La lengua, el diablo y el asado 20/10/22 #1218J

Episode 234,   Oct 23, 2022, 08:41 PM

Pastor José Luis Cinalli
20/10/22
La lengua, el diablo y el asado
Manifestaciones de la oscuridad en medio de la iglesia

La epístola de Santiago fue escrita con un propósito especial. Era necesario corregir ciertos problemas dentro de la iglesia. Entre ellos, los pecados de la lengua. Santiago define que el dominar la lengua es señal de madurez: “… ¿Quién… es una persona madura? Solo quien es capaz de dominar su lengua…”, Santiago 3:2 (TLA). Según el libro de Santiago, las características de un cristiano maduro son:

Santiago capítulo 1: Es paciente frente a los problemas (tiene una disposición a sufrir por el evangelio).
Santiago capítulo 2: Practica la verdad y habla la verdad.
Santiago capítulo 3: Ejerce dominio propio.
Santiago capítulo 4: Es un pacificador.
Santiago capítulo 5: Es poderoso en la oración.

Las manifestaciones diabólicas en medio de la iglesia son muy frecuentes. Reprendemos al diablo si se manifiesta en una vida no santificada. Sin embargo, Satanás se mueve de maneras camufladas y sutiles en la lengua de muchos hermanos.

En cierta ocasión un pastor recibió a una hermana arrepentida, confesando que su problema era el chisme y la murmuración. El pastor la había reprendido en varias ocasiones, pero ella seguía con el mismo pecado. En un momento, por la gracia del Señor, tuvo convicción de pecado y le confesó al pastor todo el mal que había sembrado en medio de la congregación. Le dijo que quería consagrar definitivamente su lengua en el altar. Después de escucharla, el pastor le respondió: “hermana querida, dudo que exista un altar tan grande como para recibir una lengua de su tamaño”.

Cuando hablamos de entendimiento espiritual, en nuestra tercera clase, dijimos que es la fuente de la cual se alimentan nuestras emociones y pensamientos. Todo este bagaje se manifestará en nuestras palabras y actitudes. No podemos ver qué tipo de fuente alimenta la mente y el corazón, pero si observamos el comportamiento, lo descubriremos. Si la fuente es diabólica los resultados serán los que dice Santiago 3: “…Si tienes celos amargos y contención, no te fíes…Esa clase de sabiduría…viene…de la tierra, de tu propio genio y del demonio… donde hay envidia y ambición habrá también…muchas cosas malas”, Santiago 3:13-18 (BLA, VRV). 

Celosamargos. Las palabras del mentiroso, o sea del diablo, se permean en la boca de los que tienen celos. Comienzan las conversaciones internas: “¿Ves?...Nadie te considera. Estás para más, si éste lo puede hacer, yo también. Vamos, ¡promueve tu visión! Es mucho mejor que ésta que dice el pastor. ¿Quién dijo que tengo que hacer lo que me dicen?”. Esta fuente corrupta se manifiesta de manera sutil al principio. A veces son personas que desean exposición pública sin entender que en el reino son ‘grandes’ los obedientes, no los visibles. Algunos muy visibles puede que ni los encontremos entres los salvos. Otros quieren ejercer autoridad sobre sus hermanos. Ambicionan poder y dicen ‘quiero servir a Dios’; mientras socaban toda autoridad que no sea la suya propia. Es fácil usar el egoísmo disfrazado de celo espiritual. Eso hacían los fariseos (Mateo 6:1-18). Miremos la progresión en los evangelios. En Lucas 12 Jesús dice algo tremendamente revelador, que probablemente nadie entendió en ese momento: “…Las multitudes crecieron… Jesús… advirtió: Tengan cuidado con la levadura de los fariseos, es decir, su hipocresía. Llegará el tiempo en que todo lo que…hayan dicho en la oscuridad se oirá a plena luz…”, Lucas 12:1-3 (NTV). Más adelante, el Espíritu Santo nos cuenta algo que dijeron en secreto: “Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa tramaban de qué manera matar a Jesús…”, Lucas 22:2 (NTV). Jesús los confronta, pero el problema estaba en la fuente de la cual se nutrían: “Ustedes hacen lo que su padre hace….Ustedes son de su padre el diablo. A ustedes les gusta hacer las maldades que el diablo quiere que hagan.”, Juan 8:41-44 (PDT). Dejemos de pensar que tenemos algo especial. “El que se gloría, que se gloríe en el Señor”, 1ª Corintios 1:30-31.  

