Confesar a Cristo para ser salvos 1/10/2023 #1267

Episode 289,   Oct 01, 2023, 09:07 PM

Pastor José Luis Cinalli
1/10/2023
Confesar a Cristo para ser salvos

Serás salvo si reconoces abiertamente que Jesús es el SeñorDioste salvará si con tu boca lo anuncias a otros, Romanos 10:9-10 (PDT). “… Se necesita la fe interior del corazón… y la pública confesión de esa fe para obtener la salvación, Romanos 10:10 (BLPH).

Después de oír el evangelio, creer que Cristo es el Hijo de Dios levantado de los muertos para nuestra justificación y, de arrepentirnos de nuestros pecados, necesitamos confesar a Cristo para ser salvos. Pablo dijo que la fe y la confesión son “para obtener la salvación”, Romanos 10:10 (BLPH). ¿Qué tenemos que confesar? Nuestra fe en Jesús como el Hijo de Dios. Dios confesó que Jesús era su hijo: “… Este es mi amado Hijo…”, Mateo 3:17 (VM). Entonces el que confiesa a Jesucristo: ¡dice lo mismo! ¡Que Jesús es el Hijo de Dios! Ahora bien, “Hijo de Dios” es igual a decir Dios. Por eso los líderes religiosos no querían a Jesús porque él decía que era igual a Dios”, Juan 5:18 (TLA); Juan 10:33. Cristo no fue un ser creado: “Él es Dios”, Romanos 9:5 (NTV). “Él único Dios verdadero”, 1ª Juan 5:20 (NTV); 2ª Pedro 1:1; Hebreos 1:3; Juan 1:1; 10:30; Tito 2:13; Hebreos 1:8. Confesar a Jesús como Hijo de Dios es reconocerlo como Dios y como nuestro Dios. En cambio el que lo niega no lo reconoce como suyo. Sería como el padre que dice de su hijo: “no lo reconozco, no sé quién es”. Eso es lo que hizo Pedro. El dijo: “No conozco al hombre” (Mateo 26:72, 74); es decir, no es mi Señor, no es nada, ni lo conozco.

Confesar a Cristo tiene su riesgo. Si uno teme al hombre más que a Dios está en peligro de negar a Cristo como hicieron los padres del muchacho sanado por Jesús (Juan 9:22) o algunos líderes “… Muchos de los dirigentes judíos que creían que Él era el Mesías… no lo… confesaban (RV60) no lo admitían públicamente por temor a que los fariseos los expulsaran de la sinagoga”, Juan 12:42 (NT-BAD). Entre ellos estaba José de Arimatea “discípulo secreto de Jesús por temor a los líderes judíos”, Juan 19:38 (NTV). Estos gobernantes tenían fe, pero solo fe y la fe sola no salva. La fe que salva es la fe obediente y a estos líderes les faltaba, entre otras cosas, obedecer el mandamiento de no avergonzarse de Jesús: “No se avergüencen de mí… Si lo hacen, yo… me avergonzaré de ustedes cuando venga con el poder de mi Padre”, Marcos 8:38 (TLA). Se avergonzaban de Cristo “Porque amaban más la aprobación humana que la aprobación de Dios”, Juan 12:43 (NTV). La gente busca la aceptación, aprobación y el aplauso de los hombres, algo que solo durará unos años, mientras que la aprobación de Dios tiene beneficios eternos, 2ª Corintios 4:17-18. Es cierto que confesar a Cristo podría costarnos el trabajo, prestigio o riquezas pero no confesarlo nos costará mucho más en la eternidad: “Si soportamos los sufrimientos, compartiremos su reinado. Si decimos que no lo conocemos, también él dirá que no nos conoce… Si lo negamos, Él también nos negará, 2ª Timoteo 2:12 (TLA, NBLH). Los que niegan a Jesús buscando la gloria y el favor de los hombres se perderán eternamente: “… Se necesita la… pública confesión de esa fe para obtener la salvación, Romanos 10:10 (BLPH). ¿Qué bendición gozarán en el día final aquellos gobernantes que buscaron la aprobación del Sanedrín? “¿Habrá algún valor terrenal que compense la pérdida del alma?”, Mateo 16:26 (NT-BAD). Una de las decisiones más importantes de la vida es escoger entre el favor del hombre o el de Dios, porque es imposible complacer a los dos: “¿No saben que… el que quiera convertirse en amigo del mundo se convierte en enemigo de Dios?”, Santiago 4:4 (PDT). 

Ser ‘discípulo secreto’ de Jesús no aprovecha para nada. “Si alguien cree y confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios vive en él y él en Dios”, 1ª Juan 4:15 (NT-BAD). Negar a Cristo acarrea consecuencias horribles. Todo el que niega al Hijo, no tiene ya al Padre. Todo el que confiesa al Hijo tiene también al Padre”, 1ª Juan 2:23 (CEBIHA). Jesús dijo: “No se avergüencen de mí… Si lo hacen, yo… me avergonzaré de ustedes cuando venga con el poder de mi Padre”, Marcos 8:38 (TLA). Al que me niegue públicamente yo lo negaré delante de mi Padre…”, Mateo 10:33 (NT-BAD). Dios es justo y “pagará a cada uno conforme a sus obras”, Mateo 16:27. En el juicio final cada uno “cosechará lo que haya sembrado”, Gálatas 6:7. Si la persona se avergüenza de Cristo buscando la aprobación de los hombres, Jesús se avergonzará de ella; es decir, la rechazará. Como verás, ¡la confesión pública es esencial para la salvación! “Cuando un individuo… confiesa ante los demás que tiene fe asegura la salvación, Romanos 10:10 (NT-BAD). “… Yo, el Hijo del Hombre, los honraré públicamente en la presencia de los ángeles de Dios si declaran aquí en la tierra que son mis amigos. Pero negaré delante de los ángeles a aquellos que me nieguen entre los hombres, Lucas 12:8-9 (NT-BAD). En otras palabras, la fe de los que por temor no confiesan a Cristo no vale nada porque es una fe muerta, Santiago 2:26. Entonces al confesar que Jesús es el Hijo de Dios confesamos que Él es Dios, ¡nuestro Señor y Dios!, Juan 20:28.

