El ayuno que rompe maldiciones 7/3/2021 #1134

Episode 137,   Mar 08, 2021, 02:58 PM

Pastor José Luis Cinalli
7/3/2021
El ayuno que rompe maldiciones
 
“… Nunca me valgo de planes ni métodos humanos para ganar mis batallas. Para destruir las fortalezas del mal, no empleo armas humanas, sino las invencibles armas del todopoderoso Dios…”, 2ª Corintios 10:3-4 (NT-BAD).
 
¿Cuáles son las indestructibles armas con las que Pablo ganaba todas sus batallas? La fe, la oración y el ayuno. Combinadas rompen cualquier atadura, destruyen cualquier fortaleza y derriban cualquier gigante. Jesús dijo que la fe mueve montañas (Mateo 17:20) pero por sí sola no alcanza para expulsar algunos demonios testarudos; en esos casos hay que ayunar: “Esta clase de demonios solo se la expulsa con la oración y el ayuno, Mateo 17:21 (NBJ). Los discípulos aprendieron esa lección el día en que fueron desairados por un demonio mientras trataban de liberar a un niño. Autoridad espiritual y experiencia para sanar enfermos tenían. Lo que les faltaba era fe y ayuno. En ese tiempo los discípulos eran muy perezosos para el ayuno (Marcos 2:18-20) muy diferente a Pablo quien ayunaba desde el día de su conversión, Hechos 9:9. Por eso ganaba todas sus batallas. Entonces, cuando la fortaleza espiritual se vuelve indestructible hay que AYUNAR. ¡El ayuno es un poderoso recurso espiritual para ganar batallas imposibles!
 
El ayuno produce resultados extraordinarios. Por eso cuesta tanto practicarlo. Existe una sola cosa que es tan difícil como el ayuno: la oración de común acuerdo en el matrimonio. ¡Cuesta lágrimas! La disciplina espiritual que más nos cuesta es la que generalmente más bendición nos trae. El ayuno derrota al diablo. Es lógico que haya oposición. ¿Necesitas tomar una decisión importante? ¿Te falta sabiduría? ¿El negocio está maldecido? ¿El ministerio está seco? ¿Tus hijos están en las drogas? ¿Tu economía se desmorona? ¡AYUNA! ¿Qué hizo Josafat para enfrentar al poderoso ejército sirio? Convocó a un ayuno nacional y Dios les dio la victoria, 2º Crónicas 20:3 y 17. ¿Qué hizo Ester cuando el rey decretó el exterminio de todos los judíos? Convocó a un ayuno nacional y Dios los libró de la muerte, Ester 4 y 9. ¿Qué hicieron los israelitas cuando los benjaminitas se pervirtieron? Convocaron a un día de ayuno y Dios les dio la victoria, Jueces 20:26-35. Todas estas eran batallas humanamente imposibles de ganar. Sin embargo vencieron con ayuno. ¡Ayuno colectivo! Ayunar tiene poder, pero es mucho más efectivo cuando se lo hace de común acuerdo con otros creyentes. Dios dijo: “… Organicen un día de ayuno. Convoquen a una reunión… en el temploy hagan oración al Señor, Joel 1:14 (PDT). Imagínate lo que sucedería si los creyentes se pusieran de acuerdo para ayunar el mismo día. ¡Eso sería poder multiplicado al infinito! Por tal motivo e inspirados en las Escrituras decidimos ayunar como iglesia todos los jueves del año y, al final del día entregamos el ayuno en el templo donde la iglesia se reúne para orar en pequeños grupos.  
 
El ayuno tiene poder en sí mismo porque es una entidad diferente a la oración. Jesús dijo: “Cuando des… cuando ores… y cuando ayunes”, Mateo 6:2-16. Él no dijo: “si das limosna… o si oras… o si ayunas” como si estas disciplinas espirituales fueran opcionales. De modo inequívoco, categórico y sin reservas Jesús dijo “cuando ayunes”. No dejó lugar a dudas de que los creyentes deberíamos ejercitarnos en la disciplina espiritual del ayuno. El ayuno es un ejercicio espiritual diferente a la oración. Aunque en las Escrituras y en la práctica generalmente van unidas, no siempre es así. El ayuno de por sí ya es poderoso. Así como existe la oración sin el ayuno, en ocasiones especiales puede existir un ayuno aceptable por Dios sin oración, por lo menos en el sentido de la postura de la oración. En el ayuno registrado en el libro de Ester no se dice que fuera acompañado por oración. Cuando los profetas y maestros de la iglesia en Antioquía servían a Dios en el culto público lo hacían en ayuno, pero no dice nada de la oración aunque está sobreentendido que ministraban en el espíritu de la oración. Todo este argumento sirve para desenmascarar al diablo y anular sus mentiras. Su trabajo es llenar nuestro corazón de incertidumbre haciéndonos creer que el ayuno que se hace para Dios no sirve cuando lo hacemos en el curso natural de los acontecimientos cotidianos. Pero no es verdad. Todos los ayunos bíblicos mencionados se hicieron mientras la gente se ocupaba de sus obligaciones terrenales. Y produjeron resultado. Lo mismo sucederá con nosotros. De todos modos no te conformes solo con ayunar, agrega tiempos de oración. ¿Cuándo? En el tiempo que dedicarías al almuerzo. Ora y, si es posible, hazlo con otros creyentes. Búscate un compañero de oración. De esa manera vencerás la tentación a romper el ayuno, tal como lo hacemos nosotros los pastores que oramos a mediodía del día de ayuno. Y al final del día volvemos a encontrarnos para entregar el ayuno como iglesia. Tú podrías hacer lo mismo. Por otra parte es provechoso servir a Dios en ayuno. Nosotros grabamos los mensajes televisivos los jueves porque es el día en que ayunamos como iglesia. No es una ley, pero no cabe duda de que habrá bendición si seguimos el ejemplo de los líderes de la iglesia primitiva. ¿Es pura casualidad que Dios haya decidido revelárseles el mismo día en que ellos servían en ayuno? Mientras estaban… ejerciendo las funciones de su ministerio… ayunando, les dijo el Espíritu Santo…”, Hechos 13:1-2 (ORO). Jesús también lo hizo. Escogió ayunar el día en que se reveló por primera vez como el Mesías. Alimentó espiritualmente a los samaritanos en ayuno. Los discípulos le “suplicaban… que comiera. No —respondió El—.”, Juan 4:31-32 (NT-BAD). ¿No crees que es un ejemplo que deberíamos seguir?
 