Contiendas. Este es el hermano que apela a todo: las heridas, la injusticia, el esfuerzo y sacrificio personal, etc. ¿Qué busca? Apoyo. Siempre pregunta: “¿Estás conmigo o en mi contra? ¿Quién piensa como yo? ¿Nadie lo ve? ¿Cómo pueden dejar eso así?”. Y ese hermanito, que está espoleado por Satanás, va creando facciones con las palabras. Son los hermanos de “¿pero viste? ¿Te enteraste?”. Otra manera es sembrar un poco de murmuración acá y otro allá para dividir. Casi todo es verdad, pero una partecita es el veneno del diablo. Por eso el consejo es no participar de malas conversaciones, porque corrompen, pudren, destruyen, matan y aniquilan lo de Dios: “Las malas conversaciones corrompen…”, 1a Corintios 15:33.“El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal y sus labios no hablen engaño”, 1a Pedro 3:10 (VRV). En la iglesia vemos muchos ‘mantos de falsa espiritualidad’. Se habla mal, pero ‘por una buena causa’. Y empieza la crítica. Claro que hay errores, pero el lugar de seguir el consejo de Mateo 18 y hablar con la persona responsable, buscamos aliados en nuestra forma de pensar. Esos son los mantos de falsa espiritualidad. Eso tiene que ver con otros motivos bien escondidos. ¿Recuerdan a Coré, Datán y Abirán? Ellos deseaban ‘el bien común y el sacerdocio de todos los creyentes’. Lo acusaron a Moisés tergiversando la realidad, pero todo era una fachada. Uno atraviesa ese cascarón y lo que encuentra son gusanos.  Hay gente que tiene más que gusanos. De sus bocas salen serpientes. No lo digo yo sino la Biblia:“Dios mío, líbrame de la gente malvada… Más que gente, parecen víboras; hablan, y sus palabras son venenosas e hirientes”, Salmo 140:1-3 (TLA). Lo que hablan es repugnante como el olor que sale de una tumba abierta. Su lengua está llena de mentiras. Veneno de serpientes gotea de sus labios. Su boca está llena de maldición y amargura. No tienen temor de Dios en absoluto”, Romanos 3:13,14 y 18 (NTV).

Para algunos su salvación sería hablar menos, pero no pueden. Si no hablan el veneno los mata. Ahí se mide la inmadurez. Todos debemos entender que las palabras erradas tienen el poder de condenación.“Lo que cualquier persona diga ahora determina la suerte que le espera: o será justificado por ellas, ¡o será condenado!”, Mateo 12:37 (NT-BAD). A los israelitas que salieron de Egipto el hablar mal los condenó a morir en el desierto: “…Ustedes…se pusieron a murmurar en sus carpas, diciendo: "El Señor nos aborrece; por eso… ninguno entrará a la tierra prometida…”, Deuteronomio 1:26-35 (BPD). 

Analicemos el siguiente versículo bíblico en 4 porciones: “Las palabras que decimos con nuestra lengua son como el fuego. Nuestra lengua tiene mucho poder para hacer el mal. Puede echar a perder toda nuestra vida, y hacer que nos quememos en el infierno”, Santiago 3:6 (TLA):


1)      Las palabras que decimos con nuestra lengua son como el fuego. Coré, Datán y Abiram se unieron. “…Ninguno de ellos quería que Moisés fuera su líder…”. Números 16:1 (TLA). Seguro que tenían buena labia (poder de convencimiento), pues “se les unieron doscientos cincuenta jefes… consejeros…muy respetados por todos”, Números 16:2 (TLA). La rebelión comenzó en tres personas, pero se extendió a muchísimas familias (pudo haber representado más de mil personas).

