El poder de la intercesión 12/9/2021 #1161

Episode 172,   Sep 12, 2021, 07:35 PM

Pastor José Luis Cinalli
12/9/2021
El poder de la intercesión

La oración de quien está bien con Dios es poderosa… y logra maravillas, Santiago 5:16 (PDT y NT-BAD).

Los creyentes solemos ser incrédulos. ¡Creyentes incrédulos! ¿No lo crees? Observa entonces la expresión que utilizamos cuando recibimos una bendición por la que hemos orado: “¡no lo puedo creer!”. Dudamos de Dios y también del poder de la oración. Sin embargo, “la oración… logra maravillas”. Veamos algunos ejemplos bíblicos. ¿Te acuerdas de Lot? Viajaba en la caravana de su tío Abraham hasta que un día decidió independizarse para vivir en Sodoma. Dios estaba cansado de esa ciudad pecadora por lo que decidió eliminarla. Pero antes de hacerlo se lo reveló a Abraham, Génesis 18:17. ¡Dios revela sus planes solo a sus íntimos! Y también escucha sus oraciones: “El Señor… está atento a las oraciones de los justos, Proverbios 15:29 (PDT). Entonces, Dios está de camino a Sodoma y pasa justo frente a la carpa de Abraham quien insistentemente lo invita para que se hospede allí: “... Señor mío… te ruego que no pases al lado de tu servidor sin detenerte, Génesis 18:3 (BL95). Ese día, el día en que Abraham decidió darle la bienvenida a Dios en su propia casa, sucedió algo inesperado: “El SEÑOR le dijo… “…Sara tendrá un hijo”, Génesis 18:14. Toma nota: ¡si quieres ser bendecido tendrás que ser un buen hospedador de la presencia de Dios!

Prosigamos con la historia. Después de haber comido un riquísimo asado de cordero, el Señor y sus ángeles siguieron el camino hacia Sodoma. Mientras tanto Abraham los escoltaba e intercedía por la ciudad, probablemente interesado en que su sobrino Lot fuera preservado del desastre: “No me digas que vas a matar a los buenos junto con los malos… ¡Tú eres un Dios justo!”, Génesis 18:23-25 (TLA). Dios atiende la súplica de Abraham y rescató a Lot… porque Lot era… un hombre justo…, 2ª Pedro 2:6-7 (NTV y DHH). Esto demuestra que Dios nunca tiene la intención de castigar a los justos de la misma manera que a los injustos. ¡Dios trata a sus hijos de una manera diferente a como lo hace con aquellos que no lo son! Tenemos otro ejemplo muy claro con las plagas de Egipto. Los juicios de Dios nunca afectaron a los israelitas: “Ni siquiera un perro le ladrará al pueblo de Israel. A los israelitas y a sus animales no les va a pasar nada. De esa manera se van a dar cuenta de que el Señor trata diferente a los egipcios que a los israelitas, Éxodo 11:7 (PDT). Qué gran lección: ¡incluso los perros de los egipcios tuvieron que reconocer que Dios hace diferencia entre los que le temen y aquellos que no lo hacen!

Lot, entonces, es preservado del fuego de azufre que cae del cielo por la intercesión de Abraham. Un intercesor es aquella persona que se coloca delante de Dios para orar en favor de otra. Y si el que intercede está bien con Dios su oración es poderosa: “… Es grande el poder de la oración que un justo hace”, Santiago 5:16 (NT Pesh). Tomemos un ejemplo de la vida cotidiana. Cuando pastoreábamos en la ciudad de San Lorenzo teníamos un gran problema con una vecina de nuestra iglesia. Vivía denunciándonos y levantando pleitos sin ningún motivo. En aquel entonces no conocíamos la eficacia de las “invencibles armas del todopoderoso Dios” (2ª Corintios 10:4, NT-BAD), sin embaro un hombre llamado Orfilio Godoy sí. Orfilio era miembro fundador de la iglesia. Un verdadero hombre celestial que prevalecía delante de Dios en oración. Cansado de la situación un día decidió hacer una oración imprecatoria y dejar el asunto en manos de Dios. A los pocos días la mujer murió y nunca nadie supo la causa. Entiéndase bien, hasta donde nosotros sabemos Orfilio nunca oró por la muerte de la mujer simplemente encomendó la causa en las manos de Dios y confió que Él sabría qué hacer. Sin embargo, estamos convencidos que la muerte de la mujer fue la respuesta de Dios a la oración de Orfilio. No es para asombrarse. En el libro de los Hechos existe un caso parecido. La iglesia oró y un rey murió. ¿Quién? Herodes. Este rey perverso hizo ejecutar al apóstol Santiago y luego, cebado por el triunfo, arrestó a Pedro para hacer lo mismo. Pero no pudo hacerle ningún daño porque la iglesia intercedió delante de Dios: “Mientras Simón era custodiado en la prisión, la congregación intercedía permanentemente por él ante Dios…, Hechos 12:5 (NT Pesh). La iglesia toda orando a Dios en favor de Pedro. Y, ¿qué sucedió? El apóstol fue librado milagrosamente por un ángel. Dios se encargó no solo de Pedro sino también de Herodes: “… Un ángel del Señor hizo que se enfermara y murió devorado por los gusanos”, Hechos 12:23 (PDT). La contestación de las oraciones de la iglesia a veces puede ser rápida y terrible.

