Un regalo para Jesús en esta navidad 18/12/22 #1227

Episode 248,   Dec 18, 2022, 08:15 PM

Pastor José Luis Cinalli
18/12/22

Un regalo para Jesús en esta navidad

“Abrieron los cofres que llevaban y le regalaron al niño oro, incienso y mirra”, Mateo 2:11 (TLA).

La Biblia nos cuenta que unos sabios llegaron a Belén desde el oriente para celebrar el nacimiento del nuevo rey de los judíos. Ellos dijeron: “Hemos venido a adorarlo”, Mateo 2:2 (NTV). Es de sabios adorar a Jesús. “Todo el que escucha mi enseñanza y la sigue es sabio…”, Mateo 7:24 (NTV). Ahora bien, reflexionemos en lo que estas personas sabias hicieron con Jesús. No sabemos cómo se llamaban ni cuántos eran. Solo se nos dice que vinieron de muy lejos solo para adorar y ofrecerle un regalo a Jesús. Sigue siendo una costumbre hoy en día que quién cumple años recibe presentes. Pero existe algo extraño en esta historia. Desde niños se nos enseña a esperar regalos en el día en que festejamos el nacimiento de Jesús. Nos hacemos regalos entre nosotros en lugar de hacerle un regalo a Jesús. Ni siquiera en el día en que recordamos el nacimiento del hijo de Dios dejamos de ser egoístas. Esa es la razón por la que siempre esperamos de Dios y esa es la razón por la que nos enojamos cuando Dios no nos da lo que le pedimos. Renunciemos al egoísmo y en esta navidad que sea Jesús quién reciba un regalo de nuestra parte.  

Dios vive haciéndonos regalos y, por sobre todo, nos ha dado el más grande de todos los regalos. Nos dio a su hijo y su hijo dio su vida por la nuestra. Murió para que pudiéramos vivir para siempre a su lado. ¡Qué gran regalo! Es lógico entonces que si él murió por nosotros ahora nosotros vivamos para él. “… Si Cristo murió por nosotros, ya no debemos vivir más para nosotros mismos sino para Cristo…”, 2ª Corintios 5:15 (TLA). La Biblia dice que fuimos “... Comprados… por Dios y por el Cordero… para ser… dedicados a Dios y al Cordero en calidad de ofrenda santa, Apocalipsis 14:4 (PDT y CAS). Dios espera que lo amemos y lo sirvamos: “¿Qué requiere el SEÑOR… de ti? … Que lo ames y lo sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma…”, Deuteronomio 10:12 (NTV). Entonces, ya que Dios y Jesús nos regalaron lo mejor, ¿qué tal si seguimos su ejemplo y el de los sabios y le damos a Jesús en esta navidad un buen regalo?

Pensemos en nuestro cumpleaños. Queremos que todo el mundo recuerde el día en que hemos nacido, como si fuéramos tan importantes en esta vida. Es más, organizamos nuestra agenta y pretendemos que otros hagan lo mismo para que juntos celebremos nuestro día. Esperamos que la gente a nuestro alrededor recuerde nuestro nacimiento y nos ofendemos si no lo hacen. Esperamos que estén a nuestro lado y nos traigan regalos. Existen personas que postergan o interrumpen sus actividades y eventos importantes para estar en el cumpleaños de una persona querida. Y muchas personas se ofenden si sus amigos o familiares no organizan su agenda para estar con ellos en su cumpleaños.

Ahora bien, asistimos al cumpleaños de una persona por dos razones: 1) esa persona es muy especial o, 2) le estamos muy agradecidos por algo que hizo por nosotros. Jesús ha invitado a todos a celebrar su ‘cumpleaños’. ¿Asistiremos? Si Él se ha convertido en una persona especial para nosotros o nos sentimos muy agradecidos por lo que hizo por nosotros seguramente asistiremos. Y, además, le llevaremos un regalo. Cuánto más importante es la persona homenajeada más importante el regalo. Pero a Dios no le regalamos nada. Llega el día de la navidad y celebramos, comemos a más no poder, bebemos hasta que no podemos movernos sin siquiera saber qué estamos festejando. Eso evidencia que Dios no es importante para nosotros y tampoco le estamos agradecidos. Jesús dio su vida para rescatar la nuestra del infierno. Nos liberó del poder del pecado y de Satanás y nos dio vida eterna. Nuestra gratitud debería ser inmensa. Nuestro regalo debería ser importante, ¿no te parece?

