Del dolor a la bendición 30/10/2022 #1220

Episode 237,   Oct 30, 2022, 08:34 PM

Pastor José Luis Cinalli
30/10/2022
Del dolor a la bendición

“… Alégrense, porque aunque en el presente sufran diversas aflicciones, el gozo que les espera es extraordinario, 1ª Pedro 1:6 (NT-BAD).

A nadie le gusta sufrir. Mejor dicho: ¡a nadie le gusta sufrir por Dios! La gente crea sus propios problemas y convive con ellos sin quejarse. Las personas dilapidan su salud en promiscuidad y acortan la vida en drogas o borracheras y lo soportan con paciencia. Si tuvieran salud y dinero volverían a hacer lo mismo; de hecho, eso es lo que sucede. No se arrepienten de sus pasiones. Al contrario, se lamentan por no alimentarlas continuamente. De hecho, esas pasiones le quitan todo, hasta el pan de la boca o la última gota de sangre de sus venas. Ni siquiera temen arder en el infierno a causa del pecado. Sufren por el pecado que no quieren abandonar. Pero si a esas personas, tan liberales en su sexualidad y comportamiento, se les pidiera ofrecer sus vidas por Cristo y su causa, aunque sea por un instante, endurecerían sus corazones y le darían la espalda.

El sufrimiento no entra fácilmente en nuestra mentalidad. A la carne le gustan los mimos, no la crucifixión. El evangelio que dice ‘pare de sufrir’ es tentador, pero no es bíblico y tampoco le da gloria a Dios. La Biblia dice: Dios les ha ordenado sufrir con paciencia… Cristo sufrió por ustedes, dejándoles ejemplo para que sigan Sus pasos, 1ª Pedro 2:21 (TLA, NBLH). “Para entrar al reino de Dios tenemos que sufrir mucho”, Hechos 14:22 (PDT).El sufrimiento forma parte del llamamiento… que Dios nos hace, 1ª Pedro 2:21 (CAS). También dice: “Todo el que pertenezca a Jesucristo y quiera vivir dedicado a Dios será perseguido… maltratado… y sufrirá a manos de los enemigos del Señor, 2ª Timoteo 3:12 (PDT, TLA, NT-BAD). Entiéndase bien. El sufrimiento que Dios recompensa es aquel que proviene de nuestra fidelidad a Cristo: “Si son castigados por hacer el mal, no hay por qué felicitarlos cuando soporten el dolor, pero si hacen el bien y soportan con paciencia el sufrimiento, Dios los bendecirá, 1ª Pedro 2:20 (PDT). No hay por qué temer el maltrato que sufrimos por ser fieles a Dios.

Las dos grandes marcas del cristiano son creer en Cristo y sufrir por Cristo. Pero al mismo tiempo son dos grandes bendiciones: “Dios les ha concedido el honor no sólo de creer en Cristo, sino también de sufrir por él, Filipenses 1:29 (PDT). “Si alguno de ustedes sufre por ser cristiano, no se avergüence. Más bien, agradezca a Dios por tener el privilegio de sufrir como cristiano, 1ª Pedro 4:16 (PDT). Sufrir por ser fiel a Dios es una bendición: “… Tenemos que sufrir con él (Cristo) para compartir su gloria”, Romanos 8:17 (PDT). Después que los discípulos fueran azotados por los líderes religiosos “salieron… muy contentos, porque Dios les había concedido el honor de sufrir… por causa del nombre de Jesús, Hechos 5:41 (DHH). Los apóstoles se marcharon del Concilio Supremo con los cuerpos golpeados, pero con los corazones alegres. El sufrimiento resultó ser una bendición. “Alégrense de poder sufrir como Cristo sufrió…”, 1ª Pedro 4:13 (TLA). Los enemigos del Señor deben haber quedado asombrados por el gozo de los discípulos en medio del sufrimiento, mucho más que por sus milagros. Ten presente este hecho: ¡Jesús no garantiza perpetua felicidad si estamos dispuestos a servirle, pero sí nos promete un gozo inefable y glorioso!

¿Por qué la sorpresa? Si Dios nos ama, el hombre nos aborrecerá. El fruto maduro es el más picoteado por los pájaros. Es posible que hoy llevemos cadenas de hierro por causa de Cristo, pero llegará el día en que portaremos cadenas de oro allá en el cielo. Moisés estaba convencido que la recompensa que le esperaba por servir a Dios era mucho mejor que las riquezas de este mundo: “Consideró que era mejor sufrir por causa de Cristo que poseer los tesoros de Egipto, pues tenía la mirada puesta en la gran recompensa que recibiría, Hebreos 11:26 (NTV). Jesús no engaña a nadie. Él dijo con toda franqueza que el discipulado cristiano cuesta y que sus seguidores serían probados siendo perseguidos. ¡Qué ironía! Los animales y los criminales son ‘perseguidos’, pero no las personas que buscan el bien. Sin embargo, si los hombres aborrecieron y persiguieron a Jesús, también lo harán con sus seguidores. Pero no será en vano. Cristo mismo los recompensará: “… Si no renuncias a tu fe, yo te premiaré con la vida eterna, Apocalipsis 2:10 (PDT). Al que soporta las dificultades, Dios lo bendice… le da el premio y el honor más grande que puede recibir: la vida eterna…”, Santiago 1:12 (TLA). “Cuando la gente los insulte, los persiga y hable mal de ustedes por seguirme, sepan que son afortunados a los ojos de Dios… alégrense porque Dios les va a dar una gran recompensa…”, Mateo 5:11-12 (PDT). ¡Los discípulos perseguidos son discípulos bendecidos! ¡La maldición del hombre y la bendición de Cristo se encuentran en la misma persona!