La oración intercesora cambia realidades. ¿Te acuerdas del rey Nabucodonosor? Un día tuvo un sueño que nadie pudo interpretar. Entonces mandó a matar a todos los sabios, incluso a Daniel y sus tres amigos, Daniel 2:1-13. Y, ¿qué hicieron estos grandes hombres de Dios? ¿Entraron en pánico? ¿Buscaron la ayuda de un abogado reconocido? No. Hicieron algo mucho más efectivo: oraron y ayunaron. Y Dios les reveló el sueño del rey, Daniel 2:18. Dios respondió la oración intercesora de cuatro hombres justos y nadie fue ejecutado. Los sabios babilónicos le deben la vida a la intercesión de Daniel y de sus tres amigos. La oración intercesora es poderosa. ¿No estás convencido todavía? Vayamos al libro de Job. Sus tres amigos habían hablado incorrectamente y Dios estaba muy enojado con ellos al punto que Job tuvo que interceder para salvarlos: Mi siervo Job orará y yo aceptaré la oración a favor de ustedes… así que… hicieron lo que el Señor les mandó y el Señor aceptó la oración de Job, Job 42:8-9 (NTV). ¿Hubieran sido librados del castigo divino si Job no oraba? No. Elifaz, Bildad y Sofar le deben la vida a la intercesión de Job. Y, ¿por qué no pudieron ellos orar por sí mismos? Porque no eran justos. Dios ha sido muy claro: “La súplica del justo tiene mucho poder…”, Santiago 5:16 (BLA). Fue por eso que Dios respondió la oración de Ezequías e Isaías. Juntos, puestos de acuerdo, intercedieron por la nación de Israel que estaba a punto de ser arrasada por el enemigo: “El rey Ezequías y el profeta Isaías clamaron al cielo en oración, 2º Crónicas 32:20 (BAD). ¿Y qué sucedió? “El Señor… salvó… a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén… de todos sus enemigos…”, 2º Crónicas 32:22 (BAD). Qué efectiva y poderosa es la intercesión, ¡y mucho más cuando es en acuerdo con otros creyentes obedientes!

¿Quién más le debe la vida a la oración de un intercesor? El faraón y toda su nación. Moisés tuvo que orar para que Dios detuviera el juicio contra los egipcios, Éxodo 9:27-29. El rey Abimelec y su nación también le deben la vida a la oración de Abraham: “Entonces Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos”, Génesis 20:17 (NTV). Aun el mismo pueblo de Israel se benefició de la intercesión de Moisés quien se interpuso delante de Dios en un ayuno voluntario de cuarenta días “y… el Señor escuchó mis ruegos y accedió a no destruirlos, Deuteronomio 10:10 (NTV). Pero no fue la única vez. En otra oportunidad Dios envió serpientes para corregirlos de la rebeldía. Moisés intercedió y el Señor escuchó su oración, Números 21:7-9. En otra ocasión el pueblo murmuró y Dios envió un fuego devorador “así que el pueblo pidió ayuda a gritos a Moisés, y cuando él oró… el fuego se apagó, Números 11:2 (NTV). ¿Necesitas más ejemplos? En Éxodo 17 se nos dice que los amalecitas luchaban contra Israel “entonces Moisés le dijo a Josué: —… Yo me voy a parar mañana en la cima de la colina sosteniendo el bastón de Dios en mi mano… Cuando Moisés levantaba sus brazos, Israel ganaba la batalla; pero cuando bajaba sus brazos, Amalec comenzaba a ganar…”, Éxodo 17:9-11 (PDT). Mientras Josué peleaba, Moisés intercedía en favor de su pueblo. Cuando levantaba los brazos, Israel ganaba; pero cuando los bajaba el enemigo inclinaba la batalla a su favor. La victoria de Israel no se debió a los esfuerzos denodados de los soldados sino a la intercesión de su líder. Las batallas espirituales se ganan en la cumbre del monte de la oración.

¿Cuál es la razón por la que Dios escuchaba las oraciones de Abraham, Job, Ezequías e Isaías, entre otros? Porque eran hombres justos: “La súplica del justo tiene mucho poder…”, Santiago 5:16 (BLA). Justa es la persona que obedece a Dios: “… El que hace la voluntad de Dios es justo…”, 1ª Juan 3:7 (BDA 2010). Quiere decir, entonces, que si queremos que Dios escuche y conteste nuestras oraciones tenemos que reunir dos condiciones: 1) Estar bien con Dios: “Recibiremos de él cualquier cosa que le pidamos porque obedecemos sus mandamientos y estamos haciendo lo que a él le agrada, 1ª Juan 3:22 (PDT). 2) Perseverar en la oración: “La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante, Santiago 5:16 (BLA). No dejes que la impaciencia malogre los mejores planes de Dios para tu vida. La parte más difícil de la fe es la última media hora, poco antes de que aparezca la respuesta y Dios cumpla sus promesas. ¡Ora, espera con paciencia y tendrás tu recompensa!