Vivir mucho o vivir bien 24/4/2022 #1193

Episode 204,   Apr 24, 2022, 11:02 PM

Pastor José Luis Cinalli
24/4/2022
Vivir mucho o vivir bien

Enoc vivió en íntima comunión con Dios trescientos años… y tuvo… hijos e hijas. Enoc vivió trescientos sesenta y cinco años andando en íntima comunión con Dios y… como obedecía a Dios en todo… Dios se lo llevó, Génesis 5:22-24 (NTV y TLA).

El capítulo 5 del libro de Génesis relata la genealogía de Adán por medio de Set, el hijo que le nació en lugar del asesinado Abel. El escritor bíblico se refiere a la estirpe de los “buenos”, en contraposición al linaje de Caín que son los “malos”. Pues bien, esta descendencia “buena” será la que a la postre provocará el castigo del diluvio demostrando la incapacidad para mantenerse fiel en los caminos del Señor, al igual que los descendientes de Caín. Es muy frecuente ver cómo la fe se degrada con el paso del tiempo.
Por ejemplo, el gran mover del Espíritu que comenzó en Pentecostés fue menguando y el declive espiritual era evidente al final del primer siglo. Juan le entrega un mensaje personal del Cristo resucitado a un pequeño círculo de siete iglesias, Apocalipsis 2 y 3. A cinco de ellas se les recriminó el pecado de enfriarse y se les ordenó arrepentirse. La caída espiritual suele advertirse también en las familias. La fe de Jacob no se parecía en nada a la de su padre Isaac y mucho menos a la de su abuelo Abraham. Joacín  no era temeroso de Dios como su padre Josías. Dios le dijo: “¡Qué mal te irá, Joacín!... Tu padre Josías… siempre actuó con justicia… y por eso le fue bien en todo… A ti solo te interesa el dinero… robas y matas a gente inocente. Por eso estoy enojado contigo…, Jeremías 22:13-18 (TLA). Y qué decir de los hijos de Samuel. Los ancianos del pueblo le dijeron al profeta: “Tú estás viejo y tus hijos no llevan la misma vida que tú llevaste, no son como tú. Danos ahora un rey para que nos gobierne…”, 1ª Samuel 8:5 (PDT). Lo mismo podría decirse de los hijos del sacerdote Elí de quienes la Biblia dice que “eran unos sinvergüenzas que no le tenían respeto al SEÑOR”, 1ª Samuel 2:12 (NTV). Elí falló en corregir a sus hijos y por eso Dios lo hizo responsable de su maldad (1º Samuel 2:29-34), pero en el caso de Samuel no sabemos por qué sus hijos tomaron el camino malo. Sería muy arriesgado decir que él fue un mal padre. Sus hijos eran los suficientemente grandecitos como para tomar sus propias decisiones. Debemos tener cuidado de culpar a los padres por los pecados de los hijos cuando éstos ya son adultos. Diferente es el caso de los padres que tienen hijos bajo su cuidado. La paternidad es una responsabilidad muy seria y nada es más importante que forjar el temor de Dios en toda la familia. No te conformes con que tus hijos digan ser cristianos y se congreguen con regularidad. Aspira a que vivan vidas comprometidas con Dios y con su obra. No te resignes con que lleven vidas espiritualmente livianitas. Al contrario, lucha con las invencibles armas del Todopoderoso Dios, 2ª Corintios 10:4. Clava rodillas, derrama lágrimas y ora hasta que el avivamiento sea una realidad palpable en toda tu familia. 

De toda la lista de personas registradas en la genealogía de Adán, Enoc fue el que menos vivió pero también es el único que no murió: “… Dios se lo llevó con vida de este mundo… La Escritura dice que, antes de ser llevado… lo conocían como una persona que agradaba a Dios, Hebreos 11:5 (PDT y NTV). Enoc fue la única excepción en la larga lista de hombres que “vivieron y murieron”. De todos ellos se dice tres cosas: vivieron mucho, “engendraron hijos e hijas” y finalmente “murieron”, confirmando lo que Dios había dicho: “ciertamente morirás” (Génesis 2:17) y demostrando la falsedad de la declaración de la serpiente: “no morirán”, Génesis 3:4 (DHH). Pero observa algo más. Enoc vivió solo 365 años (Génesis 5:23), mientras que su hijo Matusalén vivió 969 años (Génesis 5:27). Sin embargo, sabemos muy poco de quien más vivió y mucho más de quien vivió menos. Con una vida tan larga Matusalén podría haber sido una influencia positiva en la gente de su época, pero no lo fue porque no era tan espiritual como su padre Enoc. No es la cantidad de años que vivimos lo que cuenta, sino la calidad y el estilo de vida con los cuales vivimos cada uno de ellos. ¿Por qué todo el mundo quiere quedarse un ratito más en esta vida “tan hermosa y bendecida” que tenemos? Es lógico que los no creyentes deseen prolongar sus vidas en esta tierra sabiendo que después pasarán la eternidad en el infierno. Lo que no se entiende todavía es por qué los creyentes no estamos a gusto con la idea de partir y estar con Cristo, lo cual según el apóstol Pablo es mucho mejor que estar aquí en la tierra, Filipenses 1:23. La única razón por la que el apóstol quiso quedarse un “ratito más” era para cumplir la misión que Jesús le había confiado: “Lo más importante es que yo termine el trabajo que el Señor Jesús me dio…”, Hechos 20:24 (PDT). Todo esto quiere decir que los creyentes tenemos un trabajo que hacer para Dios y que tenemos que terminarlo antes de morir. Observa lo que la Biblia dice de David: “...Hizo lo que Dios quería. Después murió...”, Hechos 13:36 (PDT). La Biblia al Día lo relata así: “... David, después de servir a su propia generación conforme al propósito de Dios, murió...”. ¿Lo ves? Ningún cristiano debería morir antes de terminar con su trabajo. Entonces no se trata de vivir más sino de terminar la obra que Dios nos dio. Mira a Pedro. Estaba ansioso de ir con Jesús al cielo, pero no se le concedió ese deseo hasta que terminara su obra en la tierra: “… Ahora no puedes venir conmigo, pero me seguirás después.  —Pero, ¿por qué no puedo ir ahora?...”, Juan 13:36-37 (NT-BAD).

