¡No somos números, somos personas!
Share
El sistema educativo del que estamos formando parte y del que formaremos parte como futuros maestros, nos enseña a que toda nuestra vida está basada en un número, ya sea de un dígito o de dos.
En Educación Infantil, aprendemos mientras jugamos y nos lo pasamos bien, en mi opinión y seguro que la de mucha gente, esta etapa es la más bonita y es la que más tendríamos que aprovechar. Si pudiese echar los años hacia atrás me diría a mi mismo cuando tenía 3 años que disfrutara de esos años, ya que a partir de Primaria todo cambiará. ¿Y por qué digo que cambiara?
Todo nuestro mundo cambia a partir de Primaria, porque pasamos de disfrutar y de aprender jugando, a aprender sentados frente a un pupitre y donde nuestro aprendizaje está basado en unos números o notas que nos pone un profesor. Y estas notas están presentes en nuestro día a día, durante toda nuestra etapa educativa; la ESO, bachillerato, selectividad, universidad… toda esta etapa se evalúa mediante notas, dejando de lado el desarrollo personal de cada persona o las limitaciones o problemas que puede tener cada persona ya que este sistema no entiende, que no somos perfectos y que nuestra vida no siempre es de color de rosa.
Después de esto pasaré a contaros mi experiencia en la etapa educativa. En Educación Infantil yo era un niño muy tranquilo, muy simpático y sobre todo (según decían mis profesores y profesoras) un niño muy bueno. En esta etapa hice grandes amigos y hasta este momento no te das cuenta de lo rápido que pasa esa etapa y lo mucho que aprendes en esa edad. Al pasar a Educación Primaria, pasamos a estar sentados durante cerca de 7 horas en un pupitre donde nos bombardean con informaciones de todo tipo (naturales, sociales, matemáticas, lengua, inglés…), nosotros no estamos acostumbrados a esto y por si fuera poco desde el primer día ya nos están evaluando con números (del 0 al 10) o con notas (insuficiente, suficiente, bien, muy bien y excelente). ¡Y estas notas nos las ponen desde el primer día! ¡Nos las ponen profesores que no nos conocen y que posiblemente lo único que sepan (en el caso de colegios que infantil y primaria estén en el mismo edificio) sean los comentarios o características que les haya dicho el profesor/profesora de infantil! Y esto es lo que me pasó a mí.
De siempre me habían catalogado como un niño muy bueno y que parecía que nada podría salir mal, todo esto hasta que llego mi primer suspenso. Un suspenso en un simple examen de una asignatura, un suspenso que no me tome demasiado bien. ¿Si todo me lo pintaban tan bonito, como podía yo suspender? Esto es lo que me preguntaba yo en aquella época, y por si fuera poco la bronca que te caía en casa no arreglaba este cacao que tenía en la cabeza.
A esto es a lo que nos tienen acostumbrados en este sistema educativo, a estudiar para sacar una buena nota. Imaginad que en lugar de premiar a los más estudiosos y a los que mejores notas sacan, se centrasen en todos los alumnos por igual… ¿Cuántos de esos alumnos y alumnas que se han quedado por el camino porque en algún momento de su vida no “les iba todo perfecto”, seguirían con nosotros estudiando? Esto deberíamos de preguntarnos todos…
¿Es nuestro sistema el más justo e igualitario? Mi respuesta es clara, deberíamos formar a personas y no a simples números.