El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional 21/04/19 (#1036)

Episode 36,   Apr 22, 2019, 12:18 AM

Pastor José Luis Cinalli

21/4/2019

El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional

Seol (en hebreo) y Hades (en griego) son palabras que tienen el mismo significado bíblico. Aluden a“… La región de los muertos”, Habacuc 2:5 (NBLH). Es el lugar a donde van los espíritus de los muertos: “… Destino común para todos…”, Eclesiastés 9:3 (JER). Se dice que el Seol es un monstruo de boca bien ancha que todo lo engulle y que nunca está satisfecho:“El Seol… nunca se sacia…”, Proverbios 27:20. “Hay… cosas que nunca… tienen suficiente: el lugar de los muertos… (Seol)”, Proverbios 30:15-16 (PDT y CJ).

Ahora bien, el Seol tiene dos compartimentos: el Seno de Abraham,donde van los espíritus de los creyentes y, el otro, es el lugar donde permanecen los que no se acogieron a la salvación que el Señor les ofreció en su paso por esta vida. Jesús lo explica cuando dice que Lázaro “Fue llevado por los ángeles al seno de Abraham”, Lucas 16:22. Allí era totalmente consciente de su estado y recibía consuelo permanente: “Lázaro… está… recibiendo consuelo…”, Lucas 16:25 (NTV). Se cumplía la promesa de Dios:“Los que andan honestamente entrarán a disfrutar de paz y descansarán en sus lechos”, Isaías 57:2 (PDT). “… ¡Dios bendecirá a los que… mueran unidos al Señor Jesucristo!... descansarán de todos sus sufrimientos… pues Dios los premiará por todo el bien que han hecho”, Apocalipsis 14:13 (TLA). El rico de la parábola también era consciente de su tormento: “El hombre rico… murió y… su alma fue al lugar de los muertos. Allí, en medio del tormento… gritó: “¡…Abraham…! Envíame a Lázaro para que… refresque mi lengua. Estoy en angustia en estas llamas”, Lucas 16:22-24 (NTV).

Las dos secciones del Seol o Hadesestaban divididas por un gran abismo:“Hay un gran abismo que nos separa. Ninguno de nosotros puede cruzar hasta allí, y ninguno de ustedes puede cruzar hasta aquí”, Lucas 16:26 (NTV). Una de las lecciones más profundas de este pasaje es que existe tal cosa como el cielo y el infierno. Muchas personas aprenden demasiado tarde cuánto vale su alma. Se nos dice que el rico deseaba que Lázaro fuera enviado a la casa de su padre para que ninguno de sus hermanos tuviera el mismo destino que él. Este hombre rico nunca hizo algo por su vida espiritual.Después de muerto, y sin la menor posibilidad de reorientar su destino eterno, deseaba que por lo menos sus hermanos se arrepintieran para no seguir el mismo camino de perdición. ¿Necesitamos experimentar la condenación para darnos cuenta de que no vale la pena enajenar la felicidad eterna por un plato de placer momentáneo? ¡Después de la muerte no tendremos una segunda oportunidad pues el perdón de los pecados no tendrá cabida!

Hasta la resurrección de Jesús todas las personas que morían, buenas o malas, iban derechito al Seol. Samuel, una persona buena, le dijo a Saúl, un hombre rechazado por Dios: “Mañana tú y tus hijos estarán aquí conmigo…”, 1º Samuel 28:19 (NTV). ¿A qué lugar se refería Samuel? Al lugar de los muertos: el Seol. Samuel y Saúl estarían en el mismo lugar, pero no en la misma sección. Samuel fue al lugar donde van los buenos (Seno de Abraham) y Saúl a dónde van los impíos (lugar de tormentos). “La sequía y el calor consumen las aguas de la nieve, y el Seol a los que han pecado”, Job 24:19 (LBLA). “El sepulcro ensancha su garganta y abre la boca en forma desmesurada para recibir… a todos los que se la pasan en parrandas y diversiones destructivas”, Isaías 5:14 (PDT). El otro caso es el de Coré, Datán y Abiram. Por su rebeldía fueron castigados y descendieron “vivos al Seol”, Números 16:30 (NBJ). ¿A qué sección? Al lugar del castigo eterno, ya que la Biblia dice que “Los malos serán trasladados al Seol…”, Salmo 9:17.

