La autoridad delegada de Dios 27/10/2022 #1219J

Episode 236,   Oct 30, 2022, 11:27 AM

Pastor José Luis Cinalli
27/10/2022

La autoridad delegada de Dios

“Jesús… regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos… y los obedecía en todo, Lucas 2:49-51 (BPD, TLA). 

¿Puedes creerlo? El único y verdadero Dios se humilló al punto de someterse a dos seres humanos. Jesús supo sujetarse a las autoridades que el Padre había puesto sobre su vida. Y Él espera lo mismo de nosotros, ya que debemos “vivir como vivió Jesús”, 1ª Juan 2:6 (PDT). Si tenemos que pensar en un ejemplo de obediencia, aparte de Jesús, necesariamente recordamos a los recabitas. Dios le ordenó a Jeremías: “Ve a… las familias de los recabitas e invítalos al templo… y ofréceles… vino, Jeremías 35:2 (NTV). Jeremías hizo lo que Dios le pidió, pero ellos se negaron: “… No beberemos vino…porque… nuestro padre, nos ordenó: “No beberán vino jamás…”, Jeremías 35:6 (NBLH). Nuestra lógica natural y religiosa nos haría reaccionar de esta manera: es más importante obedecer a Dios que a los hombres. Sin embargo, Dios no se molestó cuando ellos decidieron obedecer a su padre; al contrario, los puso como ejemplo para todo Israel: “... Los descendientes de… Recab han cumplido la orden que él les dio de no beber vino… Sin embargo, yo les he hablado continuamente a ustedes y no me obedecen… a mí no me hacen caso, Jeremías 35:14-16 (PDT). El pasaje contrasta la conducta de los hijos de Recab con la de los hijos de Dios. Aquellos obedecieron ciegamente un precepto humano dado solo en una ocasión; mientras que los israelitas desobedecieron un precepto divino reiteradamente anunciado. Por la obediencia a sus padre Dios a los hijos de Recab: “… Ustedes han obedecido la orden de su padre… por eso… siempre habrá a mi servicio un descendiente de la familia de… Recab, Jeremías 35:19 (PDT). 

Centremos nuestra atención en Jesús. Se sujetó a sus padres terrenales, pero también a las autoridades espirituales. Cuando fue enjuiciado desde el punto de vista religioso y emplazado por el sumo sacerdote, Él respondió demostrando sujeción a la autoridad, Mateo 26:63-64. Debemos seguir su ejemplo y sujetarnos no solo a la autoridad suprema sino también a sus autoridades delegadas: Honrenrespeten(TLA)… sean considerados (NVI)… y agradecidos (BLA) con sus líderes en la obra del Señor. Ellos trabajan arduamente entre ustedes y les dan orientación espiritual. Ténganles mucho respeto y de todo corazón demuéstrenles amor por la obra que realizan…”, 1ª Tesalonicenses 5:12-13 (NTV). “Tengan en cuenta a sus líderes que les enseñaron el mensaje de Dios; piensen cuál fue el resultado de su buena manera de vivir e imiten su fe”, Hebreos 13:7 (PDT). Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor, especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza”, 1ª Timoteo 5:17 (BAD). Obedezcan a sus pastores y sujétense a ellos… pues tienen que cuidar de ustedes y rendir cuentas a Dios. Procuren que puedan cumplir este deber con alegría, no con lágrimas, pues esto sería perjudicial para ustedes, Hebreos 13:17 (NBLH, BDA2010). “Háganles caso a sus líderes y respeten su autoridad… Ustedes no sacan nada con hacerles la vida difícil… ustedes… sufrirán, Hebreos 13:17 (PDT y NT-BAD). La rebeldía y la falta de respeto a las autoridades delegadas por Dios no es una falta menor: “… El Señor… trata con particular severidad a los que… desprecian la autoridad…”, 2ª Pedro 2:9-10 (NTV). Ahora bien, no está de más recordar la forma en la que un líder debe conducirse: “No abusen de la autoridad que tienen sobre los que están a su cargo, sino guíenlos con su buen ejemplo”, 1ª Pedro 5:3 (NTV). Líderes, recordemos que no somos jefes sino siervos. El Señor nos llamó a representar su autoridad, no a sustituirla. Por tal motivo, busquemos su guía y voluntad todos los días. Seamos dóciles y aprendibles. Que los años no nos endurezcan. 

