Dios restaura tu pasado y bendice tu futuro 23/08/2020 #1106

Episode 109,   Aug 29, 2020, 09:50 PM

Pastor José Luis Cinalli
23/8/2020
Dios restaura tu pasado y bendice tu futuro
 
Coré Datán y Abiránse rebelaron contra Moisés. Contaban con el respaldo de doscientos cincuenta israelitas. Todos ellos… se reunieron en contra de Moisés y Aarón y les dijeron: — ¡Ustedes han ido muy lejos! … ¿por qué se levantan… como líderes del pueblo del Señor?”, Números 16:1-3 (PDT).
 
Al poco tiempo de que Israel saliera de Egipto y se internara en el desierto rumbo a la tierra prometida se desató una feroz rebelión encabezada por Coré y sus amigos Datán y Abiram. Alegaban que los derechos del pueblo estaban siendo menoscabados y que Moisés gobernaba con autoritarismo. Sin embargo los verdaderos motivos de la revuelta eran otros. Coré, seducido por los beneficios del poder, codiciaba el sacerdocio de Aarón: “Moisés le dijo a Coré… ¿Les parece poco que el Dios de Israel los haya separado del resto… para que estén cerca de él, ministren en el santuario del Señor, y se distingan como servidores de la comunidad? Dios mismo los ha puesto a su lado, a ti y a todos los levitas, ¿y ahora quieren también el sacerdocio?, Números 16:8-10 (NVI). Por su parte, Datán y Abiram apoyaban la revolución porque también escondían intereses personales. Por ser descendientes de Rubén se creían con derecho a liderar el pueblo ambicionando el liderazgo de Moisés: “Tuvieron envidia de Moisés…”, Salmo 106:16 (PDT). El pecado fue tan grave a los ojos del Señor que la tierra se tragó no solos a los rebeldes sino también a sus familias: “… Por causa de su rebeldía Dios hizo que la tierra se los tragara, ¡y la tierra se los tragó, junto con sus familias y pertenencias!... descendieron vivos al infierno…, Deuteronomio 11:6 (TLA) y Números 16:33 (RV2000). Sin embargo “… los hijos de Coré no murieron ese día”, Números 26:11 (NTV). ¡Qué curioso! Los hijos del líder principal de la revolución fueron perdonados mientras que los hijos de sus amigos y cómplices, Datán y Abiram, fueron condenados y tragados vivos por la tierra.
 
¿Por qué razón los hijos de Coré no murieron en el día del juicio? Existen dos posibilidades: o no participaron de la rebelión o se arrepintieron a tiempo. Lo que sabemos ciertísimamente es que los hijos de Coré no tomaron parte en el pecado de su padre. Es cierto que los hijos sufren las consecuencias de la maldad de sus padres pero no son castigados por la culpa de sus padres, a no ser que participen de sus pecados. ¡Los pecados no se heredan! ¡Somos juzgados por nuestros propios pecados! “… Yo juzgo a cada uno… de acuerdo con su conducta…”, Ezequiel 18:30 (TLA). Dios es justo y dará a cada uno lo que se merece: “Supongamos que… un pecador… tiene un hijo que ve la maldad de su padre y decide no llevar esa clase de vida… Esa persona no morirá por los pecados de su padre… “¿Cómo?... ¿No pagará el hijo por los pecados del padre?”. ¡No! Porque si el hijo hace lo que es justo y… obedece mis decretos… ciertamente vivirá. La persona que peque es la que morirá. El hijo no será castigado por los pecados del padre ni el padre será castigado por los pecados del hijo. Los justos serán recompensados por su propia conducta recta y las personas perversas serán castigadas por su propia perversidad”, Ezequiel 18:14-20 (NTV). La gran lección que debemos aprender es esta: ¡el pecado nos aleja de Dios y atrae castigo mientras que la obediencia nos acerca a Dios y trae enormes bendiciones!
 
Los hijos de Coré se salvaron del castigo porque no siguieron los malvados pasos de su padre. No tenemos por qué imitar los mismos patrones destructivos de nuestros antepasados. No tenemos ninguna obligación espiritual de solidarizarnos con el pecado de nuestros padres. No debemos participar ni ser cómplices en sus pecados así como los padres no deben apañar, permitir o participar de los pecados de sus hijos. Es muy común ver a los hijos haciendo causa común en la rebeldía de sus padres. ¿Creerán que eso significa honrarlos? Medita muy bien en el sombrío destino de los hijos de Datán y Abiram antes de hacer causa común con tus padres en sus pecados. Es muy común también ver a mujeres apañar y proteger el pecado de sus maridos. A veces es comodidad, otras veces es solo la respuesta a una mala interpretación de la Escrituras. Pensar que una mujer tiene la obligación de obedecer a su marido cuando éste la incita o estimula a pecar no es algo que a Dios le agrada. Si te colocas del lado del pecador y participas de su pecado tendrás su misma suerte. En el día del juicio no podrás atenuar tu culpa alegando obediencia a la autoridad. ¿No estás convencida? Observa a las esposas de Datán y Abiram. Fueron condenadas al infierno por respaldar la rebeldía de sus maridos. ¿Y qué me dices de aquellos que participan apoyando el pecado de sus líderes? No te olvides que los seguidores de Coré tuvieron el mismo fin que su líder. Aprendamos de la historia. Seremos preservados del castigo divino siempre que no imitemos los pecados de nuestros líderes, aun cuando estos sean nuestros padres biológicos. Entiéndase bien. No estoy haciendo una apología a desobedecer a las autoridades sino a obedecer a la autoridad suprema. Cuando existe conflicto entre las órdenes que provienen de una autoridad delegada y las órdenes que vienen de Dios hay que obedecer a Dios. Cuando se les pidió a los discípulos que dejaran de predicar ellos dijeron: Tenemos que obedecer a Dios antes que a cualquier autoridad humana, Hechos 5:29 (NTV).
 
