La importancia del retiro espiritual 2/4/2023 #1242

Episode 263,   Apr 02, 2023, 08:22 PM

Pastor José Luis Cinalli
2/4/2023
La importancia del retiro espiritual

“Tú has determinado la duración de nuestra vida… y no se nos concederá ni un minuto más…, Job 14:5 (NTV).

Seguramente has escuchado decir que no viviremos ni un minuto menos de lo que Dios ha establecido. Suena bonito, pero no es verdad. Lo que la Biblia afirma es que nadie puede rebasar el límite de tiempo establecido por Dios para cada uno de nosotros: “¿Quién de ustedes, por más que lo intente, puede añadir una sola hora a su vida?”, Mateo 6:27 (BDA2010). Lo que sí es posible es vivir menos: “… A los perversos se les acortan los años”, Proverbios 10:27 (PDT). En las Escrituras encontramos muchos ejemplos de personas que murieron antes de tiempo y sin haber cumplido con el propósito de Dios para sus vidas. Uno de ellos es Moisés. Su destino profético era llevar el pueblo de Israel a la tierra prometida. Sin embargo, todos sabemos que no fue él quien lo hizo. Dios tenía planeado para Moisés un ministerio más largo y una vida más extensa, ¡pero el pecado lo arruinó todo! Moisés no murió enfermo o de viejo. ¡Murió por desobediente! “Cuando murió, tenía ciento veinte años, gozaba de buena salud y la vista todavía no le fallaba, Deuteronomio 34:7 (TLA). Ahora bien, ¿qué hizo de malo Moisés para que su vida y ministerio terminaran antes de tiempo? Golpeó una roca. ¿Recuerdas la historia? Un espíritu murmurador reinaba en el pueblo. Moisés se presenta a las puertas del tabernáculo y Dios le dice: “Tú y Aarón tomen la vara y reúnan a toda la comunidad. En presencia de todo el pueblo, háblale a la roca y de ella brotará agua”, Números 20:8 (NTV). ¿Obedeció Moisés? Solo en tomar la vara y en reunir al pueblo. Sermonear enojado y a los gritos no fue el encargo de Dios y, mucho menos, golpear la roca: “¡Escuchen, ustedes rebeldes! —gritó—. ¿Acaso debemos sacarles agua de esta roca?”. Enseguida Moisés levantó su mano y golpeó la roca dos veces con la vara y el agua brotó a chorros…”, Números 20:10-11 (NTV). Moisés actuó en desobediencia, y aun así el milagro sucedió. A veces, en desobediencia, también ‘sale agua’. Pero cuidado, ¡ser usado por Dios no siempre significa ser aprobado por Él!  

Moisés deshonró a Dios golpeando la roca. Aarón apoyó la rebelión y Dios los castigó a ambos. A Aarón se le quitó la túnica de sumo sacerdote y luego murió. El castigo para Moisés fue aún peor: perdió la tierra prometida: “… El SEÑOR le dijo a Moisés: —Sube… a la montaña… y contempla la tierra que le he dado al pueblo de Israel. Después de verla, al igual que tu hermano Aarón, morirás; pues los dos se rebelaron contra mi…, Números 27:12-14 (NTV). Moisés le pidió a Dios que reconsiderara la decisión; sin embargo, su oración no fue contestada: “… Le rogué al SEÑOR… que me permita cruzar… pero el SEÑOR… no quiso escucharme. “¡Ya basta! —exclamó—. Ni una sola palabra más sobre ese asunto…”, Deuteronomio 3:23-26 (NTV). Aarón y Moisés podrían haber tenido un ministerio más extenso y una vida más larga si tan solo hubieran obedecido. Como lo ves, ¡la desobediencia es muy costosa!

Ahora bien, ¿por qué razón Moisés golpeó la roca? Porque estaba enojado. “… Hicieron que Moisés se enojara (NTV)… lo sacaron de quicio (BAD)… le amargaron el espíritu (Jer 1998)… lo importunaron tanto que él habló sin pensar”, Salmo 106:33 (PDT). Moisés tenía un mal genio. Era un fosforito explosivo. Estaba siempre sentado sobre un barril de pólvora emocional. Y su genio sin control le trajo muchísimos problemas. Enojado mató a un egipcio (Éxodo 2:11-12) y luego habló impulsivamente al faraón, Éxodo 11:8. El enojo lo llevó a romper el único documento escrito por Dios: Moisés se enojó mucho cuando… vio al becerro de oro y al pueblo bailando. Entonces arrojó las tablas contra el suelo, las cuales se hicieron pedazos al pie del monte”, Éxodo 32:19 (PDT). El enojo era justificable, pero no la forma en la que lo expresó. Y aunque tenemos la tendencia a disculpar a Moisés por destruir las tablas, Dios no lo hizo. Dios nunca aprobó la forma en la que expresó su rabia. Y lo sabemos porque le ordenó labrar las dos tablas en las que escribiría nuevamente los mandamientos, Éxodo 34:1. Moisés había estado perdiendo la calma desde que tenía cuarenta años. Dios lo toleró y se mostró indulgente hasta que un día le dijo: “Moisés, ¡ya basta!”. ¡Aunque parezca increíble, el hombre al que Dios llamó el más manso de la tierra (Números 12:3) perdió su bendición debido al enojo!

