¿Puede un creyente ser poseído por demonios? - 14/9/2025 - #1369

Episode 394,   Sep 14, 11:06 PM

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Pastor José Luis Cinalli
14/9/2025
¿Puede un creyente ser poseído por demonios?

“No deis entrada al diablo, Efesios 4:27 (NC).

Creyente es una persona “nacida del Espíritu” (Juan 3:5), “guiada por el Espíritu” (Romanos 8:14), “controlada por el Espíritu” (Romanos 8:9, NTV) “que permanece llenándose con el… Espíritu”, Efesios 5:18 (DA, DHH). Vive “en el Espíritu” (Romanos 8:5, PDT) y “el Espíritu de Dios habita en ella…”, Romanos 8:9 (RVC). Ha sido trasladada “de la oscuridad a la luz y del poder de Satanás a Dios” (Hechos 26:18, NTV); por lo tanto, “… Dios la protege…”, 1ª Pedro 1:5 (NTV) y “el maligno no la toca”, 1ª Juan 5:18. Un creyente así no puede ser poseído por demonios porque posesión significa propiedad y el creyente fue “comprado a gran precio” (1ª Corintios 6:20, NT-BAD) y “sellado como propiedad de Dios…”, Efesios 1:13 (DHH). Una persona poseída por uno o varios demonios (María Magdalena tenía 7 demonios, Lucas 8:2) pierde el control absoluto de sus pensamientos y acciones; su voluntad queda anulada como fue el caso del gadareno: “Poseído por demonios… estaba desnudo y sin hogar” (Lucas 8:27, NTV) “… Nadie podía sujetarlo… andaba… entre los sepulcros… lastimándose con piedras”, Marcos 5:3-5 (BLA). El niño endemoniado es otro ejemplo. El padre dijo: “Un espíritu se apodera de él… lo tira al suelo y le sale espuma por la boca… lo atormenta (NVI)… lo estropea (NBLH)… dejándolo molido”, Lucas 9:39 (PDT, NBE). Las evidencias de una persona poseída son infinitas, desde la locura y la ferocidad como el caso del gadareno, hasta la pérdida de la vista y el habla: “Le trajeron a Jesús un hombre poseído… El demonio lo dejó ciego y sin habla…”, Mateo 12:22 (GWN). No hay ni un solo ejemplo en la Biblia de un creyente en Cristo poseído por un demonio.

Ahora bien, ¡un creyente sí puede ser oprimido, atacado o influenciado por demonios! La Biblia dice que el diablo busca devorar a los creyentes (1ª Pedro 5:8) y, los demonios ‘conspiran’ contra los cristianos, Efesios 6:11. Pero Jesús vino a liberar “a todos los oprimidos por el diablo…” (Hechos 10:38) siempre que lo quieran. Jesús nunca puso en libertad a los oprimidos por el diablo en contra de su voluntad. No expulsó a Satanás de Judas y, Pedro no obligó a Ananías a ser liberado, porque los demonios no aparecen dentro de las personas por accidente ni tampoco se los sacan a la fuerza; no puedes hacer que alguien los saque por ti, tienes que querer que salgan. Si eres amigos de tus demonios, Jesús nunca los expulsará. Con permiso de Dios los demonios pueden enfermar a los creyentes como sucedió con Job y con Pablo, quien tenía “un mensajero de Satanás… una discapacidad física” (2ª Corintios 12:7, RV60, Phillips) que lo atormentaba. La influencia satánica va mucho más allá de la aflicción física o emocional de una persona, incluye lo espiritual; por ejemplo, cuando nos negamos a perdonar. El que retiene el perdón cae en la trampa del diablo: “Perdonen… para que no nos gane… arrebate (TA)… Satanás…”, 2ª Corintios 2:11 (RVG). La propagación del evangelio falso también se atribuye a la influencia satánica. “Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas”, 1º Reyes 22:22. “… El Espíritu Santo… dice… que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe…; seguirán espíritus engañosos y enseñanzas que provienen de demonios”, 1ª Timoteo 4:1 (NTV); 2ª Corintios 11:13-15. Los demonios tientan a los creyentes a pecar, como sucedió con David: “Satanás… incitó a David para hacer un censo en Israel”, 1º Crónicas 21:1 (PDT). Por supuesto, David abrió una puerta por donde Satanás reclamó derecho legal para zarandearlo: el orgullo. David estaba admirado por sus logros militares y la expansión económica de su pueblo. David es un claro ejemplo de cómo Satanás puede acceder a un creyente por las áreas oscuras que no se rinden a Dios. Judas es otro ejemplo. Dominado por la avaricia, abrió la puerta y Satanás “entró en él”, Juan 13:27. Un corazón gobernado por el pecado es una invitación al ataque satánico. Pedro le dijo a Ananías: “¿Por qué permitiste que Satanás entrara en tu corazón? ...”, Hechos 5:3 (PDT). “¿Por qué permitiste?”. Si la puerta no se abre, el diablo no entra. No digas: “¡el diablo me obligó a hacerlo!”. No hay ninguna escritura que culpe a Satanás por el pecado de un creyente. Por eso la Biblia dice: “No deis entrada al diablo”, Efesios 4:27 (NC).

