La torre de Babel 26/2/2023 #1237

Episode 258,   Feb 26, 2023, 08:31 PM

Pastor José Luis Cinalli 
26/2/2023
La torre de Babel

Cuando la gente se fue hacia el este… en… Babilonia… allí se quedó a vivir… así que se dijeron… “Construyamos… una torre que llegue hasta el cielo. Nos haremos famosos…”, Génesis 11:1-2 (TLA).

De los hijos de Noé provienen todas las naciones de la tierra, Génesis 10:32. De Jafet descienden los pueblos marítimos; de Cam proceden todas las naciones enemigas del pueblo de Dios: Babilonia, Egipto y los cananeos, entre otros. Finalmente, de Sem descienden los hebreos. Ahora bien, fijemos nuestra atención en la descendencia maldita de Cam. Uno de sus nietos se llamaba Nimrod “el primero que se hizo poderoso en la tierra… Y fue el principio de su reino Babilonia, Génesis 10:8-10 (VM, ORO). Nimrod fundó Babilonia, el primer imperio de manifiesta hostilidad contra Dios, al este del Edén: Al desplazarse la humanidad… hacia el oriente, encontraron una llanura en la tierra de Babilonia y se establecieron allí”, Génesis 11:2 (JER, NTV). Caminar hacia el este significa alejarse espiritualmente de Dios; ya que el jardín de la presencia, así como el lugar santísimo del templo se encontraban al oeste. Este solo dato nos dice mucho acerca del fundador del imperio babilónico. Nimrod era un hombre sin Dios que se asoció con gente sin Dios para edificar su poderoso imperio anti-Dios. De esta agrupación perversa surgió la primera rebelión organizada de los seres humanos contra el Creador: la torre de Babel. El propósito de la primera sociedad humana era “hacerse famosos”; en otras palabras: ¡excluir a Dios y exaltarse a sí mismos! El hombre siempre ha procurado abrirse camino en este mundo y construir su propio imperio en la tierra. Sus aspiraciones nunca se dirigen hacia Dios o hacia el cielo. Y, ¿cómo termina una sociedad que no tiene en cuenta a Dios? Como la de Babel, en la confusión y la ruina, Isaías 8:9. Ahora bien, cuando es Dios quién reúne a las personas la asociación nunca es destruida. Creyentes reunidos con el propósito de glorificar a Dios, agrupados en un solo cuerpo por el Espíritu Santo constituye la iglesia: la morada del Dios viviente. ¿Puede alguien intentar hacerle daño y tener éxito? Claro que no. La asociación del hombre termina en confusión, pero la de Dios termina en su gloria: “Vi una enorme multitud de todo pueblo y toda nación… de pie delante del trono… Y gritaban con gran estruendo: “¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono y del Cordero!”, Apocalipsis 7:9-10 (NTV).

Babilonia ocupa un lugar central en la Biblia. Desde el capítulo 10 de Génesis hasta el capítulo 18 de Apocalipsis, Babilonia aparece una y otra vez como una fuerza que se opone al testimonio de los siervos de Dios. Pero cuidado, la Babilonia del A.T. no es la misma que la del  libro de Apocalipsis. La primera es una ciudad y la última es un sistema, pero las dos ejercieron siempre una influencia nefasta sobre el pueblo del Señor. Basta recordar que la causa de la primera derrota de Israel en la tierra prometida fue un manto babilónico. Avancemos hacia los orígenes de esta civilización enemiga a Dios. Fundada por un hombre cuyo nombre significa ‘vamos a rebelarnos’. Nimrod era un dictador, tirano y déspota gobernante anti-Dios. La Biblia dice que era un “vigoroso cazador delante de Jehová…”, Génesis 10:9. Pero tal declaración no es un elogio. Nimrod no cazaba animales salvajes sino seres humanos, de ahí su brutalidad y maldad: “Nimrod… fue el primer guerrero… el primer soldado del mundo… el primer gobernador poderoso en la tierra”, 1º Crónicas 1:10 (NTV, SM, Kadosh). Fue a través de su capacidad para luchar y matar sin piedad que consolidó su reino. Y aunque la Biblia no lo menciona directamente, desde tiempos antiguos la tradición ha considerado a Nimrod el constructor de la torre de Babel. Dado que la torre fue edificada en su territorio y durante su reinado, se asume que fue bajo su dirección que la construcción se inició: “… El comienzo de su reino fue Babilonia… las principales ciudades de su reino fueron Babel… y Calné…”, Génesis 10:10 (BLA, BAD). El historiador Josefo dice que Nimrod edificó la torre para que le fuera imposible a Dios ahogar otra vez a la gente del mundo. Su intento de medir fuerzas con el Todopoderoso resultó en su ruina. Dios confundió las lenguas y demostró que es más fuerte que el más poderoso de los hombres, y nadie puede frustrar sus planes.