Según parece el Seol está en las profundidades de la tierra: “Si yo subiera a las alturas de los cielos, allí estás tú; y si bajara a las profundidades de la tierra… al “seol” allí estás presente”, Salmo 139:8 (DHH y NC). “Aunque se escondan en las profundidades de la tierra… o bajaren ellos hasta lo más hondo… hasta dentro del Seol, de allí mi propia mano los tomará”, Amós 9:2 (DHH, ORO y TNM). “El Seol allá abajo…”, Isaías 14:9 (Castillian). Jesús dijo: “Y tú, Capernaúm… ¡hasta el Hades descenderás!...”, Mateo 11:23 (LBLA). Hablando de la esperanza, Job dijo: “A la profundidad del Seol descenderán…”, Job 17:16. Pablo dijo que al morir Jesús descendió al lugar de los muertos: “…Cristo… subió al cielo… Pero, ¿qué significa eso de que subió? Pues significa que primero bajó a las partes más profundas de la tierra…”, Efesios 4:7-9 (TLA). Al morir el cuerpo de Jesús fue a la tumba pero su espíritu descendió a las partes más profundas de la tierra. ¿A qué lugar? Probablemente al Hades: “David… habló de la resurrección de Cristo (el Mesías), que ni fue abandonado en el Hades (región de los muertos), ni su carne sufrió corrupción”, Hechos 2:29-31 (NBLH). ¿A qué sector del Hades? En primer lugar al Seno de Abraham o paraíso. ¿Cómo lo sabemos? Porque Jesús se lo dijo al ladrón crucificado que se arrepintió de sus pecados: “…De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”, Lucas 23:43. ¿Y qué propósito tenía para visitar ese lugar? Anunciar a los que estaban allí que Él acababa de hacer efectivo el precio de la redención. Recuerda que la gente justa del Antiguo Testamento se salvaba mirando hacia adelante, a la cruz, creyendo en el prometido Mesías. Hoy en día nos salvamos mirando hacia atrás, también a la cruz.

Ahora bien, según parece Jesús también pasó al sector donde estaban los espíritus de los que murieron sin creer en el Mesías. ¿Para qué hizo eso? Para predicarles: “Cristo… aunque su cuerpo murió, su espíritu siguió viviendo, y en espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados… fue a proclamar su victoria a los espíritus que estaban presos… a los que en otro tiempo rehusaron creer”, 1ª Pedro 3:18-19 (NT-BAD) y 19 (PDT) y 20 (Castillian). En otra versión dice: “Y predicó a las almas encarceladas en el Seol, las que anteriormente no obedecieron…”, 1ª Pedro 3:19 (NT-Pesh Esp). Entonces Jesús no solo visitó el Seno de Abraham sino también el sector donde estaban las almas condenadas. Fue a predicarles, pero no para darles una nueva oportunidad ya que después que una persona muere ya no tiene posibilidad de redimirse: “Si el hombre descendiere a los infiernos, ya no ascenderá”, Job 7:9 (Jünemann). El apóstol Juan fue categórico: … A aquellos que han depositado en Él sus esperanzas de salvación no les espera ninguna condenación eterna. Pero aquellos que no creen en Él ya están condenados…”, Juan 3:18 (NT-BAD). Jesús no predicó la salvación en el Hades sino la terrible condenación. Les hizo saber que por no haber creído ya no tenían esperanza. Pero tú sí tienes la posibilidad de escapar de ese horrible lugar de tormentos, si arrepentido te vuelves de todo corazón a Dios reconociendo a Jesús como el Señor y Salvador de tu v ida.

Una consideración final. Según parece, el día en que Cristo murió el Seol o Hades sufrió un cambio. El compartimento de los perdidos no experimentó modificaciones. Permanecerá hasta el día del juicio donde los muertos serán trasladados al infierno y el Hades dejará de existir:“Y vi un gran trono blanco… El mar entregó los muertos…y lo mismo… el Hades. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego… Y el que no estaba inscrito en el Libro de la Vida fue arrojado al lago de fuego”, Apocalipsis 20:11-15 (NT-BAD). En cambio, sí se ha efectuado un importante cambio que afecta al paraíso. Las almas de los redimidos del Señor no van al Hades o Seol, sino directamente al cielo. El paraíso está ahora en la presencia de Dios. Pablo dijo: “Fui llevado hasta el tercer cielo… al paraíso…”, 2ª Corintios 12:2-4 (NTV). ¿Por qué creemos que esa transformación se efectuó cuando Cristo murió? Por lo que dice Pablo:“Cuando ascendió a las alturas, se llevó a una multitud de cautivos…”, Efesios 4:8 (NTV). ¿A qué cautivos se refiere? A los que estaban en el Hades: “…Cristo… subió al cielo… Pero… primero bajó a las partes más profundas de la tierra…”, Efesios 4:7-9 (TLA). Ahora los que mueren en Cristo ya no necesitan pasar un tiempo en el Hades sino que van directamente a la presencia de Dios. Pablo afirmó: “…Si muero, iré a reunirme con Jesucristo…”, Filipenses 1:22 (TLA).“¡Un día moriremos e iremos a morar con el Señor…!”, 2ª Corintios 5:8 (NT-BAD). “Cuando muramos… tendremos una casa en el cielo…”, 2ª Corintios 5:1 (NTV). ¿No estás convencido? Entonces escucha la promesa que Jesús le hizo a quién lo había declarado inocente: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, Lucas 23:43. Aun el mismo David sabía que su alma no quedaría en el Seol para siempre y que iría a morar a su presencia: “Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, porque me llevará consigo”, Salmo 49:15 (RVA).

La siguiente pregunta puede resultarte incómoda pero podría significar tu felicidad eterna. Si mueres hoy, ¿adónde irás a pasar la eternidad? ¿Seguirás posponiendo el asunto? ¿Hasta cuándo? ¿Seguirás preocupándote por las cosas de esta vida mientras descuidas el destino eterno? Recuerda que la decisión de dónde vivirás en la eternidad no la toma el diablo ni Dios. Tú serás el único responsable si un día despiertas en el infierno.