Dios, nuestra ÚNICA esperanza 18/2/2024 #1287

Episode 309,   Feb 18, 08:48 PM

Pastor José Luis Cinalli
18/2/2024
Dios, nuestra ÚNICA esperanza

“Dios… es mi única esperanza; voy a presentar mi caso ante él”, Job 13:15 (NTV).

Uno de los secretos del lugar secreto es acercarse a Dios como nuestra única fuente de ayuda. ¡Nada honra más a Dios que acudir a Él como nuestro único recurso, nuestra única alternativa, nuestra única esperanza! David dijo: “Señor… mi única esperanza está en ti, Salmo 39:7 (NTV). Después de contemplar el devastador resultado de un pueblo alejado de Dios Habacuc se encerró en el lugar secreto y recurrió a Dios como su única salvación: “Subiré a mi torre de vigilancia y montaré guardia. Allí esperaré hasta ver qué dice el SEÑOR, Habacuc 2:1 (NTV). Habacuc llamó ‘torre de vigilancia’ a lo que nosotros llamamos ‘carpa del encuentro’ o ‘lugar secreto’. Es allí, en ese bendito lugar, donde deberíamos ir para presentar nuestras preocupaciones y es allí donde debemos permanecer hasta escuchar su voz y recibir su dirección. Tengamos la seguridad de que si nuestra confianza está solo en Dios y somos constantes en la ‘torre de vigilancia’ la bendición llegará. ¡Dios siempre ha sido la luz de esperanza en medio de la tormenta más oscura!

¿Cuál fue la primera reacción de Josafat cuando le declararon la guerra? ¡Buscar a Dios! Aunque tenía otros ‘salvadores’ a mano (su riqueza, su poderío económico y su ejército de más de un millón de soldados, 2º Crónicas 17:5-19) decidió recurrir a Dios como su única esperanza: “Dios... no tenemos la fuerza suficiente para enfrentar a ese gran ejército… ¡No sabemos qué hacer… por eso nos dirigimos a ti en busca de ayuda!”, 2º Crónicas 20:12 (RVC, TLA). Y, ¿cuál fue el resultado? “Dios confundió a los enemigos… se pelearon entre ellos, y acabaron matándose unos a otros…”, 2º Crónicas 20:22 (TLA). ¿Lo ves? Josafat no tenía un plan B, nunca consideró otra posibilidad. Su única esperanza era Dios y solamente Dios. Tan confiado estaba que reunió al pueblo y le dijo: “Confíen en nuestro Dios… si lo hacen, todo saldrá bien…”, 2º Crónicas 20:20 (TLA). ¿Cuál es la batalla más fuerte que estás librando en este tiempo? ¿Cuál es tu problema más acuciante? ¿Una adicción? ¿Una enfermedad? ¿Un temor? ¿Una traición? Pues confía en Dios. ¡Si recurres a Él como tú única esperanza, todo saldrá bien! Para el Señor no existe dificultad o crisis demasiado grande; para Él son todas igualmente posibles de resolver. Cuanto mayor sea la adversidad, mejor será la ocasión para intervenir como un Dios benigno y todopoderoso.

Veamos otro ejemplo bíblico. Daniel era un hombre temeroso de Dios y sus compañeros de trabajo lo envidiaban por sus capacidades de liderazgo. Estaba a punto de ser promovido cuando manipularon al rey para que promulgara una ley en la que todo el mundo debía adorarlo, Daniel 6:1-9. ¿Qué hizo Daniel para enfrentar sus problemas ‘laborales’? Recurrió a Dios. “Cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su casa… entró en su cuarto… se arrodilló y comenzó a orar”, Daniel 6:10 (NTV, TLA). La oración en el lugar secreto fue la única estrategia de defensa utilizada por Daniel. ¿Y qué sucedió? Los leones le perdonaron la vida. ¿Cuál fue el único recurso al que apelaron los primeros creyentes para ayudar al encarcelado Pedro? ¡La oración!, Hechos 12:12. ¿Qué hizo Cornelio para atraer el favor de Dios a toda su casa? Se deshizo de sus dioses paganos y buscó al único Dios verdadero, Hechos 10:2. ¿Cuál fue el secreto del exitoso ministerio de Pablo? ¡Dios! “… Confié solamente en el poder del Espíritu Santo…, 1a Corintios 2:4 (NTV). Todos estos ‘veteranos de guerra’ sabían cómo pelear sus batallas: ¡recurrían a Dios como su única esperanza de salvación!