Entonces, el compromiso es terminar la obra que Dios nos encomendó sin importar tanto los años que vivamos en esta vida. Pese a vivir 120 años, Moisés no pudo cumplir el deseo de Dios de que entrara a la tierra prometida, Números 20:12 y Deuteronomio 3:23-29. En cambio, a David le alcanzaron 70 años para terminar totalmente la obra que Dios le encomendó. Enoc vivió poco en comparación a otros de su época, pero cumplió con la misión que Dios tenía para Él. Nuestra mente poco espiritual ve una probable injusticia en la muerte prematura de un hombre santo. Pero a veces la vida corta es una bendición. Con frecuencia Dios se lleva más pronto a los que Él ama para ahorrarles sufrimiento aquí en la tierra. ¿No estás de acuerdo? Mira lo que dice la Biblia:
“La gente buena se muere; muchas veces, los justos mueren antes de que llegue su hora. Pero a nadie parece importarle el porqué; tampoco se lo preguntan a sí mismos. Parece que nadie entiende    que Dios los está protegiendo del mal que vendrá. Pues los que andan por el camino de la justicia    descansarán en paz cuando mueran”,
Isaías 57:1-2 (NTV). ¿Cómo podría un hombre santo como Enoc vivir en una sociedad tan corrupta como la de su época, si Dios le permitía vivir mil años como a los demás? ¡Dios lo premió llevándoselo al cielo!

Ahora bien, hay algo más interesante en la vida de Enoc. Él vivió para Dios y procuró que otros también lo hicieran. Vivió predicando acerca del inminente juicio que vendría para quienes no quisieran arrepentirse: “Enoc… profetizó…  y dijo: “… El Señor viene con… sus santos para ejecutar juicio… Declarará culpables a los seres humanos por todos los actos perversos que cada uno haya hecho y a los pecadores rebeldes por todos los insultos que hayan dicho contra él”, Judas 1:14-15 (NTV). Enoc fue “grande a los ojos de Dios” no solo porque vivió en íntima comunión con Dios sino porque hizo que también otros lo hagan. Por eso su predicación era tan confrontativa. Su mensaje no tenía como propósito agradar a las personas sino salvarlas. No podemos mitigar las exigencias bíblicas para atraer a las personas a Jesús. Cuidado con hacer ‘amigable’ el evangelio y ofrecer un Dios poco ‘exigente’. Es cierto que ese evangelio es más ‘amistoso’, pero también inofensivo. No ofende pero tampoco salva. El verdadero evangelio incluye el Salmo 23, pero también la doctrina del infierno y la condenación eterna. Por supuesto que es más fácil predicar del amor, pero advertirle a la gente para que no caiga en el fondo del abismo ¿no es también amor? La predicación de Jesús era punzante, ofensiva y provocaba molestia al punto que muchos lo abandonaron, Juan 6:66. Mientras les daba de comer todo el mundo estaba a su lado, pero el día en que comenzó a predicar cosas incómodas lo dejaron. ¿No sucede lo mismo hoy en día? Mientras Dios multiplique bendiciones contará con nuestro apoyo pero el día en que sus palabras molesten nuestros egoístas intereses, ¿nos retractaremos de seguir a Jesús? 

Una reflexión final. No podemos desconocer la importancia que el Espíritu Santo le concede a la perseverancia de Enoc en su intimidad y servicio a Dios. Dos veces se menciona que Enoc “anduvo siempre con Dios” (Génesis 5:22 y 24, RVC) una vez antes de casarse y otra después de tener hijos. Fue fiel a Dios en su niñez, pero también en su adolescencia y juventud. Fue fiel a Dios cuando era soltero pero también cuando era casado. Sin importar lo que le sucediera o cuántas bendiciones tuviera Enoc “anduvo siempre con Dios”. ¿Podemos decir lo mismo? Lamentablemente muchos cristianos se parecen a una estrella fugaz, ¡alumbran mucho pero por muy poco tiempo! Las cosas temporales y pasajeras de esta vida nos alejan de Dios. Incluso las bendiciones suelen con frecuencia desconcentrarnos de Dios y de su servicio. Una relación sentimental, un hijo, un nuevo trabajo, cualquier cosa es una distracción que nos convierte en creyentes tibios. No permitas que nada te aleje de tu Salvador. Como David, sirve a Dios en tu propia generación y al igual que Pablo pelea la buena batalla, termina la carrera y permanece fiel sabiendo que en el cielo te espera el premio, la corona de justicia que el Señor, Juez justo, le dará a todos aquellos que aguardan su gloriosa venida, 2ª Timoteo 4:7-8.