Creyentes bonsái 21/5/2023 #1249

Episode 270,   May 21, 2023, 08:20 PM

Pastor José Luis Cinalli
21/5/2023
Creyentes bonsái

“… Ustedes son torpes espiritualmente y… no escuchan (NTV)… lo que les entra por un oído les sale por el otro (NVI)… Con el tiempo que… llevan de cristianos debían poder enseñar a otros; sin embargo han retrocedido tanto que hay que enseñarles de nuevo hasta los más sencillos principios de la Palabra de Dios. Se han debilitado tanto que, como niños, tienen que tomar leche… en vez de alimentos sólidos. Esto demuestra que no han progresado mucho en la vida cristiana…”, Hebreos 5:11-13 (NT-BAD).

El escritor de la carta está molesto porque los creyentes hebreos se habían estancado en la fe y se resistían a seguir creciendo. Pese a tener muchos años de creyentes seguían siendo niños espirituales. ¡Eran cristianos bonsái! Se habían vuelto perezosos en las disciplinas espirituales e incapaces, por tanto, de recibir las nuevas revelaciones que el autor quería impartirles. El contraste entre cristiano maduro y niño espiritual; o entre la leche y alimento sólido es frecuente en el N.T. (1ª Pedro 2:2; 1ª Corintios 3:2, 14:20; Efesios 4:13). Todo esto indica que era muy común ver a creyentes inmaduros, estacionados en la fe. Pablo critica a los creyentes corintios de la misma manera: “Hermanos míos, les he estado hablando como si fueran niños en la vida cristiana… son… niños en la fe, dominados por sus propios deseos, no por los de Dios…”, 1ª Corintios 3:1-3 (NT-BAD). “Dominados por sus propios deseos”; en otras palabras, la voluntad propia no había dado lugar a la voluntad de Dios. Recuerda que el primer gran requisito para ser una persona usada y bendecida por Dios es el quebrantamiento. El que no sepa colocar su voluntad a un lado para dar lugar a la de Dios que se olvide de ser un instrumento poderoso en Sus manos.

Los creyentes hebreos debían ser maestros, enseñando y colaborando con el discipulado de nuevos creyentes; en su lugar, estaban recibiendo leche espiritual, es decir los primeros rudimentos de la vida cristiana. Eran infantes espirituales cuando debían haber alcanzado la mayoría de edad en la fe. En la vida cristiana no existen mesetas; ¡el que no crece, se debilita espiritualmente! Han retrocedido… Se han debilitado tanto que, como niños, tienen que tomar leche…”, Hebreos 5:12-13 (NT-BAD). No te conformes con el grado de madurez alcanzado. Ve por más. Dios es una fuente inagotable de riquezas y mientras dure el día debemos avanzar y crecer. Recuerda que nuestra capacidad para entender y disfrutar de las verdades reveladas por Dios (alimento sólido) está determinada por nuestro crecimiento espiritual. Nuestra relación con Dios no puede enfriarse. La comprensión espiritual aumenta a medida que aumenta nuestro conocimiento de Dios.

¿Cómo podemos evaluar nuestra madurez espiritual? Por las decisiones que tomamos. 1) Dejamos de ser solo alumnos para comenzar a involucrarnos en el discipulado de otras personas. 2) Somos más dados a la autoevaluación que a la autocrítica. 3) Buscamos la unidad en lugar de fomentar la desunión. 4) Enfrentamos nuevos desafíos espirituales en lugar de satisfacer el deseo de entretenimiento. 5) Buscamos consejo en las Escrituras y menos en fuentes humanas. 6) Somos guiados por el Espíritu y menos por los sentimientos. Sin embargo, lo que realmente constituye una prueba irrefutable de que nuestra vida espiritual crece es el alejamiento del pecado y el acercamiento a Dios: “Con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal, Proverbios 16:6 (VM). La mejor manera de probar si realmente estamos progresando espiritualmente es observar cuánto tiempo vive el pecado en nuestros corazones. La persona temerosa de Dios estorba rápidamente el pecado de su propia vida y lo hace porque ama a Dios como es el caso de Job quien tenía temor de Dios y se mantenía apartado del mal, Job 1:1 (NTV).

Ahora bien, existen diferentes etapas en la vida de un creyente. El crecimiento es un proceso. Y la meta es la madurez: “Ese proceso continuará hasta que todos… seamos maduros en el Señor…”, Efesios 4:13 (NTV). Dios tiene reservado banquetes espirituales, nuevos niveles de unción, ministerios y bendiciones que no llegarán a menos que estemos preparados para recibirlos. Recuerda que las bendiciones se reciben por fe pero se conservan por la obediencia. Necesitamos una fe madura para recibir y disfrutar de todo lo bueno que Dios tiene para nosotros. Los que se niegan a crecer viven muy por debajo de lo que Dios espera para ellos. Eso le sucedió al pueblo de Israel. Dios les había regalado la tierra prometida, Josué 1:2-4. Sin embargo, ellos tomaron mucho menos de lo que Dios había establecido para ellos, Josué 13 al 19. Poseyeron menos de lo que Dios les había prometido porque les faltó fe. No te resistas a crecer. No te conformes con el nivel espiritual en el que estás. Lo que Dios tiene reservado para ti es mucho más de lo que ya has recibido. ¡Renuncia a ser un cristiano bonsái!

