En el cielo, ¿habrá casamiento? 27/10/19 (#1063)

Episode 65,   Oct 28, 2019, 12:40 AM

José Luis Cinalli
 27/10/2019
En el cielo, ¿habrá casamiento?
 
“... El tiempo que nos queda es corto, y... no quedan demasiadas oportunidades de servir al Señor. Por tal motivo, los que tengan esposa deben dedicar el mayor tiempo posible al Señor, como si no la tuvieran. Ni la alegría ni la tristeza ni la prosperidad económica deben impedirnos realizar la obra de Dios... deben aprovechar bien las oportunidades de servir a Dios... porque el orden presente de este mundo está pasando”, 1ª Corintios 7:29-31a (NT-BAD) y 31b (RVA).
 
¿Habrá matrimonios en el cielo? Si fuéramos a estar casados, la pregunta es: ¿con quién? Parece fácil contestar esta pregunta pero no lo es, especialmente para aquellos que han tenido más de un matrimonio en esta vida. De algo estamos seguros: Dios no tolera la poligamia en la tierra y mucho menos lo hará en el cielo. El hombre que ha tenido varias esposas aquí abajo no las podrá tener a todas allá arriba. También es cierto que existen muchos matrimonios armónicos y felices cuyos integrantes no pueden imaginarse en el cielo de ninguna otra manera más que casados. La buena noticia es que esa hermosa relación que tienen en la tierra seguirá en el cielo pero ¿cómo amigos o como matrimonio? Las personas ya se hacían estas preguntas en la época de Jesús: “... Algunos saduceos fueron a ver a Jesús... y le presentaron este caso: ... había una vez siete hermanos. El primero se casó, y murió. Como no tuvo hijos, dejó su viuda al segundo hermano. Lo mismo le pasó al segundo... y así hasta el séptimo hermano. Después... murió... la mujer. Pues bien, en la resurrección, ¿de cuál de los siete hermanos será esposa esta mujer, si todos estuvieron casados con ella? Jesús les contestó: “... Cuando los muertos resuciten, los hombres y las mujeres no se casarán, pues serán como los ángeles que están en el cielo’”, Mateo 22:23-30 (DHH).  
 
Los saduceos de aquel tiempo no creían en la resurrección de los muertos, a diferencia de los fariseos que estaban convencidos de que en la próxima vida las personas tendrían el mismo status de relaciones que tuvieron aquí en la tierra. Es decir, si una persona estaba casada al momento de su muerte, seguiría estándolo en el cielo y con la misma persona. Jesús aclaró la situación diciéndoles que en el cielo no habrá matrimonios y que seremos cómo los ángeles. Los ángeles no se casan y no procrean. Quizás tú digas: “soy tan feliz en mi matrimonio. Amo a mi cónyuge. Es mi mejor amigo y un gran compañero”. Muy bien. Tendrás esa clase de relación por toda la eternidad y, ¡aún mejor! Es verdad que el matrimonio termina con esta vida, pero Jesús nunca insinuó que las relaciones entre las personas casadas vayan a terminarse algún día. Esa hermosa amistad que hoy disfrutas seguirá progresando en el cielo. No te olvides que un día nos reuniremos con nuestros seres queridos que murieron creyendo en el Señor, 1ª Tesalonicenses 4:14-17. Es decir que en el cielo continuaremos con las relaciones que teníamos aquí en la tierra, pero mejoradas. Porque esas relaciones serán perfectas. No habrá peleas, gritos, insultos, palizas ni abusos. Los padres ya no sufrirán al ver a sus hijos entregados al alcohol o las drogas. ¿Te imaginas caminando junto al que hoy es tu esposo/a disfrutando de una conversación sin peleas y sin discusiones? Y precisamente eso es lo que sucederá. En nuestro hogar eterno tendremos todas las cosas buenas de nuestros hogares terrenales, pero ninguna de las malas. Dios dijo que “enjugará toda lágrima de los ojos” (Apocalipsis 21:4) eso significa que será una relación sin lágrimas, sin dolor, sin tristeza y sin muerte. No habrá decepciones ni traiciones. Nadie dirá nada equivocado. Habrá amor perfecto, armonía perfecta, gozo perfecto y paz perfecta. Tendremos relaciones que nunca hemos tenido. En definitiva, las relaciones que tengamos en el cielo con las personas que hoy son nuestros amigos y parientes cristianos no serán peores que las que tenemos aquí en la tierra. ¡Serán mejores!
 
