Durmiendo una siesta espiritual 13/11/2022 #1222

Episode 240,   Nov 13, 2022, 08:24 PM

Pastor José Luis Cinalli 
13/11/2022

Durmiendo una siesta espiritual

“… Estemos en guardia y no durmamos… Mantengámonos despiertos…, 1ª Tesalonicenses 5:6 (NT-BAD). “Esto es… urgente… Despierten…”, Romanos 13:11 (NTV). “… Manténganse despiertos conmigo”, Mateo 26:38 (PDT).  Despiértense… de la modorra”, 1ª Corintios 15:34 (BLA, Castillian). “… Despiértate, tú que duermes…”, Efesios 5:14. 

Para un soldado vigilar es esencial. Dormirse podría ser fatal, especialmente si está de guardia. Si el soldado descuida su deber de vigilar pone en riesgo no solo su propia vida sino la de todo el ejército. Lo mismo sucede en el plano espiritual. Si el líder duerme, la gente a su cargo corre peligro: “Los líderes de mi pueblo, los guardianes del SEÑOR… son como perros guardianes silenciosos… les encanta estar echados, durmiendo y soñando, Isaías 56:10 (NTV). Es una vergüenza que durmamos. Peor aún es que los incrédulos, al igual que el capitán del barco donde viajaba Jonás, nos reprochen por nuestra pereza espiritual: “¿Cómo puedes dormir en medio de esta situación?... ¡Levántate y ora…!, Jonás 1:6 (NTV). Jesús dijo: “¿Por qué duermen?... Levántense y oren para que no cedan ante la tentación”, Lucas 22:46 (NTV). Cuando dormimos le damos la oportunidad al diablo que ejerza su poder en nuestra contra. Los hijos quedan desprotegidos cuando sus padres se duermen espiritualmente, lo mismo ocurre con los hijos espirituales. Jesús dijo: Cuando todos estaban durmiendo, vino alguien que quería hacerle daño…”, Mateo 13:25 (PDT) Y luego aclaró que ese alguien es “un enemigo”, Mateo 13:28. Aprendamos la lección: ¡si permanecemos despiertos el enemigo no tiene posibilidades con nosotros! 

El sueño le viene al alma tan silenciosamente como al cuerpo. Nos vamos durmiendo sin darnos cuenta. Y eso podría ser fatal. Para el soldado cristiano la vigilancia es más importante que para cualquier otro. En las batallas terrenales los soldados luchan contra hombres que necesitan dormir tanto como ellos, pero el enemigo del cristiano, siempre vela y patrulla. “… Manténganse alerta. Su enemigo el diablo anda… como un león hambriento buscando a quién devorar”, 1ª Pedro 5:8 (PDT). Ya que el diablo nunca duerme, el cristiano corre grave peligro durmiéndose espiritualmente. Esto es, descuidándose por sentirse seguro. Satanás se le echará encima antes de que esté despierto para desenvainar la espada. Cuando un cristiano duerme es más fácil para el diablo tentarlo. Hasta una mosca se atreve a posarse sobre un león dormido; si no se despierta, no hay nada que temer. La tentación más débil bastará para derrotar al cristiano dormido. Mientras Sansón dormía, Dalila le cortó el cabello. Mientras Saúl dormitaba, le quitaron la lanza. Noé se durmió y su descarado hijo se burló de su desnudez. El cristiano que se duerma espiritualmente puede ser asaltado por sorpresa.

En la Biblia se usa mucho el ejemplo de los vigilantes. Ellos cuidaban para que los animales no dañaran y los ladrones no robaran. También había un centinela en la parte superior de los muros que rodeaban las ciudades para detectar cualquier posible amenaza. Si había algún peligro, rápidamente tocaba la trompeta de advertencia, las puertas de la ciudad se cerraban y los residentes se preparaban para defenderse, Ezequiel 33:3-6. Era fundamental que el vigilante no se durmiera durante su turno. Tenía que permanecer despierto y alerta en todo momento, porque si dormitaba aunque fuera unos minutos, los enemigos podían aprovecharse de la situación con resultados devastadores. En términos espirituales, podemos compararnos a esos vigilantes. No solo debemos velar atentamente por nuestra condición espiritual, sino que además tenemos la misión de advertirles a otros a que despierten del letargo espiritual y se alisten con las invencibles armas del Dios Todopoderoso para defenderse del peligro inminente. 

