Familias que perpetúan la gloria de Dios - 20/07/25 - #1361

Episode 386,   Jul 20, 11:50 PM

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Pastor José Luis Cinalli
 20/07/25

Familias que perpetúan la gloria de Dios

“… El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a la mujer con quien se casa… y los dos serán un solo cuerpo (PDT)… este… misterio… ilustra la relación de Cristo con la iglesia, Efesios 5:31-32 (NT-BAD, CAS).

La familia es la institución más antigua que se conoce. Fue creada por Dios y es tan sagrada que se la compara con la relación entre Cristo y su iglesia: “… Ilustra la manera en que Cristo y la iglesia son uno”, Efesios 5:32 (NTV). El fundamento de una familia bendecida es Cristo. “... La casa resiste... porque está fundada... sobre la roca”, Lucas 6:48 (NT-BAD). Y “la roca es Cristo”, 1ª Corintios 10:4. La vida familiar tiene mucho que ver con nuestra vida espiritual. La salud espiritual de los integrantes de una familia es la clave de su bendición. Cuando la vida del Espíritu mengua, la familia no tiene futuro. Qué infravalorada está la dimensión espiritual en el hogar. Se habla mucho acerca del amor; sin embargo, para que una familia tenga éxito hace falta más que amor: ¡hace falta Dios! Cuánto más espirituales sean los integrantes, más fuerte, duradera, armónica y feliz será la familia. Y no solo eso, ¡cuánto más cerca de Dios estén los miembros de una familia, más cerca estarán entre ellos! Aprende y practica este gran principio espiritual y te ahorrarás una multitud de problemas: ¡la unidad familiar es el resultado de la unidad con Cristo!

Disfrutar de un hogar bendecido no es obra de la casualidad ni un golpe de suerte sino el resultado de ser llenos del Espíritu Santo: “No se emborrachen… más bien llénense del Espíritu, Efesios 5:18 (BLA). Vivir en el fuego del Espíritu es imposible sin el ejercicio de las disciplinas espirituales; de ahí la imperiosa necesidad de velar por la vida espiritual. Debe haber una unidad perfecta con Dios para que haya una unidad perfecta en la familia. ¡La raíz de las desgracias familiares es el alejamiento de Dios! Las familias están como están porque están lejos de Dios. Pablo ordena que “las casadas estén sujetas a sus propios maridos” (Efesios 5:22) y que los esposos ofrezcan sus vidas por sus esposas, tal como lo hizo Cristo por su iglesia (Efesios 5:25); pero antes dijo cómo lograrlo: “Llénense del Espíritu”, Efesios 5:18 (BDA2010). No es difícil para una mujer sujetarse a un hombre que ama incondicional y sacrificialmente, como Cristo lo hizo. No es difícil para un hombre amar de esa manera si está lleno del Espíritu y “permanece llenándose con el… Espíritu Santo”, Efesios 5:18 (DA, DHH). Una persona poseída por el Espíritu es aquella que se ha rendido totalmente, viviendo bajo la influencia y dirección permanente del Espíritu, Juan 3:8. Y Jesús dijo que el propósito de una vida controlada por el Espíritu es glorificarlo a Él, Juan 16:13-14. Existe una relación muy íntima entre la vida en el Espíritu y la vida en la familia. ¡Para que la familia funcione sus integrantes tienen que ser y permanecer llenos del Espíritu Santo!

La dimensión espiritual es el bien más preciado de una familia. Pensemos en Adán y Eva. El matrimonio no tenía fisuras y su familia era un ejemplo hasta el día en que descuidaron su mayor tesoro: la relación con Dios. Adán y Eva perdieron el Edén, pero antes ‘perdieron’ a Dios en el lugar secreto. El éxito en la vida y, por supuesto en la familia, fluye del éxito en el lugar secreto. Insistimos en este punto: ¡la unidad de la familia es un derivado de la comunión de cada uno de sus integrantes con Dios! ¿No estás convencido? Medita entonces en la oración que Jesús elevó al Padre: “…Te pido que se mantengan unidos entre ellos… Para eso deberán permanecer unidos a mí… Así la unidad entre ellos será perfecta…”, Juan 17:21-23 (TLA). Si te alineas con el cielo y comienzas una vida vibrante de intimidad con el Espíritu, el resultado será la unidad en tu matrimonio y en tu familia. Qué gran lección: ¡la unidad con Cristo atrae la unidad familiar! ¡Y una familia unida es una familia bendecida! ¡Y una familia bendecida glorifica a Dios! Jesús enseñó que, cuando estemos unidos entre nosotros, el mundo creería en Él: “… Que se mantengan unidos entre ellos… Así la gente de este mundo creerá que tú me enviaste, Juan 17:21 (TLA). ¡Muéstranos una familia cuyos integrantes crecen en su relación con Dios y te mostraremos una familia con un esplendoroso futuro! Todos aquellos que tuvieron familias bendecidas hicieron de la relación con Dios la prioridad de sus vidas. Repasa la historia y lo verás. ¡La mejor manera de cuidar nuestra familia es cuidando nuestra relación con Dios!