Babilonia ha sido siempre una espina en el costado del pueblo de Dios. ¿Deberíamos desestimar el origen de su existencia? No, porque la maldad del imperio es el reflejo de la maldad de su fundador. Nimrod era un hombre hostil a Dios y los ciudadanos de su reino también lo eran. ¿Casualidad? Indaguemos en su historia. Nimrod descendía de Cam, cuyo pecado fue deshonrar a su padre: “Noé… se emborrachó y… se desnudó. Cam… vio a su papá desnudo y salió a contárselo a sus hermanos… Cuando Noé se levantó de su borrachera… dijo: “¡Maldito sea Canaán!... siervo de siervos será a sus hermanos, Génesis 9:20-25 (PDT, VM). ¡Qué triste espectáculo! Noé borracho, desnudo y maldiciendo a su nieto. Por su parte Cam, al deshonrar a su padre activó en su descendencia la maldición de la esclavitud. Ahora bien, si el que pecó fue Cam, ¿por qué Noé maldijo a su nieto Canaán? Tal vez porque también participó del pecado o tal vez la maldición haya sido tan solo una profecía. Nada pudo haber sido peor para Cam que conocer el destino maldecido de su descendencia. Esta teoría no es descabellada. Es bien sabido que existe una inclinación natural en compartir la naturaleza moral de nuestros padres. El carácter del padre presagia muchas veces el carácter moral de sus hijos. Esto puede verse en la vida de Cam. Su inmoralidad fue el patrón de toda la raza camita. ¿Sabías que los descendientes de Cam poblaron Sodoma y Gomorra, ciudades donde abundaba el pecado sexual, Génesis 10:19? Los cananeos fueron en parte exterminados y en parte sujetos a esclavitud no tanto porque Cam pecó sino porque ellos siguieron su mal ejemplo.  

Aclaremos este asunto. Los hijos sufren las consecuencias de la maldad de sus padres pero no son castigados por culpa de sus padres, a no ser que participen de sus pecados. ¡Los pecados no se heredan! ¡Somos juzgados por nuestros propios pecados! “Supongamos que… un pecador… tiene un hijo que ve la maldad de su padre y decide no llevar esa clase de vida… Esa persona no morirá por los pecados de su padre… Si el hijo hace lo que es justo y… obedece mis decretos… ciertamente vivirá. La persona que peque es la que morirá. El hijo no será castigado por los pecados del padre ni el padre será castigado por los pecados del hijo. Los justos serán recompensados por su propia conducta recta y las personas perversas serán castigadas por su propia perversidad”, Ezequiel 18:14-20 (NTV). Entonces, de acuerdo al testimonio bíblico es improbable que Canaán haya sido maldecido solo por el pecado de su padre Cam. Lo más probable es que él y su descendencia hayan seguido los malos pasos de Cam. Y la historia confirma este dato. Canaán siempre ha sido una nación perversa y hostil a Dios.

Hay tres grandes lecciones que debemos aprender. 1) Honrar a nuestros padres. Maldito todo el que deshonre a su padre o a su madre…”, Deuteronomio 27:16 (NTV). Por deshonrar a su padre Cam recibió la mala noticia de que su familia sería maldecida. La honra a los padres acarrea vida larga y vida plena: “Honra a tu padre y a tu madre. Entonces tendrás una vida larga y plena…”, Éxodo 20:12 (NTV). Nada de esto experimentaron los cananeos. Muy por el contrario, perdieron el futuro al ser esclavizados y luego exterminados. 2) No seguir el mal ejemplo de nuestros padres. No tenemos por qué imitar los mismos patrones destructivos de nuestros antepasados. No tenemos ninguna obligación espiritual de solidarizarnos o ser cómplices con los pecados de nuestros padres. Es muy común ver a los hijos haciendo causa común en la rebeldía de sus padres. ¿Creerán que eso significa honrarlos? Medita muy bien en el sombrío destino de los hijos de Datán y Abiram antes de hacer causa común con tus padres en sus pecados. En el día del juicio no podrás atenuar tu culpa alegando obediencia a la autoridad. ¿No estás convencido? Observa a los hijos de Datán y Abiram. Fueron condenados al infierno por respaldar la rebeldía de sus padres. No así los hijos de Coré, quienes se salvaron por no participar de la rebeldía de su padre. 3) El comienzo de una cosa sí importa. Babilonia nació como resultado de una asociación perversa entre un hombre rebelde como Nimrod y gente sin Dios que vivía al este del Edén. La nación maldita de los cananeos nació con la deshonra de un hijo a su padre. Existen maldiciones generacionales que de no ser cortadas seguirán activas. Si queremos gozar de una vida bendecida y tener una familia y ministerio con futuro necesitamos desatar los nudos espirituales de antaño que tienen el potencial de impedir la bendición presente. No podemos edificar sobre el pecado. Hay que desatar el nudo y romper la maldición. El agricultor ara la tierra antes de sembrarla y el constructor limpia el terreno antes de levantar un edificio, pero nosotros somos los únicos que edificamos sin haber limpiado espiritualmente el terreno. ¿Cómo nació tu matrimonio, tu empresa o negocio? Si estás a las puertas de un nuevo proyecto o ministerio, ¿nacerá según los principios bíblicos? “La maldición nunca viene sin causa” (Proverbios 26:2, BSO) y la causa de la maldición es siempre la desobediencia. La maldición no se rompe con el paso del tiempo sino con el arrepentimiento y la confesión de los pecados. Si empezó mal existe esperanza. Vuelve sobre tus pasos y mediante un acto profético de arrepentimiento rompe la maldición y comienza un nuevo tiempo de bendición con Dios.