El secreto de escuchar a Dios 28/1/2024 #1284

Episode 306,   Jan 28, 08:23 PM

Pastor José Luis Cinalli
28/1/2024
El secreto de escuchar a Dios

“Cuando ores, hazlo a solas, a puerta cerrada…, Mateo 6:6 (NT-BAD).

¡La oración en el lugar secreto es la puerta al trono celestial! Jesús enseñó que el saber dónde orar era más importante a cómo orar. ¿Por qué? ¡Porque Dios está en el lugar secreto! “Ora a tu Padre, que está en lo secreto, Mateo 6:6 (BAD). Ahora bien, ¡saber dónde orar es vital para escuchar a Dios! “Te respondí en lo secreto…”, Salmo 81:7. ¡Dios está en el lugar secreto! ¡Dios nos escucha en el lugar secreto! ¡Y Dios nos habla en el lugar secreto! Cuando el Señor quiso comunicarse con los israelitas los llevó al desierto. El monte Sinaí fue el lugar secreto de encuentro con su pueblo. Jesús solía apartarse en la soledad del desierto para orar: “… Antes del amanecer… fue a un lugar aislado… desierto (RV60)… solitario (TLA)… para orar, Marcos 1:35 (NTV); 6:46, 14:32; Mateo 14:23 ¿Lo ves? ¡El secreto del lugar secreto es un lugar quieto, una hora quieta y un corazón quieto! Cuando nos entregamos por completo al lugar secreto nos conectamos con Dios y el poder del cielo se abre sobre nosotros. Aunque retirarse para estar a solas con Dios es la disciplina espiritual más descuidada sigue siendo la clave más importante para una vida bendecida.  

Ahora bien, ¿qué sucedería si Dios hablara y nosotros no estamos en posición de escuchar? ¡Nos perderíamos la bendición! Aunque parezca difícil de creer si no escuchamos a Dios cuando nos habla, Dios no nos escuchará cuando nosotros le hablemos a Él. “Como no me escucharon… tampoco yo los escucharé cuando… me llamen —dice el Señor”, Zacarías 7:13 (BAD). ¿Lo ves? ¡Escuchar a Dios es el secreto del lugar secreto! No existe nada más glorioso en este mundo que escuchar la voz de Dios. Y más asombroso aún es saber que Dios nos invita a la maravillosa experiencia de una relación íntima: “Dios… los ha invitado a que tengan comunión con su Hijo, Jesucristo…”, 1ª Corintios 1:9 (NTV). Por todo lo dicho, ¡una vida de oración en quietud es esencial para escuchar a Dios! El problema es que no nos detenemos para escucharlo. Estamos tan ocupados trabajando para Dios que perdemos a Dios en la obra. Trabajamos para Dios, pero lejos de Dios. Sin embargo, Jesús nos enseñó que el ministerio público de servicio debe crecer en la misma proporción que el ministerio privado de oración: “Su fama se extendía más y más… Mas él se apartaba a lugares desiertosbuscaba un lugar para estar solo y orar, Lucas 5:15-16 (RV60, TLA). No olvides el secreto: ¡cierra la puerta! ¡Retírate para estar a solas con Dios!

Jesús llamó a sus discípulos para “que estuviesen con él” y, luego, “para enviarlos a predicar”, Marcos 3:14. El que sirve a Dios sin haber estado con Dios se suicida ministerialmente. ¿Por qué? Porque cuando perdemos contacto con Dios perdemos la capacidad de crecer. Dos cosas son diferentes en la palabra de Dios: “el oír” y “el hacer”. Una parte importante de todo siervo de Cristo es “oírle a él”, a fin de saber qué debe “hacer para él”. Da tu mejor tiempo en esperar a Dios y luego tu mejor energía en obedecer, una vez que hayas escuchado su voz. No tiene sentido acercarse a Dios con las mejores ideas cuando solo el consejo de Dios permanecerá. La clave está en escuchar y luego obedecer. Los verdaderos siervos se hallan sentados a los pies de Jesús; entonces, cuando Él habla ellos obedecen. Primero nos sentamos y escuchamos, luego nos levantamos y obramos. Será por demás instructivo meditar en las palabras dichas por Isaías: “... Despertará mañana tras mañana mi oído para que oiga como los sabios”, Isaías 50:4. Para trabajar para Dios exteriormente, es preciso estar con él interiormente. Es necesario que nos mantengamos en el santuario secreto de su presencia, o de lo contrario fracasaremos completamente en nuestro servicio para Dios. Los que se retiran al desierto para orar se vuelven íntimos de Dios. Es en el silencio de ese lugar apartado llamado desierto, donde aprendemos a escuchar la voz de Dios. ¿Dónde escuchó Juan el Bautista a Dios? En el lugar secreto del desierto: “… Vino palabra de Dios a Juan… en el desierto…”, Lucas 3:2. Fue allí, en ese lugar apartado con Dios, que recibió la revelación del Mesías, Juan 1:33. Hay lecciones que solo se aprenden en el desierto. En el desierto nos volvemos más íntimos de Dios y nos llenamos del poder espiritual que necesitamos para cumplir con la misión. ¿Por qué crees que después de su conversión Pablo se internó en el desierto? Ananías le dijo que su misión sería el resultado de su relación con Dios: “Dios… te ha elegido… Él quiere que veas a Jesús… y que oigas su voz. Porque tú le anunciarás al… mundo lo que has visto y lo que has oído…, Hechos 22:14-15 (TLA). Pablo estuvo a solas con Dios en el retiro del desierto y recibió la revelación del evangelio: “… Nadie en este mundo inventó la buena noticia que yo les he anunciado. No me la contó ni me la enseñó… ser humano, sino que fue Jesucristo mismo quien me la enseñó, Gálatas 1:12 (TLA). El tiempo en el retiro, a solas con Dios, fue indispensable para el ministerio de Pablo y también lo es para todos aquellos que quieran ser siervos útiles para Dios como lo fue él.