Veamos ahora tres ejemplos bíblicos de familias bendecidas. Una es la de Juan el Bautista. El Espíritu Santo resalta la estrecha relación de sus padres con Dios: “...Ambos eran realmente rectos ante Dios y llevaban una conducta intachable…”, Lucas 1:6 (Castillian). La lupa del inspirado escritor bíblico está puesta en la vida espiritual de ambos. Elisabet era una mujer “llena del Espíritu Santo” (Lucas 1:41, NTV) al igual que su esposo Zacarías, Lucas 1:67. Ellos hicieron de Dios el centro de sus vidas, luego el centro de su matrimonio y, como consecuencia, tuvieron un hijo lleno del Espíritu Santo: “Tu hijo… será grande a los ojos del Señor..., y lleno del Espíritu Santo aun antes de nacer”, Lucas 1:13-15 (NTV). Disfrutar de una familia como la de Zacarías y Elisabet, con hijos ‘grandes delante de Dios y llenos del Espíritu Santo’ como Juan el Bautista tiene su precio. La buena noticia es que todo el que se lo proponga puede pagarlo, ya que no se trata de dinero sino de consagración. El segundo ejemplo es la familia de Obed-Edom. “El SEÑOR lo bendijo a él y a toda su familia (2ª Samuel 6:11, NVI) ¿La razón? Trataron bien a Dios. Cobijaron el arca con temor y reverencia. Honraron la presencia del Señor con respeto y expectación. Y, como resultado, toda la familia fue bendecida. Los descendientes de Obed-Edom sirvieron a Dios como porteros, encargados de las provisiones y del tesoro del templo por muchas generaciones, 1ª Crónicas 26:8,15; 2ª Crónicas 25:24. El tercer ejemplo es la familia de Jesús. Antes de que muriera, su familia estaba en crisis porque sus hermanos no creían en él (Juan 7); pero después de que todos ellos se volvieron a Dios, la familia se unió, Hechos 1:14. La comunión de cada uno de ellos con Dios trajo la bendición familiar y la llenura del Espíritu Santo. ¡Dios es un Dios de bendiciones familiares! Y existen prosperidades sobrenaturales que serán liberadas cuando invirtamos en el desarrollo espiritual de la familia.

Un aspecto más a tener en cuenta: El diseño bíblico para la familia bendecida consiste en un pacto solemne hecho entre tres: hombre, mujer y Dios; un hombre y una mujer llenos del Espíritu que se unen en una relación matrimonial para toda la vida: “… El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a la mujer con quien se casa, para poder ser una sola carne, Efesios 5:31 (NT-BAD). El matrimonio es una institución establecida y regulada por Dios. Establecida y regulada, ¿por quién? ¿Por el estado? ¿Por la iglesia? No, por Dios. “… En el comienzo, Dios creó al hombre y a la mujer. Por eso el hombre dejará a su papá y a su mamá para unirse a su esposa… Así que ya no son dos sino uno solo. Esas dos personas han sido unidas por Dios, y nadie debe separar lo que Dios ha unido”, Marcos 10:6-9 (PDT); Génesis 2:24. El hogar debe ser dirigido por la ley de Dios o no tendrá futuro. El ideal de Dios es una familia que comienza con una relación matrimonial monógama y heterosexual: “… Cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo”, 1ª Corintios 7:2 (BAD). ¡Y debe ser para siempre! “A los casados les doy esta orden… del Señor: que la esposa no se separe de su esposo… De la misma manera, el esposo no se divorcie de su esposa, 1ª Corintios 7:10-11 (PDT). Entonces, ¿es posible disfrutar de una familia bendecida? Claro que sí. Respeta las leyes espirituales para el buen funcionamiento de la familia y vivirás la realidad de un hogar bendecido; pues cuando se edifica conforme al diseño de Dios, la familia funciona.

