Protegidos contra las maldiciones 27/9/2020 #1111

Episode 114,   Sep 30, 2020, 03:42 PM

Pastor José Luis Cinalli
 27/9/2020
Protegidos contra las maldiciones
 
 
 Si… no obedeces… serás maldito. El… Señor te enviará maldiciones… , Deuteronomio 28:15-20 (NTV).
 
¿Puede un creyente ser maldecido? Sí y no. Si obedece a Dios la maldición no lo toca: Obedece a Dios y vivirás… sin ser tocado por el mal… inmune a la desgracia, Proverbios 19:23 (TLA, NBLH y BLA). “… El que me obedece vivirá… seguro y sin temer ninguna desgracia”, Proverbios 1:33 (PDT). “El que obedece a Dios… tiene un poderoso protector para él y para sus hijos”, Proverbios 14:26 (TLA). Pero si no me obedecen… yo los maldecirémaldeciré hasta las bendiciones que reciban…”, Malaquías 2:1-2 (TLA y NTV). “… Maldeciré a quien no obedezca…”, Jeremías 11:3 (TLA). “Si… no obedeces… el… Señor te enviará maldiciones… ”, Deuteronomio 28:15-20 (NTV). Entonces, ¿cuál es la causa de una maldición? La desobediencia: A causa de nuestro pecado, se han derramado sobre nosotros las maldiciones…”, Daniel 9:11 (NTV). “Debido a que se negaron a obedecer, traje… maldiciones…”, Jeremías 11:8 (NTV). ¿Y cuándo se rompe una maldición? El día en que volvemos a obedecer. La maldición opera solo cuando vivimos en pecado. Los israelitas experimentaron maldición durante todo el tiempo en que le robaron a Dios: “Ustedes me están robando... en los diezmos y las ofrendas… por eso yo los maldigoustedes... están bajo gran maldición…”, Malaquías 3:8-9 (NVI y TLA). Sin embargo, Dios les aseguró que la maldición se rompería el día en que ellos volvieran a obedecer: “Traigan los diezmos… y verán cómo abro las ventanas del cielo para derramar sobre ustedes bendiciones a raudales, Malaquías 3:10 (BLPH). ¿Lo ves? ¡La desobediencia activa maldiciones pero la obediencia las desactiva! ¡Qué gran lección! ¡Si obedecemos a Dios las maldiciones no nos alcanzarán!
 
La protección de Dios está disponible solo para los hijos obedientes. Las maldiciones que Balaam le echaba al pueblo de Israel no surtían efecto porque ellos estaban protegidos. ¿Recuerdas la historia? “Balac… rey de Moab, empezó una guerra contra Israel. Llamó a Balaam… para que lo maldijera, Josué 24:9 (NTV). Balac era consciente de que su dios no podía con el Dios de Israel. Entonces recurrió al recurso espiritual más poderoso que conocía: la maldición. “Si maldices a ese pueblo, te pagaré todo el dinero que quieras y te haré muy importante”, Números 22:17 (TLA). ¿Cómo sabía Balac acerca del poder de la maldición? Porque lo había visto en el profeta Balam: “… Yo sé que tus bendiciones y tus maldiciones siempre se cumplen… sobre el pueblo que tú bendices, caen bendiciones y al pueblo que tú maldices, caen maldiciones”, Números 22:6 (DHH y NTV).
 
Balaam quiso maldecir a Israel pero no pudo: “¿Cómo puedo maldecir a quienes Dios no ha maldecido?... ¡Dios ha bendecido, y yo no puedo revertirlo!, Números 23:8 y 20 (NTV). ¿Por qué los hechizos del gran brujo Balaam no provocaban consecuencias negativas? Porque Israel estaba protegido por Dios. Y estaban protegidos porque eran obedientes: “… Dios protege a los suyos porque ellos siempre lo obedecen, Deuteronomio 33:3 (TLA). Balaam era un hombre empapado en el mundo ocultista (Números 24:1), sin embargo se daba cuenta que sus recursos espiritistas eran inútiles: “… El SEÑOR… está con ellos… Ninguna maldición puede tocar a Jacob; ninguna magia ejerce poder alguno contra Israel…”, Números 23:21-23 (NTV). ¿Puedes verlo? La fortaleza de los israelitas estaba en su obediencia. La obediencia les brindaba protección al igual que a nosotros. Si permanecemos obedientes las maldiciones no nos alcanzarán. Y no solo eso, sino que Dios las convertirá en bendiciones: “… Como el Señor… te ama, no quiso escuchar a Balaán y cambió la maldición en bendición, Deuteronomio 23:5 (BLPH). “… Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?, Romanos 8:31 (NTV).
 