Jesús ilustra el proceso de madurez en la vida del creyente con la parábola de la semilla que crece: “Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra… y la semilla brota y crece… primero hierba, luego espiga, después grano… y cuando el fruto está maduro… la siega ha llegado”, Marcos 4:26-29. El crecimiento comienza con la hierba. ¿Qué significa hierba? Niño, carne. Un principiante en lo espiritual. La espiga, en cambio, simboliza al creyente en su juventud espiritual, es una promesa. Dios no le puede confiar responsabilidades todavía, aunque es heredero de todo. Finalmente llega el grano. Representa al creyente maduro. Un hijo al que Dios ya puede confiarle autoridad y responsabilidad. En Gálatas 4 Pablo hace mención del hijo de la promesa y del hijo de la esclava y dice: “… Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo…”, Gálatas 4:1. ¿Recuerdas el día en que Jesús tomó a un niño para enseñar acerca de la humildad en el reino de Dios, Marcos 9:36? La palabra “niño” allí significa paidión de la que se deriva la palabra pediatría (niños de estatura normal) pero en Gálatas 4:1 usa nepios, ¡adulto cronológico, niño psicológico! Jesús espera que dejemos de ser hierba y nos convirtamos en grano; es decir, en adultos espirituales. ¡La voluntad de Dios no es que seamos cristianos bonsái!

El profeta Ezequiel ilustró este proceso con el río de Dios, Ezequiel 47. ¿Recuerdas el pasaje? Se le reveló el templo de Dios y un río que corría. En realidad, la visión hacía referencia a la vida en el espíritu, ya que hoy en día el templo de Dios es el creyente, 2ª Corintios 6:16. Observemos el progreso en el río. “Y midió mil codos… el agua me llegaba a los tobillos, Ezequiel 47:3 (RV60, NTV). ¿Qué significa tobillo? Nepios, hierba, carne, niño espiritual. El creyente está en el río de Dios, pero solo en la orilla. ¿Y qué hay en la orilla? Un niño jugando con su pata de rana. Un infante que juega sin ninguna responsabilidad. ¿Estás dando tus primeros pasos en la fe? Sigue adelante. No te conformes con vivir en la orilla. Allí solo hay mojarritas, los ‘grandes peces’, las grandes aventuras de fe, están mar adentro. “Midió otros mil, y… el agua me llegaba a las rodillas, Ezequiel 47:4 (RV60, NTV). Esto significa que el creyente ya está aprendiendo a orar y a conocer a Dios. Hay algo más que un niño en la orilla del río. Ahora se ve un adolescente con una promesa. No te quedes ahí: “Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos, Ezequiel 47:4. Cuando un creyente llega a este punto en el río del Espíritu, Dios lo empieza a usar. Pasan cosas: sanidad, salvación, frutos, liberación, respuestas de Dios y respaldo en el ministerio. Muchos ministerios se quedan acá. Es el peor momento para detenerse. Existe una tentación muy grande a no seguir río adentro. ¿Por qué? Porque nos sentimos especiales e importantes. Empezamos a creer que la gloria y las alabanzas son para el ‘burrito’. ¿Te acuerdas de Eliseo? Quería lo que Elías tenía adentro, no la escuela de profetas que él había abierto. Le decían que se quedara en Jericó. Jericó representa milagros, los demonios se liberan, los enfermos se sanan, las multitudes acuden de lejos. Eliseo no quería eso, quería algo mucho más importante, ¡quería el Espíritu que estaba en Elías! Que nadie olvide que no somos más que colaboradores de Dios. El puesto más alto al que podemos aspirar en el reino de Dios es el de ‘siervo inútil’. ¿Por qué es peligroso quedarse en esta etapa del río de Dios? Porque con el agua hasta el cuello todavía tenemos el control. Hacemos pie y con el dedo gordo manejamos la situación. Tenemos que entrar en el nuevo y último nivel. Donde ya no hacemos pie, donde ya no podemos controlar lo que sucede, donde las obras de la carne dan lugar a las obras del Espíritu y donde nuestra voluntad da lugar a la voluntad de Dios. En este nivel dependemos enteramente de Dios. Nos convertimos verdaderamente en hombres o mujeres espirituales que viven bajo cielos abiertos, donde fluyen la revelación, la autoridad y el poder. Cuando un creyente entra en esta etapa ya nunca más vuelve a ser el mismo. Todo lo que conoció, logró e hizo en la vida no tiene comparación con estar en el río de Dios donde ya no hacemos pie. ¿En qué punto estás en tu vida espiritual? En la orilla. Sigue. ¿Estás con el agua a los lomos? Es espectacular ser respaldado y usado por Dios, pero ni se te ocurra detenerte. La única manera de entender que todo es de él y por él y para él (Romanos 11:36) es metiéndonos de lleno en el río del Espíritu; dejando de ser ‘cristianos bonsái’.