El ayuno siempre funciona excepto cuando el que lo practica está en pecado. El pecado inactiva el ayuno: “… A ustedes les encanta andar lejos de mí… Por lo tanto… cuando… ayunen no les prestaré atención…”, Jeremías 14:10-12 (NTV). Si queremos que el ayuno sea recibido por Dios debemos comenzarlo con arrepentimiento y confesión de los pecados. El motivo principal del ayuno es humillar el alma y hacer las paces con Dios: “Humillarán sus almas… porque en este día… serán limpios de todos sus pecados delante del SEÑOR, Levítico 16:29-30 (NBLH). David dijo: “Lloré afligiendo con ayuno mi alma”, Salmo 69:10. Ahora bien, el pecado más difícil de tratar y el que más perjuicio nos trae es el orgullo. Detrás de los innumerables fracasos personales y de las desavenencias y divisiones entre hermanos y en las iglesias está el orgullo. El orgullo mata la comunión y atasca el servicio cristiano. El orgullo aborta cualquier avivamiento. Lo que pocos saben es que el orgullo y el estómago satisfecho son viejos amigos: “Los pecados de Sodoma eran el orgullo y la glotonería…”, Ezequiel 16:49 (NTV). Para mantener humilde a su pueblo Dios eligió el camino del ayuno involuntario: “Recuerda cómo el SEÑOR… te guió por el desierto… donde te humilló… permitiendo que pasaras hambre…”, Deuteronomio 8:2-3 (NTV). Y luego les advirtió que tuvieran mucho cuidado de no olvidarse de Dios cuando prosperaran en la tierra prometida: “Cuídate… no suceda que comas y te sacies… y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de… Dios…”, Deuteronomio 8:11-14. Y eso fue exactamente lo que sucedió: “… Comiste y quedaste satisfecho, te volviste orgulloso y te olvidaste de mí, Oseas 13:6 (NTV). El medio divino para corregir el orgullo del corazón del hombre es el ayuno. Ahora bien, los israelitas ayunaron no por voluntad propia. Fue involuntario como el que hacen las personas que no quieren comer porque están angustiadas, deprimidas o enfermas; o cuando alguien pasa necesidad y no tiene qué comer. Es el caso de la multitud hambrienta que estuvo con Jesús tres días seguidos sin alimentarse, Mateo 15:32. Pablo pasó por estos ayunos involuntarios infinidad de veces: “He tenido hambre… a menudo me he quedado sin nada que comer…”, 2ª Corintios 11:27 (NTV). La gente recuerda con resentimiento el no haber tenido para comer en algún momento de la vida. ¿Se habrá quejado Pablo por sus ayunos involuntarios? ¡Por supuesto que no!: “… He aprendido a estar satisfecho con lo que tengo… ya sea que tenga mucho… o que pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada. Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones, Filipenses 4:11-13 (TLA). Pablo reconocía que sus tiempos de escasez fortalecían su fe y que Dios los permitía para una futura bendición. Por lo tanto si te toca atravesar por un tiempo parecido no te preocupes. ¡Que tu ayuno involuntario glorifique a Dios!
 
Por último. El ayuno debe ser hecho para la gloria de Dios. Sus intereses deben estar en primer lugar, ¡no los nuestros! “Cuando ustedes ayunaban… ¿ayunaban en verdad por Mí?... No, ayunan para complacerse a sí mismos, Zacarías 7:5 (NBLH) e Isaías 58:3 (NTV). Ayunemos para el beneficio de Dios, para que su nombre sea glorificado, su iglesia sea edificada y su reino sea extendido: “Este es el ayuno que yo amo… soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos, Isaías 58:6 (LPD). Por supuesto que está bien ayunar por necesidades personales pero no deben ser el centro de la atención. No debemos olvidarnos de ayunar por la salvación de las personas, para que los hermanos no reincidan en el pecado y para que la iglesia se avive volviéndose temerosa y obediente a Su Palabra. Un ayuno así agrada al Señor. Y que nadie olvide que si realmente queremos ser bendecidos debemos pelear las batallas con las invencibles armas del todopoderoso Dios. Recuérdalo siempre: algunos gigantes no caen, algunos problemas no se resuelven y algunas crisis no se solucionan si a la fe no le agregamos oración y ayuno.