2)      Nuestra lengua tiene mucho poder para hacer el mal. Santiago 1:26 dice: “Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo…”, BAD. Hananías murió antes de tiempo: “Hananías: Escucha bien…Tú has llevado a este pueblo a confiar en tus mentiras…Por lo tanto…este mismo año morirás… Y en el mes séptimo de ese mismo año murió”, Jeremías 28:15-17 (RVC). Otro ejemplo bíblico son los diez espías: “Y los varones que…al volver habían hecho murmurar…a toda la congregación…murieron de plaga delante del Señor. Mas Josué… y Caleb… quedaron con vida… (pues tenían un espíritu diferente)…”, Números 14:36-38 (OSO).

3)      Puede echar a perder toda nuestra vida. Miriam y Aarón murmuraron de su hermano menor Moisés. Dios les dijo: “Óiganme bien. ¿Por qué se atreven a hablar mal de Moisés? Y… cuando la nube se apartó del santuario, a María…la piel se le puso blanca como la nieve”, Números 12:6-8 (TLA). Dios ejecutó juicio por medio de la lepra en su forma más maligna. Algunas versiones dicen que tenía la piel deshecha. ¿Le habrán quedado secuelas? No lo sabemos. Pero lo más trágico no fueron las cicatrices o las mutilaciones sino que la nube (símbolo de la presencia de Dios) abandonó el campamento. Todos quedaron varados y sin protección por el pecado de hablar mal a través de boca de una líder. No somos conscientes de cuán maligno es este pecado. De cómo puede apagar la presencia del Señor. ¿Cuál fue el pecado de Ananías y Safira? La mentira. Aquí vemos el poder de las palabras. Calvino dijo: “Hay personas que están libres de los pecados más groseros y hasta demuestran evidencias externas de santidad. Pero que infaman, denigran y critican a otros bajo el pretexto de celo santo, mientras que el motivo real es su inclinación a hablar mal”. “Tienen apariencia de piedad pero niegan la eficacia de ella, a los tales evita, apártate de ellos (MN)… ¡Con esa gente ni te metas!”, 2ª Timoteo 3:5 (VRV, NVI 1999).

4)      Y hacer que nos quememos en el infierno. “Apártense…de estos hombres perversos…de lo contrario también ustedes serán exterminados…”; Números 16:26 (LPD). “…Si el SEÑOR hiciere una nueva cosa… y descendieren vivos al infierno, entonces conoceréis que estos hombres irritaron al SEÑOR”, Números 16:30 (OSO). Este fue el destino de Coré y todo su séquito.

“En cambio la sabiduría que viene de arriba…es recta (pura) y pacífica, capaz de comprender a los demás (amable)…produce buenas obras, no es parcial ni hipócrita…”, Santiago 3:13-18 (BLA, VRV). 

Aprendemos a reconocer la sabiduría que viene de Dios por lo que produce. No está contaminada con emociones dañadas, exigencias o deseos de poder. Su objetivo es lograr que brillen la paz, la bondad, la mansedumbre y el entendimiento en las relaciones. Actúa motivada por la compasión y sus acciones dan como resultado buenos frutos. La sabiduría que viene del Señor no crea divisiones. Persevera hasta que alcanza mayor entendimiento. Todo lo hace con sinceridad, sin fingimiento, porque sale de lo profundo de un corazón transformado por el Espíritu Santo de Dios. Y ese es el tipo de corazón que manifiesta el fruto del Espíritu mencionado en Gálatas 5:22-23. Sigamos por el camino de la santidad y la búsqueda apasionada del Señor.