¡Pruébalo! Somos capaces de cruzar el país si fuera necesario y pagar sumas abultadas de dinero en busca de un consejo que pueda reavivar nuestro matrimonio o salvar nuestra familia, pero no somos capaces de seguir el consejo bíblico de volvernos a Dios. Quizás digas: “toda mi casa sirve a Dios” y creas que este mensaje es solo para los inconversos. Esa era la forma en la que razonaba el pueblo de Israel tras el exilio. Dios les dijo: “Regresen a mí…”, Zacarías 1:3 (NTV). No podían entender por qué Dios les pedía semejante cosa: “… ¿Cómo podemos volver cuando nunca nos fuimos?”, Malaquías 3:7 (NTV). ¿Por qué razón Dios pide que sus hijos vuelvan a Él cuando lo están sirviendo dos veces al día, los siete días de la semana? ¿Sabes por qué? Porque se puede servir pero lejos de Dios. Hay quienes confunden y creen que servir para Dios es lo mismo que servir a Dios. El gran error de los pastores y líderes es creer que ministrar al pueblo del Señor es servirlo a Él. Los israelitas ofrecían holocaustos, traían sacrificios, ofrendaban y adoraban, pero sin tener comunión con Dios. Este principio es demasiado importante y necesitamos remarcarlo. El secreto de una familia con futuro radica en la relación con Dios de cada uno de sus miembros. Cuanto más cerca estén de Dios, más cerca estarán el uno del otro. ¡Muéstrame un matrimonio que crece en su relación con Dios y te mostraré un matrimonio con un esplendoroso futuro!

Es hora de volver al diseño original. La familia que se levanta sobre la base de la dependencia del Espíritu Santo tiene futuro. ¿Ya cuentas con un lugar en el que te encuentras diariamente con Dios? ¡Deberías tenerlo! ¿Tomas tiempo para orar con tu familia? ¡Es imprescindible que lo hagas! Disfrutar de un matrimonio como el de Zacarías y Elizabet e hijos grandes delante de Dios y llenos del Espíritu Santo como Juan el Bautista tiene su costo. La buena noticia es que todo el que se lo proponga puede pagarlo ya que no se trata de dinero sino de consagración.

En febrero del año 2015 comenzó en nosotros un proceso de purificación como nunca antes habíamos experimentado. Se despertó un deseo por buscar a Dios y amarlo a Él más que a sus regalos. El primer pecado del que tuvimos que arrepentirnos fue de la escasa vida de oración que teníamos. No estoy hablando de una ‘flaca vida de servicio’ porque vivíamos predicando y ministrando en todas partes.

1) Las primeras palabras de nuestro día son de adoración y gratitud a Dios.

2) Tenemos una cita con Dios todos los días del año y nunca la cancelamos desde el 2015 aun cuando viajamos. Hemos levantado la carpa del encuentro debajo de una manta en los aviones, en la escalera de emergencia de algún hotel o al aire libre en medio de un bullicioso mar de gente en los aeropuertos.

3) Oramos juntos. Cuando el rey Ezequías supo que le habían declarado la guerra fue al templo a orar pero no lo hizo solo sino que se unió al profeta Isaías: “El rey Ezequías y el profeta Isaías clamaron al cielo en oración”, 2º Crónicas 32:20 (BAD). ¿Y qué sucedió? “El Señor… salvó… a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén… de todos sus enemigos…”, 2º Crónicas 32:21-22 (BAD). Practicamos el principio del acuerdo: “Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”, Mateo 18:19-20 (NVI). Deuteronomio 32:30a dice: “¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos hacer huir a diez miles?”. El diablo se aprovechará de cualquier oportunidad que tenga para romper el acuerdo entre ustedes.

4) La cita es a primera hora de la mañana. ¿No ha dicho el Señor: “…Me hallan los que temprano me buscan”, Proverbios 8:17? La palabra temprano hace referencia no solo a horario sino a prioridad. Es decir, levantarse temprano PERO PARA ORAR. Una persona podría madrugar para estudiar o terminar un proyecto de trabajo y luego dedicarse a la oración. Seguiría siendo temprano, pero orar no sería lo primero que hiciera en el día. Dios no acepta otra cosa que no sea lo primero y lo mejor aun cuando esto sea tiempo. Para David Dios era su primera ocupación: “Me levanto temprano, antes de que salga el sol; y clamo…”, Salmo 119:147 (NTV). Los grandes personajes bíblicos eligieron cuidadosamente el momento del día para orar y no creo haya sido casualidad. Job (Job 1:5), Abraham (Génesis 22:3-5), Moisés (Éxodo 33:7-9) y David (Salmo 63:1) entre otros, madrugaban para encontrarse con Dios. Sin embargo, nuestro máximo ejemplo fue Jesús quien se levantaba muy temprano para orar: “De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario.

5) Practicamos la mayor cantidad de disciplinas espirituales. Aposento alto todos los martes a las 6 con la iglesia y los jueces con los pastores. Ayunas los jueves. Dios a veces otorga mayor bendición en una disciplina espiritual que en otra. El eunuco había ido a Jerusalén a adorar, pero Dios se reveló cuando leía la Palabra en su propio carro, Hechos 8:27-28. Cristo se reveló a los apóstoles mientras partían el pan, Lucas 24:31 y se unió a los discípulos camino de Emaús cuando estos conversaban acerca de la cruz, Lucas 24:14.