Salvo las bodas del Cordero (Apocalipsis 19:7-9) en el cielo no habrá matrimonios. Pablo dijo: “... El orden presente de este mundo está pasando, 1ª Corintios 7:31 (RVA). ¿Qué está pasando? La alegría, la tristeza, la prosperidad económica y el matrimonio, 1ª Corintios 7:29-31. El matrimonio pertenece a este mundo que está pasando. Y debido a que el final de todas las cosas está cerca vivamos esta vida “como si” fuera la próxima. El tiempo que nos queda es corto. “... Sabemos que se está haciendo tarde; el tiempo vuela. ¡Despertemos!...”, Romanos 13:11 (NT-BAD). Pablo quiere imprimir un sentido de urgencia en nuestros corazones. Por supuesto que podemos disfrutar de las maravillosas cosas que hemos recibido, como el matrimonio y la familia, pero sin enredarnos demasiado. No te sumerjas en todo aquello que está pasando. No hay nada sólido en esta vida. Y ya que el tiempo es corto sirvamos a Dios sin demora y sin distracciones. ¿Podría ser el matrimonio una distracción en nuestro servicio a Dios? Sí. Pablo dijo: “... Los que tengan esposa deben dedicar el mayor tiempo posible al Señor...”, 1ª Corintios 7:29 (NT-BAD). ¿Significa esto que debemos renunciar al matrimonio y descuidar las responsabilidades familiares? Nada de eso. Lo que el apóstol quiere decir es que pongamos a Dios por encima de todo, incluso de nuestro matrimonio. “... Nos queda poco tiempo. De aquí en adelante los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran algo, como si no lo poseyeran”, 1ª Corintios 7:29-30 (BAD).  La expresión “como si” indica que el creyente debe vivir en esta vida “como si” ya estuviera viviendo en la venidera. Dios y su obra deben ser una prioridad y las responsabilidades familiares no pueden ser una excusa para no servir a Dios.   
 
Se nos ha enseñado a no descuidar la familia. Y está bien. Pero siempre o casi siempre que alguien dice: “tengo que cuidar mi familia” te está diciendo “voy a dejar de servir a Dios”. Nunca piensa en abandonar algunas horas de trabajo o pasar menos tiempo con sus amigos. Lo primero que recorta es el servicio a Dios. La Biblia no nos pide que descuidemos nuestra familia, solo nos pide que no la pongamos por encima de Dios. Llama la atención que esas personas que creen que cuidar la familia significa abandonar el ministerio son las que nunca ponen límites a sus trabajos, profesiones e incluso a sus pasatiempos favoritos. En la semana le roban tiempo a la familia para dárselo al trabajo y luego, los fines de semana, le roban el tiempo a Dios para dárselo a la familia. Jesús dijo: “...Busquen primeramente el reino de Dios... y todas estas cosas les serán añadidas, Mateo 6:33 (RVC). Probablemente digas: el costo de vida es cada vez más alto, las necesidades familiares se multiplican o, éste es el tiempo de trabajar y ahorrar para el futuro. Probablemente sea cierto. Sin embargo, el Salvador tiene algo que decirte: “Todas esas cosas serán añadidas”. Nadie jamás sacrificó algo por la causa de Cristo y terminó perdiendo en esa transacción.
 
¿Cuál es la mejor manera de cuidar la familia? ¡Cuidando la relación con Dios! Todos aquellos que tuvieron una familia bendecida hicieron de la relación con Dios la prioridad de sus vidas. Repasa la historia y lo verás. El matrimonio de Adán y Eva no tenía fisuras y su familia era un ejemplo hasta el día en que descuidaron su mayor tesoro: la relación con Dios. Mientras la amistad con Dios se fortalecía, toda la familia vivía en un ambiente protegido; en cuanto la descuidaron, perdieron su lugar de privilegio y la familia se vino a pique. ¿Y qué me dices de la familia de David? Violación. Incesto. Rebelión. Asesinatos y muerte prematura. Una verdadera desgracia, pero todo después de que David destronara a Dios del primer lugar de su corazón. ¿Recuerdas a Ana? Vivía un tormento familiar. Rechazada y despreciada por toda la familia. Pero un día derramó su corazón y Dios le regaló un hijo. Ana fue bendecida, pero no se olvidó de Dios. Fue al templo y consagró a su hijo al servicio del Señor. ¿Y qué perdió por hacer eso? Nada. Al contrario. Dios la bendijo con cinco hijos más y una familia maravillosa. ¿En qué momento recibió el sacerdote Zacarías su más grande bendición en esta vida? Mientras servía a Dios: “Zacarías se encontraba sirviendo a Dios en el templo… y... se le apareció un ángel… que le dijo: —… Dios ha oído tu oración. Tu esposa… te dará un hijo… será grande a los ojos del Señor… y… lleno del Espíritu Santo…”, Lucas 1:8-15 (NTV). Ofrecer incienso a Dios era el acto más solemne de toda la liturgia, ya que el sacerdote se encontraba lo más cerca que un mortal podría de la presencia de Dios. Ahora bien, no todos los sacerdotes tenían ese honor, solo aquellos que salían sorteados y una vez en la vida. Era un privilegio del que participan muy pocos. Y fue ahí, cuando Zacarías servía cerca de Dios que su familia fue enormemente bendecida. Y así será también contigo. ¡Cuanto más cerca de Dios estés más bendecida será tu familia!  
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