La palabra imposible tiene poco valor cuando se tiene fe 09/08/2020 #1104

Episode 107,   Aug 09, 2020, 11:26 PM

Pastor José Luis Cinalli
 9/8/2020
La palabra imposible tiene poco valor cuando se tiene fe
 
“Examínense… para ver si están firmes en su fe, 2ª Corintios 13:5 (PDT).
 
La fe es la moneda en el reino de Dios. Con fe tus oraciones son contestadas (Marcos 11:24) y sin fe no recibes nada del Señor (Santiago 1:7). Si tienes fe en Dios vas al cielo (Juan 3:15) y sin fe tu destino eterno es el infierno, Juan 3:18. Con fe agradas a Dios (Hebreos 11:6) y sin fe el cielo no te suelta sus bendiciones (Mateo 21:22). Ya que la fe es fundamental para esta vida y la venidera necesitamos aprender todo lo que la Biblia tenga que decirnos acerca de ella. He aquí algunos principios escriturales:
 
1.     La fe atrae la prosperidad. Una viuda estaba a punto de perder a sus hijos por las deudas de su difunto esposo. Con el deseo de ayudarla el profeta Eliseo le ordenó echar aceite en las vasijas que lograra reunir. El milagro sucedió mientras echaba el aceite. En tanto hubiera vasijas para llenar, el aceite no dejaba de fluir. En cuanto se terminaron los recipientes “… cesó el aceite, 2º Reyes 4:6. La provisión de Dios estuvo limitada por la fe de la mujer. Si hubiera reunido más vasijas su bendición hubiera sido más grande. ¿No estás convencido de que la fe precede a la prosperidad? Observa entonces a los israelitas en Egipto. Antes de partir a la tierra prometida Dios les dijo: “… Irán a ver a sus vecinas egipcias… y les pedirán joyas de plata y de oro. También les pedirán ropa…”, Éxodo 3:22 (TLA). No fueron enviadas a pedir una vianda para el viaje sino a despojar a los egipcios de sus riquezas. Se necesitaba fe para hacer eso. Y por su fe se volvieron ricos de un día para otro. ¿Y qué me dices de los amigos de Daniel? Por la fe Dios los protegió del horno de fuego y además fueron promocionados en sus trabajos: “… Nabucodonosor les dio a los tres jóvenes puestos aún más importantes en el gobierno de Babilonia, Daniel 3:30 (TLA). Veamos ahora el ejemplo del rey Joaz. Preocupado por la guerra se apoyó en el consejo del profeta Eliseo, quien le ordenó golpear el piso con una flecha: “… Entonces el rey… golpeó el piso tres veces; pero el hombre de Dios se enojó… y exclamó: — ¡Tendrías que haber golpeado el piso cinco o seis veces! Así habrías vencido… por completo. Ahora saldrás vencedor solamente tres veces, 2º Reyes 13:18-19 (NTV). La victoria del rey dependía de su fe. Dios podría haberle dado la victoria definitiva sobre sus enemigos si hubiera tenido la fe suficiente, al igual que nosotros cuando levantamos el anexo de nuestro templo. Construimos un edificio de tres pisos. Más adelante quisimos edificar encima y ya no pudimos porque los cimientos no habían sido hechos para soportar más peso del que tenía. No nos faltó dinero, nos faltó fe. Aprendamos la lección: Dios está dispuesto a compartir sus recursos inagotables si tan solo tenemos fe.
 
2.     El tamaño de la fe no determina el tamaño de la bendición. Las personas creen que si tienen una gran fe la bendición será más grande. Los discípulos pensaban de la misma manera por eso le pidieron a Jesús que aumentara su fe, Lucas 17:5. Sin embargo Jesús tuvo que corregirlos y decirles que el problema no era la poca fe sino el hecho de que no tenían fe: Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a este árbol: “Desarráigate y échate al mar”, ¡y les obedecería!”, Lucas 17:6 (NTV). La gran lección a aprender es esta: ¡lo que te hace próspero no es tu gran fe sino tu fe en un gran Dios! Dios es infinitamente poderoso. Todopoderoso. Por lo tanto deja de ver lo que no puedes hacer y comienza a ver lo que Dios sí puede hacer: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”, Lucas 18:27.
 
3.     La fe agrada a Dios y la incredulidad lo pone de mal humor. “La fe es… necesaria para agradar a Dios…”, Hebreos 11:6 (CST). Dios se enojó con Moisés en dos oportunidades. La primera vez fue en Horeb cuando se le apareció para encomendarle la misión de ser el libertador de su pueblo, Éxodo 4:14. ¿Por qué se enojó? Porque Moisés no creía que Dios estaría con él para cumplir la misión. La segunda vez tuvo lugar cuando golpeó la roca, Deuteronomio 1:37. Dios le explicó la razón de su enojo: “… Puesto que ustedes no creyeron en mí…, Números 20:12 (RVC). Cuando Dios se enojaba con su pueblo se debía a la incredulidad. Dios les ordenó entrar a la tierra prometida y “El pueblo se negó a entrar… porque no creían la promesa de que Dios los iba a cuidar…”, Salmo 106:24 (NTV). Como consecuencia Dios no dejó que nadie entrara a la tierra prometida, Deuteronomio 1:35. “… Su enojo aumentó contra Israel, porque no le creyeron a Dios…, Salmo 78:21-22 (NTV). El precio que se paga por no creer siempre es muy alto: Moisés perdió la tierra prometida, su ministerio fue acortado y su vida terminó antes de tiempo; Israel debió quedarse 40 años en el desierto antes de entrar a la tierra de la promesa y posteriormente fue llevado en cautiverio: “… No creyeron en el Señor su Dios… Entonces el Señor se enojó muchísimo con Israel y los expulsó de su presencia…”, 2º Reyes 17:14-18 (PDT). ¡Qué alto resulta el precio de la incredulidad! 
 
