El otro Cristo evangélico 1/1/23 #1229

Episode 250,   Jan 01, 2023, 11:37 PM

Pastor José Luis Cinalli
1/1/2023
El otro Cristo evangélico

“… Ciertos individuos… quieren tergiversar el evangelio de Cristo… les hablan de un Jesús distinto del que nosotros les hemos anunciado, Gálatas 1:7 (NVI) y 2ª Corintios 11:4 (TLA). 

En la época en que Pablo ejercía su ministerio muchos líderes difundieron un evangelio diferente al que él predicaba. Y en cierto sentido fue ‘ese Cristo diferente’ el que se difundió posteriormente por todo el mundo, incluso en América. Es cierto que Cristo llegó a nuestras pampas y cordilleras, ¿pero fue realmente Él quien vino o fue otra figura religiosa que portaba el mismo nombre y alguna de sus marcas? El Cristo que nació en Belén y murió en el calvario parece no ser el que llegó a Occidente. El Cristo original fue estorbado en su viaje a Sudamérica. Debió haber sido encarcelado en algún lugar de oriente; mientras que otro tomó su nombre y se embarcó con los cruzados españoles al nuevo mundo. Cristo, el Hijo y Señor de María, ha sido poco más que un extraño y peregrino en estas tierras. Veamos algunas características de ese evangelio diferente:

1.     El egocentrismo. Tenemos la tendencia de justificar nuestro mal comportamiento. Esa actitud no es propia del evangelio original. El Cristo de las Escrituras nos enseñó a ser humildes aceptando nuestros errores y pidiendo perdón por ellos: “perdona nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros”, Mateo 6:12 (NTV). El reconocimiento de nuestros errores no es señal de debilidad sino de grandeza. La Biblia afirma que somos malos por naturaleza. Nada bueno hay en nosotros. Somos pecadores, por lo tanto, cuando justificamos nuestros pecados “le hacemos a Él mentiroso”, 1ª Juan 1:10. “Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad”, 1ª Juan 1:8 (NTV).

2.     La pasión por encima de la guía divina. Se ha popularizado la idea de que si seguimos nuestro corazón hacemos la voluntad de Dios. Sin embargo, el evangelio del Cristo verdadero refleja una enseñanza totalmente diferente. Se nos enseña a buscar y ser guiados por Dios. Jesús nos enseñó en el Padre nuestro a orar diciendo: “… Hágase tu voluntad”, Lucas 11:2. Nuestro corazón no puede ser el capitán de nuestra vida. Y, ¿por qué no? Porque es muy traicionero: “El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso…”, Jeremías 17:9 (NTV). Ya que nuestros sentimientos no son seguros debemos dejar que Dios dirija nuestra vida, Proverbios 20:24 (TLA). Somos muy pasionales; gobernados por impulsos volcánicos engendrados por la explosión repentina de sentimientos dominantes. Y si no lo crees mira a tu alrededor. Impulsados por la pasión ‘celeste y blanca’ la gente y aun los creyentes hicieron cosas que demostraron idolatría. Incluso, muchos ofrendaron su vida. El desafío para este nuevo año que comienza es: dejar de reinar sobre el cementerio de nuestros viejos hábitos y pecados. ¡Destronemos el gobierno de la carne y vivamos apasionados sí, pero solo por Dios y por su obra! Que el Dios en llamas nos transforme en “ministros llama de fuego”, Hebreos 1:7. Y que, encendidos por el fuego de Dios, salgamos disparados a las calles a impartir la hoguera de su manifiesta presencia a los demás.

Qué oportuno sería recordar que lo que esta vida nos ofrece como bueno es solo temporal y pasajero. En Milán, Italia, existe una catedral en la que varias inscripciones en su fachada invitan a la reflexión. A la mano derecha se ve una corona de rosas con la siguiente declaración: ¡todo lo que nos complace solo dura un instante! A la mano izquierda se deja ver una cruz de espinas y una frase que dice: ¡todo lo que nos preocupa solo dura un instante! Finalmente, se ve una cruz central cuya inscripción reza: ¡Lo único que tiene importancia es aquello que es eterno!    

3.     La religión por encima de la relación. El Jesús que llegó a América ha tenido para nosotros solo un valor religioso, catártico. Es una ‘válvula emotiva de escape’ en los momentos difíciles y nada más. Debido a que no se alienta la lectura y el estudio bíblico, Cristo no ha llegado a ser un modelo a seguir. Los más impresionantes aspectos de sus enseñanzas no han sido la regla de vida para nosotros, ni los más impresionantes aspectos de su conducta se han transformado en una inspiración para imitar. Los portadores de Cristo, lejos de vivir a Cristo lo hemos negado con nuestra manera de vivir. Difícil resulta exagerar las condiciones morales que prevalecen en las filas de la iglesia y peor aún en las del liderazgo cristiano. La castidad, integridad y santidad ya no son la regla, sino la excepción. Cristo es un ser vivo, activo, poderoso y amoroso que demanda que nuestra alma no tenga comercio con el pecado para gozar de su comunión. Nuestro desafío es pasar más tiempo en compañía de las Sagradas Escrituras, seguir sus enseñanzas e imitar la conducta del Cristo que reflejan sus Evangelios.

