Las cosas se usan, no se aman 28/07/19 (#1050)

Episode 51,   Jul 29, 2019, 12:14 AM

Pastor José Luis Cinalli
28/7/2019
Las cosas se usan, no se aman
 
La forma en la que una persona utiliza su dinero prueba su madurez espiritual. Si nuestro tesoro es Dios, el estado financiero lo reflejará. ¿Te acuerdas del joven rico?, Marcos 10:17-24. Quería saber cómo entrar al cielo. Jesús le dijo que destronara de su corazón al dios dinero y colorara allí al Dios de los cielos. El joven no aceptó la propuesta. Su lealtad a Mammon era tan fuerte que prefirió perderse en el infierno. Jesús dijo: “¡Cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!”, Marcos 10:24. Veamos a continuación siete principios espirituales acerca del dinero:
 
1.     Dios es el dueño de todo. “Toda la tierra me pertenece”, Éxodo 19:5 (NTV). “…Mío es el mundo entero y todo lo que hay en él”, Salmo 50:12 (NTV). Dios jamás le ha transferido al hombre el derecho de propiedad de alguna de sus cosas. ¿Cómo es entonces que decimos “mi casa”, “mi auto” y “mi terreno”? Créeme, de aquí a un tiempo alguien más lo llamará “mi auto”, “mi casa” y “mi terreno”. Ah, y no te olvides que Dios también es dueño del dinero que crees que te pertenece. Él dijo: “La plata es mía y el oro es mío”, Hageo 2:8 (NTV). Por lo tanto no digas: “¿cuánto de mi dinero tendría que darle a Dios?”, sino: “¿cuánto de su dinero debería quedarme yo?”. No tenemos el derecho de exigir que Dios nos devuelva lo que le damos porque nada es nuestro. ¡Todo es de Él! “¿Quién le dio primero, para que Dios tenga que devolvérselo?”, Romanos 11:35 (BLA). “¿Quién me ha dado algo para que tenga que pagárselo? Todo lo que hay debajo del cielo es mío”, Job 41:11 (NTV). Dios es tan bueno que podemos suplir nuestras necesidades mientras administramos lo que le pertenece, sin olvidar que nuestra principal responsabilidad es utilizar SUS bienes para beneficiar SUS intereses.   
 
2.     Ofrendar es un acto de adoración. Refiriéndose a las ofrendas Pablo dijo: “… Son un sacrificio de olor fragante aceptable y agradable a Dios”, Filipenses 4:18 (NTV). Llevarle a Dios una ofrenda en cada servicio de adoración no es legalismo sino obediencia. Nosotros lo hacemos aun en los servicios de oración de los martes a las seis de la mañana: Dios dijo: “Nadie podrá presentarse ante mí sin una ofrenda”, Éxodo 23:15 (NTV), Deuteronomio 16:16. Para que siempre puedas ofrecerle a Dios te recomiendo que des parte de la ofrenda total cada semana en lugar de ofrecerla entera el domingo siguiente al día de pago. Coloca en un sobre especial el dinero que le pertenezca a Dios y de allí saca cada vez que vas a un culto de adoración. De esa manera siempre tendrás para ofrendar.
 
3.     Dar sin esperar nada a cambio es la forma bíblica para dar. Nunca es un mal negocio darle a Dios. En cierta oportunidad el Señor le pidió a Pedro su bote para enseñar a las multitudes. Aunque Pedro dio sin esperar nada a cambio, Jesús ‘pagó’ por el préstamo. ¿Cuánto valió el uso de la barca para una hora de predicación? Dos botes llenos de peces, Lucas 5:4-7. ¡Dios pagó el préstamo con intereses! Tengo otro ejemplo. ¿Te acuerdas del niño que le dio a Jesús dos panes y cinco peces? El Señor los multiplicó y comieron más de diez mil personas, Juan 6:1-12. ¿Y qué se hizo con lo que sobró? La Biblia no lo dice, pero no es descabellado pensar que Jesús se lo haya regalado al niño. Aunque damos solo por el placer de agradar a Dios el servicio que le ofrecemos siempre es bien recompensado. Es nada comparado con la desproporcionada recompensa que recibimos a cambio. Nuestro Dios es extravagantemente generoso.
 
4.     La administración del dinero determina cuántas riquezas espirituales Dios nos confiará. Antes de confiarnos sus invalorables tesoros espirituales Dios nos prueba dándonos dinero, algo de mucho menos valor: “Mis dones son mejores que el oro… Lo que tengo para ofrecer vale más que… la plata, Proverbios 8:19a (NTV) y 19 (TLA). Si superamos la prueba administrando sabiamente los bienes (y eso incluye el ofrendar de nuestro dinero para extender el reino de Dios) entonces Dios nos confiará sus tesoros espirituales como son dones y ministerios: “Y, si no son confiables con las riquezas mundanas, ¿quién les confiará las verdaderas riquezas del cielo?”, Lucas 16:11 (NTV). El liderazgo es un bien espiritual que vale más que las riquezas materiales de esta vida. ¡Valóralo!
 