El desierto es el lugar preferido por Dios para entrenar a sus siervos. Nada puede reemplazar la comunión secreta con Dios ni la educación que se recibe en su escuela y bajo su disciplina. Todos los hombres y mujeres de la Biblia que fueron grandemente usados por Dios pasaron por el desierto. Moisés en Horeb; Elías en el arroyo de Querith; Ezequiel en el río de Quebar; Pablo en Arabia; Juan en Patmos. Considera a nuestro máximo ejemplo. El tiempo de Jesús en el retiro fue 10 veces mayor que su ministerio público. Y aún en su ministerio lo vemos retirarse al desierto; lejos de la mirada del hombre para gozar de la dulce presencia de Dios. ¡La iglesia necesita más que nunca ‘hijos del desierto’, personas probadas, templadas, preparadas y disciplinadas por Dios mismo!

Nuestro deseo es avivar el fuego de tu vida personal de oración. Anhelamos que tomes impulso para buscar el tesoro más precioso de la existencia humana: una relación personal, íntima, apasionada y viva con el glorioso Creador del Universo. Más que informarte acerca del lugar secreto, queremos llevarte al lugar secreto. Para eso tendrás que adoptar el retiro como una práctica habitual en tu vida. Y cuidado con pensar que vacaciones significan retiro. Para muchas personas vacaciones equivale a estar ocupados corriendo de un lugar a otro, pero nunca estar a solas con Dios. El Mall no es soledad. No escuchamos la voz de Dios en el shopping. Una semana con padres, hermanos y 15 niños en una casa de la playa no es soledad. Es vacaciones. Conducir un día completo con los chicos jugando en el asiento trasero no es soledad. Es estrés. Invertimos una semana limpiando ropa, preparando las maletas y limpiando la casa y cuando regresamos nos encontramos con todo el trabajo acumulado. Necesitamos vacaciones de las vacaciones. Por otra parte, muchas personas no se sienten cómodas con la quietud porque no les gusta lo que encuentran dentro de sí mismas. Se mantienen ocupadas, con ruido constante de fondo para no ser conscientes del gran vacío interior. Incluso más, muchos creyentes están aterrados con el pensamiento de la soledad. No han aprendido a conectarse con Dios, de lo contrario desearían el retiro. ¿Tienes miedo de estar en soledad porque no te gusta encontrarte con tus propios pensamientos? ¿Estar solo te hace sentir solo? ¿Insistes en la actividad constante, el ruido y las diversiones porque te asusta ir más despacio?

Tenemos que recuperar los tiempos a solas con Dios para renovarnos y reenfocarnos. Es necesario reabastecernos emocional, espiritual y físicamente en la quietud de su presencia. ¡Rara vez escuchamos la voz de Dios en una multitud! No oímos a Dios en medio del ruido. Muchas personas se sienten frustradas por no escuchar la voz de Dios, pero la pregunta es esta: ¿cuánto tiempo invierten en estar a solas en el lugar donde Dios pueda hablarles? Perdemos muchas bendiciones por no estar en el lugar donde Dios habla. Cuando Dios decide revelarse nosotros tenemos que estar ahí, con el oído abierto y en posición de escuchar. De lo contrario nos perdemos la bendición. Para muchas personas el silencio es un bien muy escaso. Padres con niños pequeños, ¿han considerado la posibilidad de contratar una niñera o pedir a los abuelos que asuman el cuidado, aunque sea medio día, para tomar un tiempo de retiro a solas con Dios? ¡Necesitamos más que nunca estar a solas con Dios! Se logra más en un minuto con Dios que en toda una vida sin Él. Una vez le preguntaron a un reconocido conferencista cristiano cuál era el secreto de su exitoso ministerio, a lo que él respondió: “¡mi rutina diaria! Me aparto para estar con Dios una hora al día, medio día a la semana, un día al mes y una semana al año”. ¿Te resulta difícil encontrar tiempo para Dios? Entonces, extráelo del que le dedicas a mirar televisión, escuchar música, mirar las redes sociales o enviar mensajes de textos. No existe nada más descuidado en la vida contemporánea y más importante para nuestra salud integral que crecer en la disciplina de la soledad en quietud. Más que cualquier otra cosa, ¡necesitamos estar a solas con Dios!