La oración de fe - 17/8/2025 - #1365

Episode 390,   Aug 17, 10:10 PM

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Pastor José Luis Cinalli
17/8/2025
La oración de fe

“Ustedes pueden orar por cualquier cosa y, si tienen fe, la recibirán, Mateo 21:22 (NTV).

El título de propiedad garantiza la propiedad de un bien a quien figura en él, aunque todavía no lo tenga en su posesión; de la misma manera la fe garantiza a quien la ejerce la respuesta a su oración, aunque esta se retrase y lo solicitado no esté en su posesión. Veamos algunos aspectos importantes de la fe:

1.     La fe agrada a Dios: “La fe es… necesaria para agradar a Dios…”, Hebreos 11:6 (CST). Con fe las oraciones son contestadas: “Todo lo que pidan en… oración, lo obtendrán si tienen fe…” (Marcos 11:24, BDA2010); pero “los que dudan… no recibirán nada del Señor”, Santiago 1:6-7 (TLA). La fe es necesaria para ir al cielo: “… Dios nos acepta por la fe y solo por la fe…” (Romanos 1:17, NT-BAD); en cambio, el infierno es la morada eterna para los que no tienen fe, Juan 3:18. La fe no es una cosa tan misteriosa como la gente cree. Vivimos por fe a diario. Cuando cruzamos un puente tenemos fe en el puente. Cuando enviamos una encomienda, tenemos fe en el correo. Cuando conducimos en Resistencia, tenemos mucha fe. La fe es algo común y corriente. Ahora bien, ¿cuál es la diferencia con la fe del cristiano? El objeto. En lugar de depositar la fe en puentes, correos y automóviles, depositamos la fe en el Dios eterno e invisible y en sus promesas.

2.     La fe es confiar absolutamente en Dios. Cuando caminamos cerca de Jesús estamos a salvo. Si conocemos a Cristo tenemos fe en Él. Solo entonces podremos decir: “Yo sé a quién he creído…”, 2ª Timoteo 1:12. La fe que Abraham poseía surgía de su comunión con Dios. Abraham no sabía a dónde iba, pero sabía quién lo acompañaba. La fe “viene por el oír y el oír la Palabra de Dios”, Romanos 10:17. La clave de la fe es conocer a Cristo, recibir a Cristo y descansar en Cristo. No todo el que asiente a la verdad de lo que la Biblia dice acerca de Cristo cree en Él. La fe en Cristo implica estar unidos a Él. Por tanto, se nos manda a aferrarnos a Cristo: “El que busque mi protección, que haga las paces conmigo…, Isaías 27:5 (PDT). Se llama a Cristo el ‘brazo’ de Dios, Isaías 53:1. Lo que salva al que se está ahogando no es el ver un brazo extendido sobre las aguas, sino el aferrarse a él. ¡Si te aferras a Cristo serás salvado, si conoces a Cristo tendrás fe!

3.     La fe en Dios garantiza la continuidad con Dios. “… Caminamos a la luz de la fe y no de lo que vemos”, 2ª Corintios 5:7 (BDA2010). El que camina por vista camina solo; camina creyendo en sí mismo; mientras que el que camina por fe camina creyendo en Dios, dependiendo y confiando solo en Dios. No vivimos según los cinco sentidos, sino según la fe. Las mejores obras de un pecador son ‘ópera mortuoria’, ¡obras muertas! Y las obras muertas no pueden agradar a Dios. Una flor muerta no tiene dulzura. En definitiva, ¡glorificamos a Dios en gran manera cuando avanzamos tomados de su mano y con ‘los ojos vendados’!

4.     La fe en Dios activa bendiciones. “El Señor te bendecirá porque creíste…”, Lucas 1:45 (PDT). ¡Las bendiciones se reciben por fe! Hay que pedir con fe, sin vacilar…”, Santiago 1:6 (BLA). No todas las personas que se acercaron a Jesús por un milagro lo recibieron. A Bartimeo y a la mujer con flujo de sangre Jesús les dijo: “Tu fe te ha sanado…”, Marcos 10:52 (BAD); Marcos 5:34. No existe nada que agrade tanto a Dios como la fe. Precisamente por eso Jesús se maravilló de la fe del centurión romano y de la mujer sirofenicia, Mateo 8:10 y 15:28. La persona de fe se caracteriza porque ora creyendo que recibirá lo que pide y luego agradece por el milagro que todavía no ha visto, como hizo Jesús frente a la tumba de Lázaro, Juan 11:41. “La fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos…”, Hebreos 11:1 (NTV). ¡Pedir sin fe es un insulto a Dios! “… Cuando pidan algo en sus oraciones, pídanlo convencidos de que ya lo han recibido y, entonces, lo que pidan será suyo, Marcos 11:24 (PDT). Cuando se trata de orar con fe, la mayoría oramos por lluvia, pero no llevamos paraguas. ¡Si pedimos creyendo que recibiremos lo que pedimos, entonces lo recibiremos! La oración es hija de la fe. Sin fe no podemos acercarnos a Dios (Hebreos 11:6) y con fe es imposible no orar. La montaña se mueve cuando pedimos con fe,  Mateo 21:21. Pidamos sin dudar porque Jesús dijo: “… Se hará con ustedes conforme a su fe, Mateo 9:29 (NVI). No desperdicies el tiempo haciendo oraciones incrédulas; si pides por lluvia, ¡lleva el paraguas!