5.     Dios espera que demos por amor. “Quiero que… sobresalgan en este acto bondadoso de ofrendar… pongo a prueba qué tan genuino es su amor…”, 2ª Corintios 8:7-8 (NTV). Supongamos que en el día de nuestro aniversario de casados le obsequio a mi esposa un hermoso ramo de flores. Ella agradecida dice: “no deberías haber gastado ese dinero”. Yo podría decirle: “hoy es un día especial y yo tengo la obligación de regalarte algo”. ¿Cómo crees que se sentiría? Probablemente me tiraría el ramo por la cabeza. Pero qué diferente sería la reacción si yo le dijera: “es que te amo, no podía haber gastado el dinero de una mejor manera”. El mismo dinero. El mismo regalo. Pero un regalo está motivado por el deber, y el otro por el amor. El motivo hace toda la diferencia. Pablo dijo que debíamos dar pero no “con tristeza ni porque lo obliguen, porque Dios ama al dador alegre”, 2ª Corintios 9:7 (NT-BAD). Dios quiere que disfrutemos ofrendar y que lo hagamos por el gran amor que le tenemos.
 
6.     Hay que darle a Dios primero. “El primer día de la semana, cada uno de ustedes aparte y guarde algún dinero conforme a sus ingresos…”, 1ª Corintios 16:2 (NVI). Se nos dice que ofrendemos “el primer día de la semana”. Eso no significa que no podamos hacerlo en otro momento, pero la idea es que ofrendemos como un acto de adoración en medio de una reunión pública de adoración. Luego dice “cada uno de ustedes”, lo que incluye a todos, incluso a los pastores. Por otra parte, no podemos excusarnos de ofrendar bajo el argumento de que ofrendamos nuestro tiempo o nuestros talentos. Finalmente dice “conforme a sus ingresos” o “según haya prosperado” (NBLH). Uno podría ofrendar una suma igual o un porcentaje de los ingresos. La diferencia es muy grande porque al ofrendar un porcentaje la ofrenda aumenta a medida que aumentan los ingresos. Y creo que este es el sentido que le da Pablo cuando dice “conforme a sus ingresos”. Pero aun cuando ofrendemos un porcentaje lo ideal sería aumentarlo a medida que pasa el tiempo. Sería una evidencia de que nuestra vida espiritual está creciendo.
 
7.     No todas las bendiciones están en el reino material. “Den… y Dios les dará… lo que necesiten, Lucas 6:38 (TLA). “Dios ama a la persona que da… y… proveerá con generosidad todo lo que necesiten…, 2ª Corintios 9:7-8 (NTV). Las cosas que necesitamos no son solo terrenales y materiales. ¿Cuántas personas viven sin ninguna necesidad material pero están hambrientas de bienes espirituales como amor, gozo, paz, esperanza y bienestar interior? Cuidado con subestimar las bendiciones espirituales. Por otra parte solo Dios sabe cuántas de esas bendiciones prometidas son para esta tierra y cuántas para cuando estemos en el cielo: “Recibiremos las bendiciones que Dios tiene guardadas… en el cielo. Estas bendiciones no se arruinan, ni se destruyen, ni pierden su valor”, 1ª Pedro 1:4 (PTD). “…Hagan el bien… den con alegría… Si así lo hacen, estarán acumulando un tesoro en el cielo…”, 1ª Timoteo 6:18 (PDT). En ningún lugar de la Biblia encontrarás la promesa de que Dios nos llenará de grandes riquezas y posesiones materiales, pero sí de las riquezas del corazón. Pablo dijo que “seremos enriquecidos en todo sentido”, 2º Corintios 9:11 (NTV). De todas las riquezas espirituales con las que somos bendecidos existe una que sobresale a todas: Dios mismo: Jehová es la porción de mi herencia… es hermosa la heredad que me ha tocado”, Salmo 16:5-6. “Mi porción es Dios para siempre”, Salmo 73:26. Pero también se dice que “la porción de Jehová es su pueblo”, Deuteronomio 32:9. Qué cosa maravillosa: el cristiano es la posesión de Dios y Dios es la posesión del cristiano.  
 
Una consideración final. Todo el mundo quiere nuestro dinero, el diablo más. Ten presente que Satanás hará todo lo posible para que nuestro dinero no financie la obra de Dios. ¿Y cuál es su oferta? Dinero a cambio de personas o, dinero a cambio de la vida eterna. En Génesis 14 se registra el encuentro entre Abram y el rey de Sodoma. Sus habitantes eran hijos de Belial. El rey de este pueblo (que representa a Satanás) vino al encuentro de Abram para hacerle una propuesta: “Dame las personas, y toma para ti los bienes”, Génesis 14:21. La propuesta sigue vigente y muchos aceptan, por ejemplo quienes pierden sus familias porque las cambian por el trabajo. Pero también existen personas que están dispuestas a perder el cielo antes que serle desleal al dios Mammon, como el joven rico. Prefirió los bienes de esta tierra antes que la vida eterna. ¿Te perderías el cielo por los bienes de este siglo? “¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma?¿Hay algo que valga más que tu alma?, Mateo 16:26 (NTV). ¿Cuánto tiempo y esfuerzo hemos despilfarrado persiguiendo las cosas de esta vida en lugar de haber invertido en la obra de Dios? Dispongamos en nuestro corazón vivir y utilizar los bienes terrenales y toda prosperidad financiera para el propósito más sublime: engrandecer el nombre de Dios y extender su reino.