4.     La fe no considera las circunstancias solo se enfoca en Dios. “Mantengamos fijos los ojos en… Jesús… iniciador y perfeccionador de nuestra fe”, Hebreos 12:2 (NT-BAD y BAD). Sin fe no podrás hacer nada de lo que Dios te pida. Y Dios no te pedirá algo que no requiera fe de tu parte. Dios le pidió a Noé que construyera un barco en un lugar donde nadie sabía qué significaba la palabra lluvia. Y lo hizo porque tenía fe. Dios le pidió a Moisés que fuera el libertador de su pueblo, Éxodo 3:10. La misión era humanamente imposible. ¿Cómo se enfrentaría al ejército más poderoso de la tierra? ¿De qué manera cruzaría el mar rojo? ¿Cómo alimentaría a una nación de dos millones de personas en el desierto? Se necesitaba fe para hacer lo que el Señor le pedía. Dios le pidió a Josué que cruzara el río Jordán con todo su pueblo, Josué 1:2. ¿Cómo podría hacerlo sin puente y sin barcos? Dios le pidió a los israelitas que entraran y tomaran posesión de una tierra que estaba infestada de gigantes y donde las ciudades eran grandes y amuralladas. Hasta que no tuvieron fe no la conquistaron. Dios le pidió a una viuda pobre que alimentara al profeta Elías, 1º Reyes 17:8-9. ¿Cómo lo haría si no tenía recursos ni siquiera para ella misma? Dios le pidió a Gedeón que saliera a la guerra con 300 soldados. Jesús le pidió a Pedro que caminara sobre las aguas; a los discípulos que les dieran de comer a cinco mil personas; que pesquen el día en que no había pique y que prediquen en todo el mundo, liberen endemoniados, sanen enfermos y resuciten muertos. Todas estas personas hicieron proezas para Dios porque tuvieron fe. Todo lo que Dios nos pide es humanamente imposible. Y si fuera posible y nosotros pudiéramos hacerlo sin su ayuda entonces no vendría de Dios. Cualquier cosa que Dios te encomiende hacer necesitarás depender de Él para hacerlo. Necesitarás fe.
 
El gran problema que tenemos es creer que cuando Dios nos pide hacer algo tenemos que hacerlo según nuestras capacidades y según nuestros recursos. Y cuando creemos que no tenemos esos recursos los buscamos en la escuela del hombre. El seminario y la universidad no te pueden proveer los recursos que necesitas para hacer la obra de Dios. Entiéndase bien. No estoy haciendo una apología a la ignorancia. Lo que quiero remarcar es que los recursos que necesitamos para hacer la obra de Dios son primeramente espirituales y solo se obtienen en el lugar secreto. Moisés es un claro ejemplo de lo que estamos diciendo. Dios le pidió que hablara con el Faraón, pero él no se creía capacitado para hacerlo. Entonces rechazó la misión. Si Moisés hubiera poseído la elocuencia que creía necesaria para el cumplimiento de la misión tenemos motivos para creer que hubiera aceptado el llamado de Dios. Dios no está buscando personas con capacidad, sino con disponibilidad. Lo que Moisés debía aprender y también nosotros es que sin Dios ningún grado de elocuencia o capacitación humana es suficiente, mientras que con Dios el menos elocuente y capacitado de los hombres sería un poderoso instrumento. Basta de mirarnos a nosotros o a nuestros limitados recursos. Si crees que podrás hacer lo que Dios te pida según tus capacidades y apoyado en tus propias fuerzas entonces vas a fracasar, y si lo puedes hacer sin fe y sin la ayuda de Dios entonces lo que hiciste no es algo que Dios te pidió hacer. Insisto. Nunca evalúes los pedidos de Dios a la luz de tus posibilidades. Lo misión que viene de Dios es una misión humanamente imposible. Se necesita fe y la ayuda de Dios para realizarla. El presupuesto de los discípulos no alcanzaba para dar de comer a cinco mil personas, pero lo hicieron. ¿Con plata o con fe? Josué y su pueblo cruzaron el río Jordán ¿con barcos o con fe? Los israelitas conquistaron la tierra prometida, ¿con el ejército o con fe? Moisés sacó al pueblo de Israel de Egipto, ¿con espada o con fe? ¿Te das cuenta? ¡Lo imposible se torna posible cuando se tiene fe!