5.     La fe en Dios activa protección. “El SEÑOR protege a los que tienen fe…”, Salmo 116:6 (NTV). “Vivimos… protegidos por la armadura de la fe…”, 1ª Tesalonicenses 5:8 (NTV). “En cada batalla necesitarás la fe como escudo para detener las flechas de fuego que Satanás te dirige”, Efesios 6:16 (NLT). ¿Cómo tomamos el escudo de la fe? Obedeciendo a Dios. El que quiera estar protegido contra los misiles llameantes del diablo deberá rendirse y obedecer a Dios. El diablo nos golpea con la duda, pero la fe aguanta el golpe: “Hubiera yo desmayado, si no creyese…”, Salmo 27:13. La fe y la obediencia son inseparables. Nos enfrentamos a un enemigo que intenta apoderarse de nuestra mente, Apocalipsis 12:9. Si logra dominarla y secuestrarla con pensamientos inmorales, ira o resentimiento, lo hará. Tenemos que tomar una decisión. ¿Obedeceremos a Dios o escucharemos al maligno? Estamos en zona de guerra. Muchos santos han bajado su escudo y han recibido los proyectiles de fuego del maligno, pero cuando elegimos obedecer a Dios estamos protegidos. La batalla no es por el poder sino por la verdad. Si elegimos obedecer a Dios podremos neutralizar las flechas incendiadas del infierno.

6.     La fe en Dios gana batallas imposibles. Jesús dijo: “… Si tuvieran fe… nada sería imposible”, Mateo 17:20 (NTV). ¿Cuál fue la primera reacción de Josafat cuando le declararon la guerra? Convocó al pueblo y les dijo: “Confíen en… Dios… si lo hacen, todo saldrá bien…”, 2º Crónicas 20:20 (TLA). El pueblo siguió el consejo de su líder y ganaron la batalla. La fuerza de Israel no radicaba en su armamento militar sino en su confianza en Dios. El Señor les concedió la victoria SOLO porque descansaron en Él. Y lo mismo sucederá contigo. ¿Cuál es la batalla más fuerte que estás librando en este tiempo? ¿Cuál es tu problema más grande? ¿Una adicción? ¿Una enfermedad? ¿Un temor? ¿Una traición? Pues tienes dos opciones: pelear con recursos humanos o confiar en Dios. Para Dios no hay dificultad o crisis demasiado grande; para Él son todas igualmente posibles de resolver. Cuanto mayor sea la dificultad, mejor la ocasión para intervenir como un Dios benigno y todopoderoso. ¡Si confías en Dios, TODO SALDRÁ BIEN!

7.     La fe en Dios triunfa sobre las adversidades. Los problemas prueban nuestra fe: “… La confianza que ustedes tienen en Dios se pone a prueba con los problemas…”, 1ª Pedro 1:7 (TLA). Cuando la prueba llegue a tu vida no permitas que la duda se apodere de ti. Declara como el salmista: “… Tal vez lloremos por la noche, pero en la mañana estaremos felices”, Salmo 30:5 (TLA). La falta de confianza en los momentos difíciles es una deshonra a nuestro Dios. “… Si no confían en El en todas las circunstancias de la vida… Dios no estará contento…”, Hebreos 10:38 (NT-BAD). No importa qué mal se vean las cosas en tu vida, si se lo permites, Dios transformará la peor experiencia en una gran bendición. “… Persigue… la vida sujeta a Dios, junto con la fe…”, 1ª Timoteo 6:11 (NTV). Es probable que hayas orado mucho tiempo y no hayas recibido o, que tu fe haya sido fuertemente probada; hasta es posible que hayas sido tentado a desistir. ¡Espera! ¡Soporta!, pues fiel es el que prometió: “Si en verdad confían en mí, manténganse en calma y quedarán a salvo…”, Isaías 30:15 (TLA). La paciencia en la fe prepara el camino para la bendición divina.

Conclusión. “Levantemos al cielo, hacia el Señor… nuestras oraciones más sinceras, Lamentaciones 3:41 (ORO, TLA). La oración reviste de fuerza divina la debilidad humana. La oración es confianza. Nos acercamos a Dios con la confianza de que nos recibirá y nos aconsejará para encontrar su voluntad en cada aspecto de la vida diaria. Y luego salimos de su presencia con la confianza de que obrará a nuestro favor. Dios puede retrasar nuestra petición, pero nunca defraudará nuestra confianza. ¡Mentimos a Dios en la oración si no confiamos en Dios después de la oración! ¡Donde se concentran las oraciones desciende el poder! La oración es el prefacio de la bendición. Aprende este gran principio espiritual: ¡a través de la oración, nosotros, seres finitos, accedemos al poder del Dios infinito!