Cuatro décadas después del incidente de las tablas Dios puso a Moisés nuevamente detrás del pupitre. Una vez más fue probado en la paciencia. Recordemos la historia. El pueblo se quejaba por falta de agua y Moisés no daba más. Estaba harto. Hervía por dentro. Y su enojo no controlado lo llevó a cometer una locura. Por eso la Biblia dice: “… Deben ser… lentos para enojarse… porque el hombre enojado no hace lo que agrada a Dios, Santiago 1:19-20 (NTV y DHHe). Ahora bien, es cierto que los israelitas eran personas demandantes y malagradecidas, pero Dios no atemperó el castigo por causa de la rebeldía del pueblo. Dios no pasó por alto ni excusó el berrinche de Moisés. Y, ¿por qué no? Porque el pecado afectaba su gloria. Ya que no me glorificaron… y por no haber reconocido mi santidad en presencia de los israelitas, no harán entrar a esta comunidad en la tierra que les voy a dar”, Números 20:12 (BLA y BNP). Moisés estaba fuera de sí. Predicó un sermón que Dios no le dio (Números 20:10); golpeó la roca y encima se atribuyó el poder para sacar agua de la roca: “¿Acaso debemos sacarles agua de esta roca?”, Números 20:10 (NTV). Y todo esto agravado por el hecho de que él representaba a Dios ante el pueblo. El severo castigo tenía que ver con la magnitud del pecado y con su posición de liderazgo. Dios trata con mayor severidad los pecados de los líderes, especialmente cuando en sus acciones públicas está involucrada su gloria, Santiago 3:1. El mayor pecado de Moisés fue disminuir la gloria de Dios. Nuestra desobediencia ensucia la reputación de Dios. Y si el que peca es un líder el perjuicio es mayor, como sucedió con David. Natán le dijo: “… Hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová…”, 2º Samuel 12:14. Las escandalosas vidas de los líderes eclesiásticos mancillan el nombre de Dios y arruinan su obra en esta tierra. Basta de tirar por la cloaca el nombre de Dios.

Moisés siempre glorificó a Dios. Cuando el pueblo se entregó a la idolatría, Dios quiso destruirlo y Moisés intercedió diciendo: “Dios mío… si lo destruyes, los otros pueblos van a pensar que no pudiste llevarlo hasta la tierra que le prometiste…”, Deuteronomio 9:28 (TLA). Después de un tiempo el pueblo volvió a desobedecer y Moisés intercedió nuevamente por ellos: “Si matas a… este pueblo, las naciones que han oído hablar de tu fama dirán: El Señor no fue capaz de llevarlos… a la tierra que juró darles…”, Números 14:15-16 (NVI). Moisés no estaba interesado en su pescuezo o en el bienestar de su familia como sí en la reputación de Dios. Sin embargo, hacía el final de su vida ministerial Moisés ya no se preocupaba tanto por la gloria de Dios. ¿Qué sucedió? Se quedó sin fe. Dios dejó bien en claro que la causa de su desobediencia fue la incredulidad: “Por no haber creído en mí…”, Números 20:12 (BDA 2010). A Moisés le faltó fe. Pero si Moisés era un hombre de fe. Si, al principio de su ministerio, cuando solía retirarse de la vida pública para estar con Dios. Es altamente significativo de que la Biblia no haga alusión a las escapadas de Moisés a la montaña en la postrimería de su vida. Moisés ha perdido la costumbre de apartarse de la vida cotidiana para conectarse profundamente con Dios. Y esa es la razón por la que está cansado, agotado, estresado y malhumorado. Y además tiene menos paciencia y más incredulidad. Es cierto que Moisés nunca descuidó la carpa del encuentro, pero sí los retiros espirituales. Y es la combinación de ambas disciplinas la que nos lleva a ganar las batallas imposibles. La oración, el ayuno y el retiro son disciplinas destinadas a personas que desean vivir más cerca de la voluntad de Dios. Moisés estaba agotado, pero no era por su edad. La Biblia es muy clara. Aunque tenía 120 años “estaba tan fuerte como siempre”, Deuteronomio 34:7 (PDT). El cansancio de Moisés no era físico, sino emocional y espiritual. ‘Salir fuera de la aldea’ con el propósito de renovar la vida espiritual y recibir nueva unción y visión es indispensable para todo siervo del Señor. Es de vital importancia poner en pausa la vida de servicio y las obligaciones cotidianas para pasar tiempo con Dios. ¡El cansancio es enemigo de la unción y el estrés ministerial no es un buen aliado de los siervos del Señor!

Aprendamos de Jesús quién nunca descuidó los retiros espirituales. Comenzó su ministerio con un retiro de 40 días y luego se lo ve siempre retirarse para pasar tiempo con su Padre: Jesús... solía retirarse a lugares solitarios para orar, Lucas 5:15-16 (BAD); Juan 6:15. Esta disciplina espiritual suele ser una de las más difíciles de practicar porque estamos programados para sentirnos cómodo con el ruido y las multitudes, no con el silencio y la reflexión. Sin embargo, el que quiera ganar la batalla de la fe y conquistar nuevos territorios espirituales deberá aprender del error de Moisés y seguir el ejemplo de Jesús. Recuérdalo: ¡la vida sin una pausa podría ser fatal!