Conclusión. Una familia bendecida comienza con dos personas espirituales: un hombre y una mujer que se casan y permanecen casados, dependiendo y llenándose del Espíritu Santo. La Biblia dice claramente que el hombre que honra al Señor y se complace en sus mandatos (Salmo 112:1, DHH) tendrá una familia bendecida. “Sus hijos tendrán éxito en todas partes; toda una generación de justos será bendecida, Salmo 112:2 (NTV). ¿Anhelas una descendencia floreciente y bendecida? No se te ocurra creer que acumulando montones de oro y plata podrás lograrlo. La única manera es vivir consagrado a Dios, sirviéndolo siempre. Además, se le promete felicidad y bendición: “¡Qué feliz es el que teme al SEÑOR, todo el que sigue sus caminos!... ¡Qué feliz y próspero será! Tu esposa será como una vid fructífera, floreciente en el hogar. Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo alrededor de tu mesa. Esa es la bendición del SEÑOR para los que le temen. Que el SEÑOR te bendiga continuamente…. Que vivas para disfrutar de tus nietos…”, Salmo 128:1-6 (NTV). Como verás, el Eterno tiene un poderoso consejo para todos: ¡la recompensa por seguir a Dios es una vida familiar bendecida!










ORACIÓN 


“Amado Señor: gracias por tu fiel amor y tu infinita misericordia; gracias por cada promesa de bendición para mi hogar. Hoy reconozco que mi familia es una bendición de tu parte, “un regalo... y una herencia” (Salmo 127:3, NTV, RV60) y la agradezco de todo corazón. La promesa de que “todas las familias de la tierra serán bendecidas...” (Génesis 12:3, NTV) incluye la mía; por lo tanto, declaro que viviremos bajo cielos abiertos y que todos los integrantes de mi casa serán salvos. Oh Dios, gracias porque “¡tu salvación se extiende a los hijos de los hijos de los que son fieles a su pacto...!”, Salmo 103:17-18 (NTV). Por fe declaro que mi familia será llena del Espíritu Santo conforme a tu palabra: “Derramaré mi espíritu sobre tus descendientes y mis bendiciones sobre tus hijos”, Isaías 44:3 (PDT). Proclamo que mi casa será bendita por mil generaciones, en acuerdo a tu promesa: “Yo siempre seré tu Dios y el Dios de todos tus descendientes”, Génesis 17:7 (NTV). Mis finanzas serán prosperadas y mi “casa estará llena de riquezas y bienestar...”, Salmo 112:3 (PDT) para ejercer generosidad hacia tu reino y procurar la extensión del evangelio. En el nombre de Jesús, anulo cualquier maldición sobre mi hogar conforme a la promesa de que tú pelearás por nosotros (Jeremías 23:10) y nos protegerás (Deuteronomio 33:3); de ese modo, nuestra “descendencia... siempre vencerá a sus enemigos”, Génesis 22:17 (DHH). Declaro que el amor y la unidad sellarán mi hogar conforme a Deuteronomio 32:30. Con autoridad proclamo que “ninguna maldición puede tocarnos y que ninguna magia ejercerá poder” (Números 23:21-23, NTV) porque Dios cambiará cualquier “maldición en bendición”, Deuteronomio 23:5 (BLPH); Romanos 8:31. Declaro que “El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida y mi familia”, Salmo 138:8, NTV. Toda perversidad sexual es echada de mi casa. La pornografía no entra. El adulterio no tiene lugar. Renuncio a todos los ídolos y declaro que Jesús es el Señor de mi vida y de mi hogar y que “mi familia y yo serviremos al Señor”. Josué 24:15. En tu nombre recibimos sabiduría para tomar buenas decisiones, conforme a lo prometido en el Salmo 110:10 y 112:5. Hoy declaro un legado de fe sobre todos los que viven bajo mi techo. Libero el favor y la perfecta voluntad divina para que los sueños de Dios se cumplan. Por fe empezamos a vivir en un tiempo de favor sobrenatural como nunca antes, pues está profetizado: “Yo les daré un solo corazón y un solo camino para que siempre sientan temor de mí, por su propio bien y el de sus descendientes”, Jeremías 32:39 (PDT). Por último y con todas mis fuerzas clamo a ti: “Bendice, pues, la familia de este tu siervo, para que permanezca siempre en tu presencia, pues cuando tú concedes una bendición, SEÑOR, ¡es una bendición eterna!”, 1ª Crónicas 17:27 (NBV). Amén”.