Ahora bien, se nos exhorta a encontrar un manantial de gozo en presencia de las pruebas: “Alégrense cuando tengan que enfrentar diversas dificultades… considérense muy dichosos”, Santiago 1:2 (PDT, NVI). El gozo en medio de las pruebas deriva de la paz con Dios. Entiéndase bien: los problemas en sí no son un gozo. El gozo fluye a pesar de los problemas y es el resultado de nuestra comunión con Dios. La fe victoriosa siente gozo. Jesús pudo soportar las pruebas porque miraba el gozo que le esperaba después del sufrimiento: “… Jesús soportó la cruz… porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría…”, Hebreos 12:2 (DHH). Al igual que Jesús, nosotros debemos atravesar las pruebas con fe y paciencia porque existe un beneficio eterno en hacerlo: una vida con Dios por toda la eternidad: “… Alégrense, porque aunque en el presente sufran diversas aflicciones, el gozo que les espera es extraordinario, 1ª Pedro 1:6 (NT-BAD). Ánimo, no bajemos los brazos mientras atravesamos el valle de sombra de muerte porque nos espera una herencia mayor en los cielos. ¡Lo que cuesta, vale! “… Porque momentáneos y leves son los sufrimientos que, a cambio, nos preparan un caudal eterno e insuperable de gloria… Por lo tanto… fijemos la mirada en los goces celestiales que todavía no vemos. Pronto cesarán los problemas presentes, pero los goces que disfrutaremos no cesarán jamás, 2ª Corintios 4:17-18 (BDA2010, NT-BAD). ¿Cómo pudo Pablo llamar “leve” la tribulación que sufría por servir a Cristo? El apóstol no sufría de gripe ni de dolor de cabeza. Nadie sufrió como Él, excepto Jesús: “He estado… en prisión; he soportado… azotes… y muchas veces he estado en peligro de muerte. En cinco ocasiones… me castigaron con… treinta y nueve azotes. Tres veces me golpearon con palos; una vez casi me matan a pedradas; tres veces estuve en naufragios; una vez tuve que pasar todo un día y una noche perdido en medio del mar… he estado en peligro en los ríos, en peligro de ladrones, en peligro por causa de mis compatriotas… he estado en peligro en las ciudades, en los desiertos y en los mares… He hecho trabajos duros y fatigantes; he pasado muchas noches sin dormir; muchas veces he sufrido hambre y sed, y he tenido que soportar el frío sin tener con qué cubrirme. He tenido muchos otros problemas y, sobre todo, tengo siempre una gran carga: la preocupación diaria por todas las iglesias”, 2ª Corintios 11:23-28 (PDT). A estos ‘problemitas’ Pablo los llamó “leve tribulación”, por supuesto, en comparación con el “eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación”, 2ª Corintios 4:17 (LBLA). Los sufrimientos son parte de la disciplina de Dios para sus hijos. Lo que sufrimos por Cristo en esta vida nos prepara para las glorias eternas.

Por último. Las pruebas y dificultades fortalecen nuestro carácter: “Nos alegra tener que sufrir, porque sabemos que así aprenderemos a soportar el sufrimiento. Y si aprendemos a soportarlo, seremos aprobados por Dios. Y si él nos aprueba, podremos estar seguros de nuestra salvación…”, Romanos 5:3-4 (TLA). Y además nos hace dependientes del Señor. Pablo dijo: Desde que sé que lo que sufro lo sufro por Cristo, me siento feliz por… los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades; porque cuando soy débil, soy fuerte; y mientras menos tengo, más dependo de Él”, 2ª Corintios 12:10 (NT-BAD). Es imposible saborear de la vida si no estamos dispuestos a perderla por Cristo. Pablo expresó: “Deben alegrarse y regocijarse conmigo si se me concede el privilegio de morir por nuestra fe”, Filipenses 2:18 (NT-BAD). El secreto de la verdadera paz es rendir nuestra voluntad a la voluntad de Dios. Cuando eso sucede uno pierde el temor. Eso le sucedió a Pedro. La noche previa a ser ejecutado por Herodes dormía tranquilo en la cárcel atado entre dos soldados, Hechos 12:6. Y estaba profundamente dormido porque estaba profundamente en paz. El ángel tuvo que golpearlo para que se despertada. Por su disposición a morir le era posible dormir. ¿Por qué preocuparse si lo peor que podía hacerle la muerte era llevarlo al descanso eterno en los brazos de su amado Señor? ¿Deseas experimentar la misma paz? Entrégate a Dios y ríndele tu voluntad. ¡Esa paz también tú la tendrás!