Lo mejor está por venir 13/10/19 (#1061)

Episode 63,   Oct 14, 2019, 12:31 AM

José Luis Cinalli
13/10/2019
Lo mejor está por venir
 
“… El día en que uno muere es mucho mejor que el día en que uno nace”, Eclesiastés 7:1 (PDT). “… Están mejor los que ya murieron que los que todavía están vivos”, Eclesiastés 4:2 (PDT).
 
Todo esto tiene sentido solo para quienes tienen una viva esperanza en el cielo. Pablo dijo: “Para mí… el morir es ganancia (Filipenses 1:21) porque había estado en el cielo y había visto la morada de Dios, 2ª Corintios 12:2. Pedro agregó: “… Esperamos con entusiasmo los cielos nuevos”, 2ª Pedro 3:13 (NTV). A lo largo de los siglos los creyentes han vivido con una gran expectación por lo eterno, cosa que no sucede con la iglesia de hoy en día. Los mensajes tienen un fuerte énfasis en el éxito personal y en el aquí y ahora. Hemos olvidado que nuestro Salvador y nuestra familia espiritual están en el cielo. Nuestro tesoro, nuestra herencia y nuestro hogar también están en el cielo. Recuperemos la perspectiva eterna ya que viajamos hacia la ciudad celestial. Reflexionemos acerca de lo que haremos en el cielo:
 
1.     Adoraremos. “Vi… a otro ángel que… llevaba el evangelio eterno para anunciarlo a los que viven en la tierra… — Teman a Dios —decía a gran voz—, alaben… y adórenlo…”, Apocalipsis 14:6 (NVI) y 7 (NT-BAD). El evangelio eterno es aquel que llama a la gente a temer y adorar a Dios. El evangelio que apunta a acariciar el ego del hombre no es el verdadero evangelio. Veamos algunas escenas de adoración: “Contemplé en el cielo… Veinticuatro ancianos se postraban en adoración delante del que vive eternamente…”, Apocalipsis 4:1-10 (NT-BAD). “… Los veinticuatro ancianos se postrarony dedicaron al Cordero un nuevo canto que decía así: “Eres digno… porque… con tu sangre nos compraste para Dios…”, Apocalipsis 5:8-9 (NT-BAD). “… Vi… gente de todas las naciones… Ellos se inclinaron hasta el suelo… y adoraban a Dios…”, Apocalipsis 7: 9-11 (PDT). “Oí en el cielo… el canto de un coro… Aquel formidable coro de ciento cuarenta y cuatro mil voces estrenó un maravilloso cántico frente al trono de Dios…, Apocalipsis 14:2-3 (NT-BAD). Advierte este hecho. Los 144.000 cantaban un himno nuevo pero “los que vencieron a la bestia… cantaban la canción de Moisés…”, Apocalipsis 15:2-3 (PDT). ¿No te parece asombroso? La canción que Moisés cantó cuando cruzaron el mar rojo (Éxodo 15:1-18) se entonaba en el cielo. ¿Sugiere esto que cantaremos canciones escritas en la tierra y canciones escritas en el cielo? Jesús cantó con sus discípulos (Marcos 14:26) y el apóstol Pablo dijo: “Cuando se reúnan, canten… y… alaben a Dios… de todo corazón…”, Efesios 5:19 (TLA). En el cielo alabar, cantar y adorar no será una obligación, será un deleite; no será una responsabilidad sino un privilegio. Adoraremos sin distracciones. Ahora bien, adorar no es sinónimo de cantar. “En mi iglesia comenzamos con adoración y luego viene la predicación” o “este hermano es el encargado de la adoración” y te presentan a la persona que dirige las canciones. La adoración incluye la música pero es mucho más que eso. Incluso se ha confundido la adoración con un estilo musical y se cree que las canciones rápidas son de alabanzas y las lentas de adoración. Nada que ver. La adoración es un estilo de vida que agrada a Dios: “… Dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se le debe adorar, Romanos 12:1 (TLA). Una vida dedicada a servir y a agradar a Dios. Esa es la clase de adoración que Él espera que le rindamos. ¿Lo estamos haciendo?
 
