La llenura del Espíritu Santo - 20/10/2024 - #1322

Episode 347,   Oct 20, 11:25 PM

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Pastor José Luis Cinalli
20/10/2024
La llenura del Espíritu Santo

“No se emborrachen con vino… al contrario… llénense del Espíritu Santo, Efesios 5:18 (NVI, PDT). 

La llenura del Espíritu es un mandamiento, una exhortación para toda la iglesia. Ser total y continuamente guiado y gobernado por el Espíritu Santo es nuestra responsabilidad y no sucede de una vez sino en forma progresiva y constante. La Biblia nos dice cómo lograr la plenitud del Espíritu:

1.     Glorificando a Dios en nuestras conversaciones: “Cuando se reúnan… hablen entre ustedes con salmos, himnos y cantos espirituales…”, Efesios 5:19 (TLA, NBLH); Colosenses 3:16. Dios espera que nuestras conversaciones lo honren al igual que nuestras canciones: “Cantando salmos e himnos y canciones espirituales…”, Efesios 5:19 (NTV). Cantar salmos significa cantar la Palabra o dar una enseñanza espiritual y bíblica mediante una canción. Debemos apegarnos a la Biblia cuando predicamos, pero también cuando cantamos. No conviene cantar lo que no podemos enseñar en el púlpito. Ya que nuestras canciones son mensajes que exaltan a Dios debemos ser respetuosos del tiempo de adoración. Por otra parte, ¡es imposible lograr la plenitud del Espíritu sin congregarse; el alejamiento de la iglesia arruina la vida del Espíritu en un creyente!

2.     Adorando a Dios congregacionalmente. “Cuando se reúnan… alaben a Dios… de todo corazón…”, Efesios 5:19 (TLA). Existe una conexión muy significativa entre adoración y plenitud del Espíritu. Una persona llena del Espíritu está llena de adoración. Además, Dios se manifiesta en medio de un pueblo que adora: “… Jesús… le dijo a Dios: cuando mi pueblo se junte para adorarte… yo les hablaré de ti… y juntos te cantaremos alabanza, Hebreos 2:11-12 (TLA, NT-BAD); Salmo 22:22 y 25. Cuando los creyentes alaban, Cristo se manifiesta uniéndose a la adoración; eso libera el espíritu de revelación profética y Dios es glorificado. 

3.     Agradeciendo a Dios: “Cuando se reúnan… denle siempre gracias por todo…”, Efesios 5:19 (TLA). La gratitud y no la queja o la crítica es la marca de un verdadero adorador y una señal poderosa de un creyente lleno del Espíritu. 

4.     Sujetándonos unos a otros. “Cuando se reúnan… deben sujetarse los unos a los otros… en el temor de Dios”, Efesios 5:19-21 (TLA, RV60). Esta sumisión surge como reverencia a Cristo y es el producto de la llenura del Espíritu Santo. Por ser tan importante, quizás sea lo más difícil de practicar. ¡Sujetarse requiere una actitud humilde, algo que no es natural en la mayoría! 

La llenura del Espíritu es el dominio pleno que ejerce la divina persona de la trinidad en el creyente que rinde incondicionalmente su vida a Su control y vive bajo Su plena influencia y dirección, Juan 3:8. Ser llenos del Espíritu no significa hacer milagros ni hablar en lenguas. El propósito principal es glorificar a Cristo, Juan 16:13-14. La diferencia entre un creyente lleno del Espíritu y un borracho lleno de vino es abismal. Éste último está enloquecido por los efectos del alcohol y balbucea incoherentemente, mientras que aquel expresa inteligentemente adoración que nace de un corazón agradecido. Debemos ser llenos y permanecer llenos: “Permanezcan llenándose con el… Espíritu Santo”, Efesios 5:18 (DA, RV60). La llenura del Espíritu no es una experiencia única sino un llenado constante que no depende de Dios sino de nosotros. Puede que no se manifieste en señales milagrosas y no es una oración la que nos hace llenos del Espíritu sino la obediencia a sus mandamientos. No se trata de cuánto del Espíritu tenemos sino cuánto de nosotros tiene el Espíritu Santo. La clave está en someternos completamente a la guía del Espíritu. Al igual que Gedeón y Jefté debemos ser “poseídos por el Espíritu del Señor”, Jueces 6:34 y 11:29 (BAD). ¡El ser llenos del Espíritu debe ser la vida cristiana normal!