Dios no nos protege en contra de nuestra voluntad. Todavía conservamos el libre albedrío. Por lo tanto, es una posibilidad cierta de que las tinieblas invadan nuestra vida cuando nosotros le abrimos la puerta mediante el pecado que no queremos confesar ni abandonar. Judas y Ananías permitieron que Satanás entrara en su corazón. Pedro también lo hizo. Jesús le dijo: “¡Apártate de mí, Satanás!... ¡Me eres un estorbo! ...”, Mateo 16:23 (NT-BAD). Pedro que minutos antes había proclamado bajo inspiración divina que Jesús era el hijo de Dios (Mateo 16:17), ahora inspirado por Satanás intenta apartar a Jesús de su misión redentora. Este es un claro ejemplo de cómo un creyente puede ser un mensajero legítimo de Dios y al tiempo un mensajero de Satanás. ¿Cómo pudieron Ananías y Pedro ser templos del Espíritu Santo y, al mismo tiempo, morada de un espíritu maligno? Porque, así como permitimos que el Espíritu Santo nos influencie, también podemos permitir que nos influencien los espíritus engañadores. Observa lo que Pablo dijo: “Dios nos compró a gran precio. Dediquemos íntegramente el cuerpo y el espíritu a glorificar a Dios, porque a Él pertenecen”, 1ª Corintios 6:20 (NT-BAD). Aunque somos propiedad de Dios y el Espíritu vive dentro de nosotros, Dios no nos impide pecar con nuestros cuerpos. Nos advierte, nos aconseja, pero nosotros tomamos la decisión de qué hacer con nuestra vida. Sabemos que el pecado le da un lugar al diablo en nuestra vida, Efesios 4:27. Pablo también dijo: “… Son el templo de Dios, y… el Espíritu de Dios mora en su templo… y Dios destruirá al que profane o corrompa su templo…”, 1ª Corintios 3:16-17 (NT-BAD). Muchos creyentes profanan el templo del Espíritu permitiendo la infiltración demoníaca mediante la elección del pecado. Jesús dijo: “Mi templo será llamado casa de oración… pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones”, Marcos 11:17 (NTV). Los comerciantes traficaban en el templo que no era suyo. Lo mismo sucede con el creyente. Nuestra vida pertenece a Dios, pero a veces permitimos, mediante el pecado, que las fuerzas del mal trafiquen en la casa de Dios. No dejamos de ser propiedad de Dios, no dejamos ser templos del Espíritu Santo, pero lo profanamos cuando pecamos. Dios llamó a Israel su pueblo, aunque estuvieran esclavizados en Egipto: “… He visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto…”, Éxodo 3:7 (NTV). El Señor explicó que siendo creyentes podríamos ser esclavos del pecado: “Jesús empezó a decirles a los… que habían creído en él… Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Ellos le contestaron… nunca hemos sido siervos de nadie. ¿Por qué dices que seremos libres?”, Juan 8:31-33 (PDT). Concluimos diciendo que los creyentes no deberían tener demonios, pero la realidad bíblica indica que muchos si los tienen. A través de la puerta del pecado le han dado la bienvenida al diablo.

¿Existe base bíblica para argumentar que el Espíritu Santo y los demonios no pueden ocupar el mismo lugar? No, pero algunos aluden al pasaje de Corintios: “No se asocien íntimamente con los que son incrédulos. ¿Cómo puede la justicia asociarse con la maldad?... ¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas? (NRV1990) … ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? (RV1995) … ¿Podrían 
convivir la luz y las tinieblas?”, 2ª Corintios 6:14 (NTV, BLA). Este pasaje no hace alusión a la liberación sino a la comunión entre creyentes e incrédulos. La Biblia no dice que la justicia y la injusticia no pueden estar juntas o que Jesús y el diablo no puedan coexistir. Mira a tu alrededor y verás que vivimos en un mundo de justicia e injusticia; de luz y oscuridad. Algunos creyentes tienen cónyuges o hijos incrédulos y aun así conviven. Dios está en todas partes y en alguna de esas partes también está el diablo. Además, el Espíritu Santo coexiste con nuestra naturaleza carnal. Lo que la Biblia sí dice es que el Espíritu Santo no tiene comunión con los demonios y la luz no tiene armonía con las tinieblas. Y la gran noticia es que la victoria y la total liberación de la opresión demoníaca está disponible. Juan dijo: “El Espíritu que vive en ustedes es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo”, 1ª Juan 4:4 (NTV). Ningún demonio puede impedir que nos entreguemos y consagremos a Dios. Las fuerzas del mal no pueden hacer con nosotros lo que quieran sin nuestro permiso. Resistamos al diablo “háganle frente firmes en la fe” (1ª Pedro 5:9, NBE) dice la Biblia. Recuerda que la fe se fortalece mediante las disciplinas espirituales de la oración constante, la comunión íntima con el Espíritu Santo y el alimento de la Palabra de Dios. “Sométanse, pues, a Dios y resistan al diablo, que no tendrá más remedio que huir”, Santiago 4:7 (BLPH). En vez de darle una oportunidad o abrirle una puerta al diablo: ¡consagrémonos totalmente al Señor! De ese modo, Satanás huirá al encontrar que nuestra vida está repleta de la luz que proviene de la comunión con el Espíritu Santo de Dios.