Tenemos que levantarnos de la apatía, indolencia, desidia, desinterés, indiferencia y descuido de las cosas espirituales. Eutico es un claro ejemplo de lo que ocurre cuando alguien se duerme. La iglesia estaba reunida para participar de la Cena del Señor y “Pablo… prolongó su predicación hasta media noche. Había abundantes lámparas en la sala… Un joven llamado Eutico estaba sentado al borde de una ventana… se fue quedando profundamente dormido. Vencido por el sueño, se cayó desde el tercer piso, y cuando lo recogieron, ya estaba muerto”, Hechos 20:7-9 (BDA2010)). ¿Por qué razón Eutico se cayó de la ventana? Porque se durmió. Y, ¿por qué se durmió? Si decimos que el mensaje era monótono y largo le echamos la culpa al predicador y, siendo Pablo el elocuente y ungido mensajero, difícilmente haya sido aburrido. Si decimos que se durmió porque era joven estamos subestimando el potencial de aquellos a quienes Dios se complace en llamar. Si decimos que había muchas lámparas, gran combustión y poco oxígeno, la culpa es de las circunstancias. Si decimos que se durmió porque estaba cansado, le echamos la culpa a las limitaciones de nuestro cuerpo. La verdad es que Eutico se cayó por la sencilla razón de que se sentó al borde de una ventana. Y sentarse al borde de una ventana de un tercer piso es muy peligroso. No es un lugar adecuado para estar escuchando. 

Lo cierto es que muchos estaban bajo el mismo techo, escuchando el mismo sermón, por el mismo predicador, respirando el mismo aire, pero a nadie se le ocurrió sentarse en la ventana y mucho menos en el tercer piso. Entonces, fue la ubicación lo que lo llevó a la caída. De haber estado en la sala, sentado como los demás, no se hubiera caído. ¡Cuántos Euticos duermen hoy en las ventanas de las iglesias! Ni dentro, ni fuera. En la ventana, en la penumbra. Indiferentes, tibios, insensibles al mensaje de Dios. Con un oído escuchan el mensaje bíblico y con el otro recorren las calles del mundo que se predica afuera. Se sientan en la ventana que media entre las cosas de Dios y las del mundo. Entran a la iglesia pero no están en la iglesia. El que no quiera ‘caer’ deberá prestar atención al lugar dónde se ‘sienta’. Existen lugares donde ‘sentarse’ resultan ser muy peligrosos para la vida espiritual. Sentarse a la mesa de gente tóxica y sin fe podría ser letal. Presta mucha atención a los lugares que frecuentas y con quién te juntas.   

Recordemos ahora la parábola de las diez vírgenes. Las necias se quedaron fuera de la fiesta porque sus lámparas se quedaron sin aceite. Si el día en que nos encontremos con Jesús nuestra lámpara no alumbra nos quedaremos afuera del cielo. Por eso debemos estar preparados: “Estén siempre preparados y mantengan las lámparas encendidas, Lucas 12:35 (NBLH). “… Velen, estén alerta… manténganse… despiertos, porque no saben qué día va a venir su Señor”, Mateo 24:42 (NBLH y DHH). Despiertos, preparados y alertas. ¿Para qué? Para no quedarse dormidos. Advierte este hecho. Las vírgenes que se quedaron afuera de la fiesta no eran enemigas del novio, ni siquiera desconocidas sino, personas que formaban parte de su círculo íntimo. Eran las ‘damas de honor’. Esto significa que los que se quedarán fuera de las bodas del Cordero no serán solo los incrédulos y paganos sino también muchos que en esta vida profesaron ser cristianos pero en un algún momento se durmieron, se quedaron sin aceite y sus lámparas dejaron de alumbrar. Qué imagen tan tétrica. Íntimos de Jesús suplicando a los gritos frente a las puertas del cielo: “¡Señor! ¡Señor!... ¡Ábrenos la puerta!”, Mateo 25:11 (NVI). Y, ¿qué les respondió el novio? “No sé quiénes son ustedes. No las conozco, Mateo 25:12 (TLA). ¡Qué cuadro tan espantoso de personas casi salvadas pero eternamente perdidas! 

Ahora bien, ¿cuándo se quedaron sin aceite las vírgenes necias de la parábola? Minutos antes de que el novio llegara. Sus lámparas alumbraron durante mucho tiempo, pero no en el momento en que el novio llegó: “Terminar una obra vale más que comenzarla...”, Eclesiastés 7:8 (BL95). El premio de participar de la fiesta, ver al novio y estar con Él por toda la eternidad está reservado solo para los que no se duermen, para los que perseveran hasta el final: “... El que se mantenga fiel hasta el final, será salvo, Marcos 13:13 (PDT). Es imposible creer que las mujeres necias de la parábola se hayan unido al cortejo con la intención de no participar de las bodas. Lo que pasó es que, poco a poco, fueron descuidando el aceite de sus lámparas hasta que finalmente se terminó. Se fueron durmiendo y la tragedia les llegó de repente. Es importante obedecer a Dios y ser personas de fe, pero más aún es terminar nuestra vida de la misma manera. ¿Cómo está el nivel de aceite en la lámpara de tu vida espiritual? ¿Estás durmiendo una siestita espiritual? ¿Estás dormido en medio de la luz? Las viejas experiencias con el Señor no son suficientes para ver al novio. Lo que interesa es estés despierto el día en que te encuentres con Cristo porque de lo contrario te quedarás fuera de la fiesta. Esto es apremiante: ¡despertemos o nos quedaremos fuera del cielo para siempre!