Los discípulos presentes en el aposento alto el día de Pentecostés “fueron todos llenos del Espíritu Santo…”, Hechos 2:4. Pero también lo fue Juan el Bautista (Lucas 1:15), Elisabet (Lucas 1:41), Zacarías (Lucas 1:67), Esteban (Hechos 6:5) y Bernabé, Hechos 11:24. Quiere decir que la llenura del Espíritu Santo no fue una experiencia única en Pentecostés. Siempre hubo antes y después personas viviendo en la plenitud del Espíritu. Veamos ahora los propósitos y resultados de ser llenos del Espíritu Santo:

1)     Poder para el ministerio. Pablo explicó cuál había sido el secreto de su exitoso ministerio: “… Confié solamente en el poder del Espíritu Santo…”, 1a Corintios 2:4 (NTV). El Bautista fue lleno del Espíritu Santo (Lucas 1:15) y “sin pérdida de tiempo salió… predicando”, Lucas 3:3 (NT-BAD). No predicaba en lenguas extrañas sino en un lenguaje que todo el mundo podía entender. Zacarías fue lleno del Espíritu Santo “y profetizó”, Lucas 1:67. Fue una proclamación inspirada, una predicación inteligible, Lucas 1:68-79. Zacarías no estuvo presente el día en que los discípulos fueron bautizados en el aposento alto. Fue lleno del Espíritu antes de Pentecostés, antes del nacimiento de Jesús y antes del nacimiento de Juan el bautista. Zacarías constituye un ejemplo de una persona llena del Espíritu: adoró a Dios (Lucas 1:68) fue “cuidadoso en obedecer todos los mandamientos… del Señor” (Lucas 1:6, NTV) y anunció las buenas nuevas de redención, Lucas 1:69-79. De Esteban se dice que era un varón “lleno del Espíritu Santo” (Hechos 6:3, 5, 10; 7:55) y que predicaba utilizando palabras simples y comprensibles. Bernabé y Pablo eran hombres “llenos del Espíritu” (Hechos 11:24; 13:9) y “predicaron la palabra de Dios”, Hechos 13:5 (NTV). Además sabemos que Bernabé era muy generoso con la obra de Dios (Hechos 4:37) otra característica de una persona llena del Espíritu Santo. Ser llenos del Espíritu no produce una vida perfecta; no produce necesariamente lenguas extrañas y por supuesto no produce orgullo espiritual. Bernabé era lleno del Espíritu; sin embargo falló cuando junto con Pedro se retrajeron de comer en la misma mesa de los hermanos incircuncisos, Gálatas 2:11-14. 

2)     Fortaleza para resistir la tentación. “Jesús, lleno del Espíritu Santo… fue llevado… al desierto… y era tentado por el diablo”, Lucas 4:1-2. 

3)     Autoridad y valentía para testificar. “Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en diferentes idiomas…”, Hechos 2:4 (PDT). “Fueron llenos del Espíritu Santo… A partir de ese momento, todos hablaban sin temor acerca de Jesús, Hechos 4:31 (PDT, TLA). Después que Saulo fue “lleno el Espíritu Santo… comenzó a predicar acerca de Jesús…”, Hechos 9:17-20 (NTV). La persona llena del Espíritu Santo está llena de la Palabra de Dios y de celo evangelístico: “Que la palabra de Cristo… llene sus vidas(NTV)… y permanezca siempre en ustedes….”, Colosenses 3:16 (BDA2010, DHH). En la medida en que nos dejemos guiar por el Espíritu y Su Palabra inspirada seremos llenos y viviremos en la plenitud del Espíritu

4)     Capacitación para realizar obras especiales. Cuando en la incipiente iglesia surgieron problemas con la distribución de los alimentos, los apóstoles dijeron: “Escojan a… hombres… que estén llenos del Espíritu… A ellos les daremos esa responsabilidad”, Hechos 6:3 (NTV). Los líderes de la iglesia deben estar llenos del Espíritu para ser efectivos en el trabajo encomendado por Dios.

5)     Gozo en la persecución. Cuando Pablo y Bernabé fueron expulsados por predicar a Cristo “se fueron a Iconio. Y los discípulos estaban continuamente llenos de gozo y del Espíritu Santo, Hechos 13:51-52 (NBLH). El gozo es el resultado de abrazar el evangelio, recibir el perdón de los pecados y ser llenos del Espíritu Santo, Hechos 8:39, 16:34. 

6)     Paz en la muerte. Mientras Esteban era apedreado “se arrodilló y dijo… “Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y dicho esto, se durmió en el Señor”, Hechos 7:60 (BL95).

Ser llenos del Espíritu es una bendición reservada para todo aquel que se deja guiar por Él (Romanos 8:14), se somete completamente a la autoridad de las Escrituras (Efesios 6:17, Colosenses 3:16), se entrega sin reservas a servir y predicar a Cristo (Hechos 2:4), tiene un buen testimonio (1ª Timoteo 3:7) y manifiesta los frutos del Espíritu, Gálatas 5:21-23. Por todo lo dicho, no digas: “Señor dame más de ti”. El Espíritu Santo es una persona y tú no puedes tomar pedacitos de Él. La oración correcta es: “Señor, toma todo de mí”.