Almacén saludable 06/01/19 (#1021)
José Luis Cinalli - 06/01/19
Almacén saludable
“Yo soy la vid… y mi Padre es el labrador. Él corta de mí toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto, para que den aún más… Los que permanecen en mí… producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada… si ustedes permanecen en mí… pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido! Cuando producen mucho fruto… le da mucha gloria a mi Padre… Les he dicho estas cosas para que se llenen de mi gozo; así es, desbordarán de gozo…”, Juan 15:1-11 (NTV).
El tema central de este pasaje es la comunión con Cristo. Jesús espera que sus discípulos estén unidos y arraigados en Él y prometió grandes bendiciones para quienes lo hagan:
1) Tendrán una vida fructífera. “Cualquiera que viva en mí… producirá una gran cantidad de frutos, pero separado de mí nadie puede hacer nada…”, Juan 15:5 (NT BAD). Advierte las palabras cualquiera y nadie. Cualquiera que permanezca unido a Jesús llevará frutos en abundancia. La promesa no es para los pastores o quienes tengan un doctorado o título universitario, ni siquiera para quienes ostentan dones extraordinarios. El Señor promete una vida fructífera a cualquiera, ¡a cualquiera que viva unido a Él! El apóstol Pablo dijo: “Sean unidos… a Aquél que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios”, Romanos 7:4 (NBLH). No confundamos frutos con actividad. Nuestra carne no tiene problemas de hacer cosas para Dios, lo que no quiere es sujetarse a Él. Servir para Dios sin haber estado con Él es servicio en la carne que el Señor no bendice. Jesús dijo que NADIE puede dar frutos sin estar unido a Él. Nadie es nadie. No importa si es pastor o presidente de la asociación de pastores. No interesa si tiene a cargo mil iglesias o es el líder de la denominación. Si no está unido a Cristo no podrá hacer nada. Hermano y amigo, las puertas no se abren presentando títulos o exponiendo cargos eclesiásticos. Los contactos no sirven. Las cartas de recomendación son basura si confías solo en ellas para ser promocionado. La única credencial válida es ser conocido por Jesús. ¡Enciérrate con Jesús y verás cómo tu vida se vuelve una bendición para la humanidad!
El Señor aclaró perfectamente que su Padre es el labrador, cuyo trabajo es cortar y podar: “Él corta de mí toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto, para que den aún más”, Juan 15:1-2 (NTV). El Padre, no el diablo, es quien separa de Cristo a los que no producen frutos para luego ser arrojados al fuego: “El que no permanece en mí es desechado como rama inútil y se seca. Todas esas ramas se juntan en un montón para quemarlas en el fuego”, Juan 15:6 (NTV). ¡Fruto o fuego! Llevamos frutos o nos arrojan al fuego. No hay demasiadas opciones. Nos cuesta aceptar la idea de que es Dios mismo quien separa de Cristo al que no produce frutos y, ¿sabes por qué? porque generalmente percibimos a Dios como un abuelito cariñoso e indulgente cuya obligación es mimarnos y bendecirnos. Lo imaginamos como alguien que disimula el pecado y que solo tiene en cuenta nuestros mejores esfuerzos. ¡No existe un Dios así! Claro que Dios es amoroso, tierno y compasivo pero también es santo. Él visita el pecado con juicio y si Jesús dijo que el Padre es un labrador que tiene una podadora en la mano para cortar, más vale que empecemos por creerlo. ¿Alguien sabe decirme cuánto tiempo tolerará Dios una vida sin frutos? ¿Tú qué crees? ¿Estamos para ser podamos o para ser cortados?
Si la esterilidad hace que el Padre nos separe de Cristo deberíamos saber en qué consiste el fruto que Dios quiere que demos. Pablo dijo: “La clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio…”, Gálatas 5:22-23 (NTV). También dijo: “Quiero que entiendan lo que realmente importa… que estén siempre llenos del fruto de la salvación —es decir el carácter justo que Jesucristo produce en su vida —porque esto traerá mucha gloria y alabanza a Dios”, Filipenses 1:10-11 (NTV). Al igual que Pablo, Jesús dijo que llevar una vida fructífera honra al Padre: “Cuando producen mucho fruto… le da mucha gloria a mi Padre”, Juan 15:8 (NTV). “Mucho fruto… mucha gloria”. Se nos ha hecho creer que fruto es sinónimo de éxito, prosperidad, progreso y mucha actividad. En realidad llevar frutos tiene que ver más con el desarrollo de una vida parecida a la de Cristo que con una vida repleta de actividades y logros humanos. Para llevar frutos hay que estar unidos a Cristo, y para eso, hay que pasar mucho tiempo con Él. Como siempre, el secreto está en el lugar secreto.