2.     Reinaremos con Cristo. “… Al final, el reino será entregado al pueblo santo del Altísimo y los santos gobernarán por siempre y para siempre, Daniel 7:18 (NTV). “… Todo el poder y todos los reinos de la tierra estarán en manos de los santos de Dios. Ellos gobernarán para siempre…”, Daniel 7:27 (PDT). Pablo dijo: “¿Ignoran acaso que un día los cristianos van a… gobernar el mundo?”, 1ª Corintios 6:2 (NT-BAD). “… A los que se mantengan hasta el final haciendo lo que me agrada, les daré autoridad sobre las naciones, Apocalipsis 2:26 (NT-BAD). “… Sus siervos… reinarán durante toda la eternidad, Apocalipsis 22:3-5 (NT-BAD). “… Tenemos… una herencia que está reservada en el cielo…”, 1ª Pedro 1:4 (NTV). ¿En qué consiste esa herencia? Entre otras cosas, será un reino para gobernar: “Yo mismo les concedo un reino…”, Lucas 22:29 (NVI). “… Dirá el Rey… reciban su herencia, el reino preparado para ustedes…”, Mateo 25:34 (NVI). ¿Y qué haremos en particular? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que en el cielo nadie estará de balde. Jesús dijo: “Bien hecho, mi buen siervo fiel… te daré muchas más responsabilidades...”, Mateo 25:23 (NTV). No es bíblica la imagen de un santo sentado en una nube tocando el arpa. No pasearemos por las calles de oro haciendo nada. El Señor nos dará una esfera de responsabilidad, autoridad y gobierno en su reino. Y nuestra responsabilidad en el cielo será proporcional a nuestra fidelidad y productividad espiritual en esta vida. Jesús le dijo al siervo fiel y productivo: “…Como recompensa serás gobernador de diez ciudades”, Lucas 19:17 (NTV). En cambio, al que produjo poco le dijo: “…Serás gobernador de cinco ciudades”, Lucas 19:19 (NTV). ¿Y te acuerdas que le sucedió al siervo que no produjo nada? “En cuánto a este sirviente inservible, ¡échenlo en las tinieblas afuera, donde la gente llorará y crujirán los dientes!”, Mateo 25:30 (Kadosh). Advierte la recompensa de los siervos. Unos recibieron más que otros y el que no produjo fue arrojado a las tinieblas. ¡La manera en la que invertimos nuestra vida en la tierra determina el tesoro que tendremos en el cielo! Dios nos ha confiado un servicio, un ministerio, una responsabilidad. ¿Estamos siendo fieles y glorificando a Dios con ellos? Servir a Cristo es el más grande privilegio. ¿Cómo es entonces que muchos lo abandonan, lo postergan o lo cambian por algo de menos valor? Peor aún, ¿qué sucederá con aquellos que son irresponsables con lo que se les confió? “En cuánto a este sirviente inservible, échenlo en las tinieblas…”, Mateo 25:30 (Kadosh). Es hora de evaluarnos. ¿Cómo es que cualquier cosa se interpone en nuestro servicio para Dios? Una nueva relación, un nuevo trabajo, un hijo, un sueño y el servicio queda postergado. ¡Cristo merece mucho más de nosotros!
 
Volvamos al tema de la recompensa. Jesús dijo que nuestra herencia incluye un reino. Pero hay más. El Señor nos ofrece consuelo: “… Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso”, Mateo 11:28 (NTV). Además nos promete compensación: “… Dichosos ustedes que ahora pasan hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes que ahora lloran, porque luego habrán de reír. Dichosos ustedes cuando los odien, cuando los discriminen… y los desprestigien… Alégrense en aquel día… pues… les espera una gran recompensa en el cielo, Lucas 6:21-23 (NVI). Jesús promete recompensarnos en el cielo por las aflicciones y privilegios perdidos en esta tierra. Jesús dijo que un día reiremos. Es posible que una enfermedad o un accidente te impidan disfrutar de muchas cosas lindas. Pero en el cielo eterno nuestros cuerpos serán perfectos y gozaremos lo que acá no pudimos. La separación de un ser querido puede ser una experiencia brutal y devastadora pero no será para siempre. Pronto te reencontrarás con él. No te quedes con la mentira de que esta vida te privó de cosas maravillosas. Cuántas personas viven revolcándose en los recuerdos dolorosos del pasado creyendo que no tienen futuro. Hermanos, la vida está por delante y no atrás. Tus peores días se transformarán en los mejores. Esta vida presente no puede ser mejor que la que viviremos en el cielo con Dios. Entonces, mira hacia adelante: “La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud”, Proverbios 4:18 (NVI).  ¿Y qué de aquellos cristianos que experimentan desilusión y sufren pérdida en su servicio a Dios? ¡La pérdida será temporal, pero las ganancias son eternas! Piensa en las personas que tienen ciertas limitaciones físicas o mentales, que no gozan de buena salud o han sufrido experiencias traumatizantes. Si no tenemos una perspectiva eterna creeremos que esas personas se perdieron lo mejor de la vida. Nada que ver. Para un cristiano lo mejor está por venir. ¡La vida feliz que Dios siempre quiso que tuviéramos la viviremos en el cielo!  
 
Una breve reflexión final. Todas estas promesas de consuelo, felicidad y compensación son para los cristianos. Las personas que rechazan a Cristo en esta vida no pueden esperar nada bueno en la otra. Esas personas tendrán sus ‘mejores momentos’ solo en esta tierra pues en la otra vida vivirán para sufrir, atormentadas y alejadas de Dios. Si tu tesoro está en la tierra entonces cada día que pasa te alejas más de él. Pero si tu tesoro está en el cielo entonces cada día te acercas más a él. ¿Dónde está tu tesoro? Si vives para honrar a Dios entonces no has vivido lo mejor todavía. La revelación de un mundo de maravillas que nace de la presencia de Dios todavía no ha llegado. Acepta a Cristo como Señor y Salvador y ese mundo maravilloso de gozo y felicidad eterna será tuyo. Ten fe. ¡Nuestra más grande esperanza no está en este mundo sino en el venidero!