¿Quiénes confesaron públicamente su fe en Cristo? El eunuco. Él dijo: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios”, Hechos 8:37. Pedro también lo hizo: “Tu eres el… Hijo del Dios viviente”, Mateo 16:16. De Timoteo Pablo dijo: “... Dios… te prometió vida (eterna) cuando, delante de mucha gente, anunciaste que habías confiado en Dios… has confesado la buena confesión delante de muchos testigos”, 1ª Timoteo 6:12 (TLA, VM). Nuestra confesión de fe en Jesús sigue a la confesión que Él mismo hizo delante de Poncio Pilato, Mateo 27:11; Juan 18:36-37. Pero cuidado, “confesar la buena confesión” no solo es necesaria para la salvación sino que ha de ser continua: “Mantengamos con firmeza, sin vacilar, el testimonio de la esperanza de nuestra salvación…”, Hebreos 10:23 (CST). “… Continuemos ofreciéndole el mejor de todos los sacrificios de alabanza, que consiste en anunciar a otros la gloria del nombre de Jesús… frutos de labios que confiesan su nombre, Hebreos 13:15 (CST, RV60); 1ª Juan 4:2. Ahora bien, confesar a Cristo no es el único requisito para ser salvos. Alguien puede confesar que Cristo es el Hijo de Dios y no ser salvo, como ocurre con los demonios, Lucas 8:28; Marcos 1:24; 5:7; Mateo 8:29; Lucas 4:34. Por eso la confesión de fe implica sumisión: “Ustedes dicen que yo soy su Señor… pero no hacen lo que yo les ordeno”, Lucas 6:46 (TLA). De nada sirve la confesión de labios si no es del corazón

No confundamos la confesión que el pecador arrepentido hace antes de ser bautizado, es decir aquella en la que cree que Jesús es el Hijo de Dios (Hechos 8:37) con la confesión de sus pecados. La confesión de pecados es tan esencial como la confesión de fe. ¿Recuerdas la gente que se acercaba a Juan en el Jordán? “Cuando confesaban sus pecados, él las bautizaba…”, Mateo 3:6 (NTV). “Muchos de los que habían creído… confesaban públicamente sus prácticas malvadas”, Hechos 19:18 (BAD). Los cristianos no solo confiesan sus pecados cuando vienen a Cristo sino que siguen haciéndolo cuando pecan: Abiertamente reconozcan… confiesen (TLA)… sus pecados el uno al otro…”, Santiago 5:16 (DA). Advierte ahora la relación entre sanidad y confesión de pecados: Confiésense sus pecados unos a otros y oren unos por otros para que sean sanados”, Santiago 5:16 (NBLH). Confesar los pecados es un mandamiento bíblico: “La persona… confesará el pecado que cometió”, Número 5:7 (BLPH); Levítico 5:6, 16:21, 26:40. Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón”, Proverbios 28:13 (NTV). ¿A quién debemos confesar nuestros pecados? En primer lugar a Dios: Si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos…”, 1ª Juan 1:9 (NTV). Pero si el pecado afectó a otra persona se debe confesar a esa persona también para ser perdonado. El que pecó contra su esposa, debe confesar a su esposa; el que pecó contra su jefe debe confesar al jefe y el que pecó contra la iglesia debe confesar a la iglesia. ¿Y de cuántos pecados nos limpia el Señor? “… De todo pecado, 1ª Juan 1:7. ¿Qué sucede con los pecados confesados? Son perdonados, 1ª Juan 1:9. ¿Qué sucede con los pecados perdonados? Dios promete: “… Nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones”, Hebreos 10:17. Por eso David pudo decir: Te confesé todos mis pecados y… ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció, Salmo 32:5 (NTV). La confesión de Balaam fue diferente. Él dijo: “He pecado” (Números 22:34) pero no mostró ningún fruto de arrepentimiento. Acán dijo: “he pecado”  (Josué 7:20) pero pagó con su vida por su pecado. Saúl dijo “he pecado” (1º Samuel 15:24) pero murió sin ser fiel a Dios. David dijo: “He pecado contra el Señor” (2º Samuel 12:13) y luego se arrepintió de sus pecados, Salmo 51. ¿Quiénes más confesaron sus pecados? El ladrón en la cruz (Lucas 23:41); los que venían a ser bautizados por Juan (Mateo 3:6) y el hijo pródigo, Lucas 15:18.

A modo de conclusión. “Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor…”, Filipenses 2:10-11. Debemos confesar a Cristo, cueste lo que cueste. ¡Y debemos hacerlo de este lado de la eternidad! Aunque en el gran día final todos sin excepción, quieran o no, confesarán a Cristo ya no será para salvación porque será demasiado tarde. La confesión que salva es la expresión de un deseo de obedecer a Dios que se hace en esta vida. La cuestión no es si confesarás a Cristo sino cuándo lo harás. De esa decisión depende dónde pasarás la eternidad.