4.     El consumismo religioso. Tenemos una pálida visión del Cristo Rey y Sacerdote que está a la diestra de Dios Padre. No experimentamos su señorío en los detalles cotidianos. No hemos concebido a un Rey Salvador que se interese en los pormenores de nuestra existencia y ante quien podemos volcar nuestras tristezas y perplejidades. Cristo ha perdido prestigio como alguien capaz de ayudar en los asuntos de la vida. Vive ignorado, en tanto que la gente prefiere la virgen, los santos, los ídolos o los gurúes mediáticos y, los creyentes, suelen preferir los profesionales de los ministerios antes que a Dios. Se los considera más humanos y accesibles que el mismo Jesús. Sin embargo, el Cristo verdadero es una persona que espera que nos acerquemos a Él con total confianza: “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso”, Mateo 11:28 (NTV). Jesús dijo: “… Vengan a mí…”, Mateo 11:28 (NTV). ¡Qué santo privilegio! El Cristo verdadero nos invita a conocerlo y a tener comunión con Él. ¿Quién no aceptaría semejante invitación? Sin embargo, Dios dijo: “Los llamé muy a menudo pero no quisieron venir…”, Proverbios 1:24 (NTV). De cara a este nuevo año que comienza, ¿aceptaremos la invitación a vivir una vida de intimidad y servicio a Dios?

5.     El individualismo. El falso evangelio refleja a un Cristo a nuestro servicio, un ‘dios’ que satisface nuestros caprichos y deseos, ¡que bendice a cambio de anda! La teología que se desprende de ese evangelio nos idolatra, tanto que en lugar de perdernos en Dios, ¡nos adueñamos de Dios! Tenemos algunos ejemplos históricos de esa forma de pensamiento como la del Martín Fierro. Lo que pocos saben es que José Hernández después de acabar con su obra hizo pedazo su guitarra para que ningún dedo ajeno pudiera pulsar sus cuerdas y continuar la narración de las hazañas de su gaucho. Algo parecido sucedió con Cervantes. Cuando terminó el Don Quijote colgó la pluma en la espetera, donde habría de permanecer por siglos pues solo él había nacido para escribir la vida del gran manchego. Es hora de deshacernos del evangelio de utilería centrado en nosotros mismos y apropiarnos de aquel evangelio que coloca a Dios en el centro del universo y su reino en el centro de nuestra vida. ¡Cristo es para el mundo, por lo tanto no lo hagamos prisionero de nuestros corazones!

¿Qué haremos con nuestra vida este año? ¿Aprovecharemos la oportunidad de conocer profundamente a Dios y servirlo con total pasión? Existen tres imágenes que reflejan la esencia del cristianismo, pero solo una es la más cercana al modelo bíblico. La primera es un corazón con una cruz en su interior. Mientras el escultor esculpía el torso de don Miguel de Unamuno, este se acercó al molde fresco y con su dedo trazó el signo de la cruz sobre el lugar en que debería hallarse el corazón. Una cruz, no suelta ni colgada del pecho sino grabada sobre el vivo corazón como símbolo de la vida y la fe de un verdadero cristiano. Esa imagen es un poderoso reto a rehabilitar la cruz al lugar que le pertenece, al centro de nuestra vida y de nuestro mensaje. La segunda imagen muestra a un hombre abrazado a la cruz que se erige en una roca en medio de un mar embravecido. Es una representación exacta de lo que le sucede a una persona cuando se aferra a Cristo en medio de las tormentas de esta vida. Y la tercera imagen es muy parecida a la anterior. Solo un pequeño detalle marca la diferencia. La imagen refleja a un hombre abrazado a la cruz con un brazo, mientras que el otro permanece extendido en un acto desesperado por socorrer a un náufrago a punto de perecer. Esta es la imagen que debe preferirse, ya que nadie tiene el derecho de abrazarse a la cruz sin extender una mano para salvar a aquellos que están en peligro de perecer eternamente. Nadie tiene el derecho de ‘adueñarse’ de Dios, mientras haya una sola persona en peligro de muerte eterna. La invitación es conocer, vivir y compartir a Cristo. ¿Estás listo para el desafío?