2) Sus oraciones serán contestadas. “Si ustedes permanecen en mí… pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido!”, Juan 15:7 (NTV). El gran secreto para que nuestras oraciones sean contestadas es permanecer unidos a Jesús. No existen fórmulas mágicas. El nombre de Jesús sirve siempre que vivas tu vida unida a la de Él. El ayuno ayuda siempre que no lo practiques como una mera dieta. Las disciplinas espirituales son un medio para tener mayor comunión con el Señor, y cuando eso sucede nuestras oraciones comienzan a ser contestadas. Ahora bien, hay que tener mucho cuidado porque podemos creer que estamos en Cristo cuando concurrimos a una iglesia o hacemos algo para Él. El permanecer en Cristo tiene que ver con llevar frutos y con obedecer sus mandamientos. “Cuando obedecen mis mandamientos, permanecen en mi… así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”, Juan 15:10 (NTV). Jesús obedeció fielmente los mandamientos del Padre. A eso llamó “permanecer”. Nosotros hemos aceptado la idea de que podemos ignorar algunos mandamientos sin afectar nuestra relación con Dios. Sin embargo para Jesús permanecer significó obedecerlos a todos. La obediencia tiene mala fama entre los creyentes hoy en día. No existe un mandamiento que sea más importante que otro. Congregarnos es tan importante como orar y ayunar tan relevante como no mentir.
3) Disfrutarán de abundante gozo. “Les he dicho estas cosas para que se llenen de mi gozo; así es, desbordarán de gozo”, Juan 15:11 (NTV). Según Pedro el gozo que se promete es “profundo, glorioso e indescriptible”, 1ª Pedro 1:8 (NT BAD). ¿Sientes un gozo así? Si tu respuesta es “no” entonces no estás unido a Cristo como crees estarlo. ¿Por qué conformarnos con una vida chata e insípida? ¿Por qué hacer negocios con Satanás comprando productos adulterados para satisfacer nuestro deseo de felicidad? ¡Qué mentiroso es el diablo! Nos hace creer que necesitamos algo para ser felices. Para algunos será la pareja y para otros será el hijo, las vacaciones, la moto o el auto. Siempre estamos detrás de algo que promete llenarnos por completo. ¿Lo has visto? Ahí está el muchacho o la chica amargada, deprimida y bajoneada esperando una pareja que la haga feliz. Y ahí están los casados aceptando la mentira del diablo de que no son totalmente felices porque les falta un hijo y viven sin vivir porque todavía no tienen uno. ¿Y qué me dices de aquellos que viven de un sueldo? El diablo se encarga de decirles que si fueran independientes o tuvieran un título serían felices. Entonces hipotecan su familia y su vida en la búsqueda de un buen pasar económico. Así trabaja el diablo, siempre te hace ver que la felicidad está en lo que no tienes. Y aunque al fin logramos esas cosas la alegría es efímera. Porque no son las cosas las que producen gozo profundo, glorioso e indescriptible sino solo la amistad con Dios. Jesús dijo: “Si permanecen en mi… desbordarán de gozo”, Juan 15:7-11 (NTV). ¿Llegará el día en lo creamos?
A veces pienso que el mundo es como un gran shopping gerenciado por el infierno. Su propósito es alejarnos de Dios ofreciéndonos productos que prometen saciar nuestra sed de felicidad. Pero esos productos son nocivos para nuestra vida espiritual. Son como aquellos artículos promocionados como saludables pero al leer la lista de ingredientes te das cuenta que no lo son en absoluto. Uno asume que son buenos porque los estás comprando en un negocio cuyo cartel dice: “almacén saludable” y los productos expuestos en las góndolas tienen títulos despampanantes que prometen darte energía y llenar de vitalidad todo tu cuerpo. A nosotros nos ha pasado muchas veces. Una vez compramos leche vegetal. Decía: “leche de almendras activadas. Orgánica”. Después de haber tomado la última gota de la caja tuvimos la curiosidad de saber qué decía la etiqueta. Grande fue nuestra sorpresa al descubrir que las almendras constituían solo el 7% del producto. El 93% de la leche que habíamos tomado no era de almendras activadas sino de arroz. ¿Seguiremos comprando en el shopping de la mentira o aceptaremos que el único camino para sentirse pleno y realizado es teniendo una vida íntima de comunión con Dios? ¡Activa tu carpa del encuentro! ¡El Señor espera por ti para llenarte de su gozo!