Ahora bien, ¿qué sucedería si Dios fuera para nosotros solo una opción más entre otros ‘salvadores’? La respuesta sería muy diferente. ¿Recuerdas lo que hizo el rey Ezequías cuando le declararon la guerra? Confió en el consejo de sus asesores (2º Crónicas 32:3), cosa que no le dio ningún resultado. Entonces firmó un pacto con el enemigo. Le dijo al rey asirio: “… Si tú te retiras, te pagaré cualquier tributo que exijas”. Así que el rey… exigió un pago de más de diez mil kilos de plata y mil kilos de oro”, 2º Reyes 18:14 (NTV). Ezequías hipotecó el futuro de su país para lograr la paz, decisión que por supuesto tampoco logró aplacar la ira del enemigo. Entonces, después de haber probado todo, ‘probó con Dios’. Se buscó un compañero de oración que tuviera influencia en el cielo y juntos clamaron: “El rey Ezequías y el profeta Isaías… clamaron en oración al Dios del cielo”, 2º Crónicas 32:20 (NTV). Y, ¿qué sucedió? “El SEÑOR envió a un ángel que destruyó al ejército asirio…”, 2º Crónicas 32:21 (NTV). Qué fácil resulta todo cuando recurrimos a Dios como nuestra ÚNICA opción. El problema es que Dios suele ser nuestra ÚLTIMA elección. Ezequías decía confiar en Dios mientras buscaba otras alternativas para salvarse, incluso arengó al pueblo en estos términos: “No tengan miedo… ¡Con nosotros está el Señor… para ayudarnos y para pelear nuestras batallas…!”, 2º Crónicas 32:7-8 (NTV). Sin embargo, en ese tiempo, DIOS NO LO AYUDÓ porque Dios no era su ÚNICA confianza. Podrías declarar las más lindas palabras acerca de Dios, podrías darte todo el ánimo que necesitas recitando de memoria algunas promesas bíblicas; pero si DIOS no se convierte en la ÚNICA opción para enfrentar tus problemas, Dios no te ayudará.

Muchos creyentes pierden su confianza en Dios y buscan auxilio en quienes no pueden ayudarlos. El rey Asa es nuestro ejemplo. Confió en Dios durante toda su vida y Dios nunca lo defraudó. En una ocasión “un etíope… atacó a Judá con un ejército de un millón de soldados… Entonces Asa clamó al SEÑOR… “… Ayúdanos, oh… Dios, porque solo en ti confiamos…”. Entonces el SEÑOR derrotó a los etíopes…”, 2ª Crónicas 14:9-12 (NTV). Durante todo el tiempo en que Asa confió SOLAMENTE EN DIOS, nadie podía hacerle daño. Sin embargo, en la postrimería de la vida Asa confió en el rey de Siria para terminar una guerra contra Israel y Dios mostró su descontento quitándole su apoyo. El celo de Dios se enciende cuando recurrimos a otros ‘salvadores’. “En esos días el profeta Hananí fue a hablar con Asa… y lo reprendió así: “Nuestro Dios… siempre está dispuesto a ayudar a quienes lo obedecen y confían en él. Acuérdate de que, gracias a tu confianza en Dios, pudiste derrotar a los etíopes… Ahora pusiste tu confianza en el rey de Siria y no en tu Dios; por eso, nunca podrás vencer al ejército sirio. Fuiste muy tonto, y ahora vivirás en guerra toda tu vida”… Asa enfermó gravemente de los pies. Sin embargo, tuvo más confianza en los médicos que en la ayuda que Dios podía brindarle… Asá murió, 2ª Crónicas 16:7-13 (TLA). ¿Por qué dejó Asa de confiar en Dios? ¿Cómo es posible que un hombre que vivió para Dios durante gran parte de su vida se apartara en la ancianidad? ¿No nos enseña la lógica que, cuanto más viejo, más sabio? Pues este no es el caso. Los años de creyentes y el servicio que hayamos prestado a Dios en la vida no nos garantizan terminar bien la carrera. El hecho de que hayamos confiado en Dios en algún momento crucial de nuestra vida no nos garantiza que seguiremos haciéndolo. Tengamos cuidado porque la confianza es el derivado de la amistad. Cuando comprometemos nuestros tiempos de intimidad con Dios nuestra confianza en Él se debilita y la relación termina muriendo,

Asa era un hombre espiritual y de carácter excepcional al comienzo de su ministerio. Y lo sabemos por la oración que hizo cuando su país fue invadido por el ejército etíope: “Asa clamó al Señor su Dios… Ayúdanos… porque solo en ti confiamos…, 2ª Crónicas 14:11 (NTV). ¿Y cuál fue el resultado de haber confiado solamente en Dios? “El Señor derrotó a los etíopes en presencia de Asa”, 2ª Crónicas 14:12 (NTV). Varios años más tarde Asa enfrentó un problema similar, pero su reacción fue muy diferente. El rey de Israel invadió la nación: “En respuesta, Asa retiró la plata y el oro de los tesoros del templo del Señor y del palacio real… y los envió al rey de siria”, 2ª Crónicas 16:2 (NTV, TLA). Asa no confió en Dios sino que hizo un pacto con un rey pagano. ¿Lo ves? Enfrentó la misma prueba, pero en la primera ocasión Asa confió en Dios y, en la segunda, en el rey Aram. ¿Qué le sucedió al rey Asa? Su vida de oración ya no era la misma. El descuido de su relación con Dios terminó en desastre. ¡Qué valiosa es la oración en el lugar secreto, es precioso sobre todo precio! Por lo tanto; ¡nunca la descuides!

La gente cree que cuantos más recursos tenga para enfrentar un problema mejor será. ¡Eso es una quimera! Podrías contar con el apoyo del gobierno más poderoso de la tierra, pero si no cuentas con la bendición de Dios: ¡de nada te servirá! Por otra parte, podrías tener al infierno en tu contra y nadie en este mundo mostrarte su apoyo, pero si cuentas con la simpatía de Dios LO TENDRÁS TODO. En conclusión, uno de los secretos más importantes del lugar secreto es el siguiente: ¡Dios debe ser siempre tu única esperanza!