Dios dijo: “La persona que peque es la que morirá. El hijo no será castigado por los pecados del padre…”, Ezequiel 18:20 (NTV). Y eso fue lo que sucedió: Coré murió por su rebeldía y sus hijos no solo se salvaron de la muerte prematura sino que sus descendientes se convirtieron en personas ilustres y llegaron a ocupar puestos de honor en el servicio del santuario. Entre otros privilegios fueron porteros en la casa de Dios: “Salum… hijo de Coré… era responsable de cuidar la entrada al santuario…”, 1º Crónicas 9:19 (NTV). Además fueron salmistas reconocidos: David nombró… para dirigir la música en la casa del SEÑOR… al músico Hemán… hijo de… Coré, 1º Crónicas 6:31-37 (NTV y RV60). ¡Guau! El director de alabanza en el gran tabernáculo de David era un hijo de Coré. Los hijos de Coré fueron directores de coro y adoradores ungidos. Cuando Dios recompensa y restaura lo hace a lo grande. Incluso la Biblia registra once Salmos compuestos por ellos que probablemente sean los de mayor calidad literaria de todos: Salmo 42, 44-49; 84-85, 87-88. El Salmo que dice: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía” (Salmo 42:1-2) fue escrito por los hijos de Coré. Cuántas veces hemos mencionado la pasión que David tenía por la casa de Dios usando el texto que dice: Prefiero pasar un día en tu templo que estar mil días lejos de él…”, Salmo 84:10 (TLA). Sin embargo, esas palabras no fueron dichas por David sino por los hijos de Coré. Cuánta esperanza nos han traído las palabras inspiradas por los hijos de Coré: “Qué afortunado es el que se apoya en ti, el que solo piensa en andar en tus caminos. Cuando pasa por el valle de las lágrimas, lo convierte en un oasis bendecido..., Salmo 84:5-6 (PDT). Además, los hijos de Coré escribieron el famoso Salmo 46: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones…”, Salmo 46:1. Todos estos salmos y canciones revelan el espíritu que dominaba en los hijos de Coré. Bien lo dijo San Agustín dijo: “Si quieren saber en qué creemos van a escuchar lo que cantamos”.
 
Una reflexión final. Los hijos de Coré fueron grandemente usados por Dios porque no siguieron los oscuros pasos de su padre. No debe haber sido nada fácil portar el apellido de Coré. ¿Imagina la cara que tendrían cuando le preguntaban de quién eran hijos? Sin embargo se sobrepusieron a la discriminación. Estuvieron decididos a desprenderse del triste ejemplo de su padre para servir y honrar a Dios y fueron recompensados por su decisión. Eran tan ungidos que sus alabanzas consiguieron el favor de Dios en el reinado de Josafat: Y los hijos de Coré se levantaron para alabar con gran clamor al… Dios de Israel, y marchando al frente de los guerreros, cantaban en honor de Yahvé: “¡Alabad a Yahvé porque es eterno su amor!”. Y en el momento en que comenzaron las aclamaciones y las alabanzas, Yahvé puso emboscadas contra los enemigos y fueron derrotados”, 2º Crónicas 20:19-22. Tenemos ante nosotros el testimonio de un poderoso acto de restauración familiar. Los hijos del rebelde Coré se transformaron en adoradores y salmistas ungidos. Sus canciones abrían los cielos y atraían victorias para su nación. Hombres valerosos, de profundo carácter y devoción a Dios. Todo esto nos revela una profunda enseñanza: en el reino de Dios una persona puede alcanzar la cumbre del éxito y del honor a pesar de que sus padres hayan fracasado. Y tú, ¿de quién eres hijo? Posiblemente no te sientas orgulloso por el apellido que portas. Quizás no puedas levantar la cabeza como lo hizo David cuando Saúl le preguntó quién era su padre. Pero de algo estamos seguros. Cualquiera haya sido tu pasado Dios puede restaurarlo y tu futuro puede ser tan brillante como fue el de los hijos de Coré. Lo que único que necesitas es consagrar y dedicar tu vida tanto como ellos lo hicieron: “Sigan por el camino que el Señor… les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida…”, Deuteronomio 5:33 (NVI).