¿Qué le regalaremos a Jesús? Cuando la persona es muy querida pensamos en un regalo que le guste. ¿Qué cosa le gustaría a Jesús que le regaláramos? ¿Qué es lo que más quiere de nosotros? ¿Qué podríamos darle que signifique mucho para Él? La Biblia dice que lo que más quiere es que lo conozcamos y, luego, que lo obedezcamos sirviéndolo con todo nuestro corazón. Nada despierta tanto la simpatía de Dios como el deseo de conocerlo. Dios manifestó su interés al enviarle este mensaje al faraón: “… Quiero… que todos en el país me conozcan, Éxodo 9:16 (TLA). De todos los deberes cristianos no hay otro que la Biblia recalque más que el de conocerlo. Es cierto que Jesús llegó a este mundo para salvarnos del infierno y del pecado, pero su principal motivo fue que conozcamos a Dios a través de él. Ser libre del pecado y de Satanás y además tener vida eterna, son consecuencias de conocer a Dios: “Y éste es el requisito para que obtengan la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, el que tú enviaste a la tierra”, Juan 17:3 (NT BAD). David le recomendó a su hijo que conozca a Dios: “David se volvió a su hijo Salomón y le dijo: Y tú, Salomón, hijo mío, aprende a conocer íntimamente al Dios de tus antepasados. Adóralo y sírvelo de todo corazón...”, 1º Crónicas 28:9 (NTV). Los grandes apóstoles como Pablo, Pedro y Juan recalcaron la necesidad de conocer a Dios. “Y sabemos que el Hijo de Dios… nos ha dado entendimiento, para que podamos conocer al Dios verdadero, 1ª Juan 5:20 (NTV). Pablo lo expresó de la siguiente manera: “Todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús… Quiero conocer a Cristo…, Filipenses 3:8-10 (NTV). Y luego oró por la iglesia de esta manera: "Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo... les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor", Efesios 1:17 (NVI). Pedro ordenó: Conozcan mejor a nuestro Señor y Salvador Jesucristo y así recibirán cada vez más de su generoso amor…”, 2ª Pedro 3:18 (PDT). Una de las cosas que más quiere Jesús es que deseemos de todo corazón conocerlo, desarrollando una relación amorosa y personal con él. ¿No fue ese el interés de los sabios del oriente? Querían conocerlo y adorarlo. Y, ¿sabes una cosa? Aquellos que se interesan realmente en conocer a Dios son guiados a ese conocimiento, como sucedió con los sabios de oriente: “… Y la estrella que habían visto en el oriente los guió hasta Belén. Iba delante de ellos y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño”, Mateo 2:9 (NTV). Dios guiaba a Israel en el desierto: “El SEÑOR iba delante de ellos, y los guiaba durante el día mediante una columna de nube y les daba luz durante la noche con una columna de fuego. Esto les permitía viajar de día y de noche”, Éxodo 13:21 (NTV). Los pastores también fueron guiados a conocer al niño Jesús: “Y lo reconocerán por la siguiente señal: encontrarán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre”, Lucas 2:12 (NTV). Simeón “movido por el Espíritu, vino al templo” y encontró al niño Jesús cuando los padres lo trajeron al templo, Lucas 2:27. También la profetisa Ana lo encontró y daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén”, Lucas 2:38. Y otros de los regalos que Dios aceptaría de buen agrado es nuestra predicación. Fue eso lo que hicieron los sabios que llegaron desde el oriente. Testificaron acerca del rey, incluso al mismo rey Herodes.

Aquellas personas que llegaron desde tan lejos trajeron regalos preciosos y caros reconociendo así la dignidad del homenajeado. Le entregaron oro reconociéndolo rey. Le ofrecieron incienso reconociendo su divinidad y la mirra su santa humanidad. Hicieron un sacrificio enorme para celebrar el nacimiento de Jesús. Y la recompensa fue enorme: encontraron y conocieron al hijo de Dios. Y esa alegría nadie pudo quitársela: “Se alegraron con alegría grande sobremanera… se regocijaron sobremanera con gran alegría”, Mateo 2:10 (Jünemann, LBLA). Esa alegría también puede ser nuestra. Si en esta navidad decidimos ofrecerle a Dios nuestro deseo por conocerlo y renovamos nuestro compromiso con el lugar secreto seguramente seremos guiados a conocer a Dios profundamente. Y ese conocimiento producirá un gozo que nada ni nadie podrá darnos en esta vida. ¡Qué esta navidad sea especial para todos y especialmente para Jesús!