No es una herejía decir entonces que un creyente desobediente está maldecido: “… Porque pecamos contra ti, nos han sobrevenido las maldiciones…”, Daniel 9:11 (NVI). El apóstol Pedro dijo: “… Es una vergüenza y un escándalo que entre ustedes haya individuos… que viven entregados al pecadoviven bajo la maldición de Dios…, 2ª Pedro 2:13-14 (NT-BAD y NTV). ¿Recuerdas a los hijos de Elí? Su desobediencia atrajo maldición a toda la familia: “Cumpliré contra Elí todo lo que he hablado… estoy a punto de juzgar su casa para siempre… pues sus hijos trajeron sobre sí una maldición…, 1ª Samuel 3:12-13 (LBLA). Reafirmemos la enseñanza espiritual: el bienestar depende de nuestra obediencia a Dios. ¡Si no quieres vivir maldecido obedece a Dios! Nadie tiene la culpa de nuestras desgracias si somos nosotros los que le damos la espalda al Señor. Basta de culpar al gobierno, a los padres o al diablo. Es nuestra propia desobediencia la que activa las maldiciones que luego caen sobre nosotros. Esta manía de culpar a otros por las consecuencias de nuestros pecados no es nueva. Los israelitas hicieron lo mismo cuando volvieron del exilio. Dios les ordenó reconstruir el templo (Esdras 1:1-3) pero ellos no obedecieron y como consecuencia Dios los maldijo: “Esperaban cosechas abundantes, pero fueron pobres; y cuando trajeron la cosecha a su casa, yo la hice desaparecer con un soploYo mandé la sequía… ¿Y saben por qué lo hice? … Porque mi templo está en ruinas mientras que ustedes sólo piensan en arreglar sus propias casas. Por eso no he dejado que llueva… por eso se han perdido sus cosechas… ¡por eso sufren…!”, Hageo 1:9-11 (NTV y TLA). Dios maldijo a su pueblo con sequía, hambre y enfermedades porque desobedecieron: Ustedes me desobedecieronPor eso yo… voy a enviar contra ustedes guerra, enfermedad y hambre”, Jeremías 34:17 (TLA). El evangelio del diablo dice que Dios no maldice y aquellos que le creen tienen la excusa perfecta para vivir como quieran sin temer a las consecuencias. Pero el verdadero evangelio dice algo totalmente diferente. Dios no maldice a quienes lo obedecen, pero a los rebeldes y desobedientes hasta las bendiciones les quita: “Si no me obedecen… yo los maldeciré… cambiaré en maldición mis bendiciones para ustedes… les juro que así lo haré”, Malaquías 2:2 (TLA). Reafirmemos la más grande lección: “La maldición nunca viene sin causa” (Proverbios 26:2, BSO) y la causa de la maldición es siempre la desobediencia. A los obedientes las maldiciones no le alcanzan porque “la maldición sin motivo jamás alcanza su destino”, Proverbios 26:2 (PDT).
 
Los israelitas creían que la crisis nacional era el resultado de un fenómeno climático. Pero la sequía era la maldición de Dios a la desobediencia: Yo mandé la sequía sobre sus campos…”, Hageo 1:11 (NTV). “… Yo fui el que envió las plagas… y el que envió el granizo que destruyó lo que ustedes habían trabajado…”, Hageo 2:17 (PDT). Yo destruí sus cosechas y acabé con sus árboles frutales; yo envié sobre sus campos grandes plagas de saltamontes y calientes vientos del desierto; pero a pesar de eso, ustedes no se arrepintieron…”, Amós 4:9 (TLA). ¿Alguien se ha puesto a pensar que los fenómenos climáticos de estos tiempos como la sequía, inundaciones, deshielos o plagas como el Covid 19 podrían no ser el resultado de la casualidad sino la respuesta de Dios a la rebeldía del hombre? La desobediencia es costosa. No solo que Dios retenía la bendición de su pueblo sino que les quitaba lo poco que ganaban con tanto esfuerzo: “Cuando trajeron la cosecha a su casa yo la hice desaparecer con un soplo”, Hageo 1:9 (NTV). La causa de la maldición no era el clima, tampoco Satanás. No vale de nada traer un pastor para ‘desatar’ un campo o consagrar un negocio cuando su dueño está en pecado. No sirve orar pidiendo protección para un viaje cuando quien lo hace está viviendo una doble vida. No aprovecha orar para que Dios bendiga la economía cuando le estamos robando en los diezmos. Dios no escuchará las oraciones en favor de la familia cuando los padres abren boquetes en el muro protector a través de la inmoralidad sexual. ¡El pecado hace ineficaces las oraciones! El principio bíblico es muy claro: ¡la bendición solo está garantizada cuando obedecemos!
 
Advierte el siguiente texto bíblico: “Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo… lo protege, y el maligno no llega a tocarlo, 1ª Juan 5:18 (NVI). Nos gusta mucho eso de que Jesucristo nos protege y que el diablo no nos toca. Pero la clave de la protección está en la frase “no está en pecado”. ¡El que no está en pecado está protegido! ¡El que no está en pecado está bendecido! En cambio, nuestra desobediencia le da autoridad al diablo para tocar nuestras vidas. Sus derechos están conectados con nuestra desobediencia. Somos nosotros, por medio del pecado, los que le damos acceso al enemigo a nuestra vida y familia. El diablo no tendrá piedad. Y Dios no podrá hacer nada por nosotros. Dios no puede prohibirle a Satanás que te robe si tú mismo le abriste la puerta para que entre. En definitiva, no puedes romper con la maldición en tu vida hasta que no hayas lidiado con la causa. Y la causa de la maldición siempre es la desobediencia. ¡Si terminas con la desobediencia se termina tu maldición!