El apóstol Pablo también siguió el ejemplo de Jesús respetando las autoridades establecidas por Dios. Un día le faltó el respeto al sumo sacerdote sin saberlo. Tan pronto como se enteró enmendó su error: Lo siento, hermanos. No me había dado cuenta de que él es el sumo sacerdote… porque las Escrituras dicen: “No hablarás mal de ninguno de tus gobernantes”, Hechos 23:5 (NTV). Pablo tenía muy en claro el principio de la sujeción a la autoridad delegada de Dios. Él mismo dijo: Toda persona debe someterse a las autoridades… pues toda autoridad proviene de Dios… Cualquiera que se rebele contra la autoridad… será castigado… ”, Romanos 13:1-2 (NTV). Pedro dijo: “Por amor a Dios, obedezcan a las autoridades”, 1ª Pedro 2:13 (NT-BAD). El centurión romano también entendía este principio espiritual. Él le dijo a Jesús: “Señor, no merezco que vayas a mi casa… tan sólo da la orden y mi siervo quedará sanado. Sé esto porque yo estoy bajo la autoridad de mis superiores y a la vez tengo a muchos soldados bajo mi autoridad…”, Mateo 8:8-9 (PDT). Una de las lecciones más importantes del liderazgo es esta: ¡aprender a vivir bajo autoridad! Todos los siervos de Dios en la Biblia estuvieron bajo autoridad. Josué aprendió sujeción a los pies de Moisés. Eliseo fue siervo de Elías. Samuel estuvo sujeto a la autoridad de Elí; David a la autoridad de Saúl, Timoteo a la de Pablo y Marcos a la de Pedro. El mismo Pablo se sujetó a las autoridades espirituales en Jerusalén y junto con Bernabé rindieron cuentas a los líderes y a la iglesia de Antioquía, Hechos 13. Después de terminar su viaje misionero “regresaron... reunieron a la iglesia y le informaron todo…”, Hechos 14:26-27 (NTV).

Es sorprendente el conocimiento que David tenía acerca de la autoridad espiritual. Aunque el tira lanzas de Saúl lo perseguía para matarlo, David permaneció bajo su autoridad. Saúl era el ungido de Dios y David lo reconocía. Era la autoridad de Dios para su vida aunque Saúl olvidó pronto que él mismo estaba sujeto a la autoridad divina. El ser autoridad de Dios no le autorizaba a desobedecer a aquél que le había dado la autoridad. Por eso Dios rechazó a Saúl y ungió a David como nuevo rey. Sin embargo, David era todavía un hombre que estaba bajo la autoridad de Saúl, por lo que debía mantenerse sujeto a él. Un día sus propios hombres lo impulsaron a deshacerse de Saúl. David tuvo la oportunidad de darle una ‘ayudita’ a Dios para acceder al trono de Israel. Pero él se negó diciendo: “Que el SEÑOR me libre de hacerle tal cosa a mi señor el rey y atacar al ungido del SEÑOR... pues ¿quién quedará inocente después de atacar al ungido del SEÑOR?...”, 1º Samuel 24:6 y 26:9 (NTV). Cuando el amalecita le trajo la noticia de la muerte del rey y de que él mismo lo había ayudado a tal fin, David le dijo: “— ¿Y cómo no tuviste temor de matar al ungido del SEÑOR? ... —Te condenaste a ti mismo al confesar que mataste al ungido del SEÑOR, 2º Samuel 1:14-16 (NTV). Inmediatamente ordenó ejecutar al joven porque había extendido su mano contra la autoridad de Dios. Saúl podía ser un rey injusto y desechado por Dios, pero era el ungido del Señor y la autoridad para David. Tan grande fue el respeto que David sintió por Saúl que cuando murió hizo luto, 2º Samuel 1:11-12. Aún más, compuso una canción fúnebre dedicada a Saúl y ordenó que todo el pueblo la aprendiera. Una de sus estrofas decía: “¡Cuan amados y agradables fueron Saúl y Jonatán!”, 2º Samuel 1:23 (NTV). Solo un hombre con un corazón sin amargura podría decir algo así. Nadie en este mundo tuvo motivos suficientes como David para guardar bronca, rencor, odio y resentimiento. Y nadie más que David hubiera festejado la muerte de Saúl. Pero su comportamiento demostró que su corazón era como el de Dios. 


Dios no delega autoridad en quien no ha aprendido a estar bajo autoridad. Ninguno que se rebele a las autoridades indirectas de Dios se somete a su autoridad directa. El Señor quería estar seguro de que David era en verdad un hombre totalmente sujeto. Dios no le daría ni el reino ni el título de “varón conforme al corazón de Dios” (Hechos 13:22) a alguien que tuviera algún rastro de rebeldía en su corazón. Por lo tanto, le hizo rendir su última materia. Lo expuso frente a la prueba más difícil de todas: la de la sujeción. Hizo recaer un sueño profundo sobre Saúl y observó cómo reaccionaba David, 1º Samuel 26:12. Una cosa era huir de aquel que le hacía la vida desdichada y, otra muy diferente era tenerlo rendido a sus pies. Saúl lo había perseguido por más de diez años. Le había robado la esposa, quitado la familia y lo había mandado a vivir lejos de la presencia de Dios a una nación extranjera. La prueba era realmente grande. Sin embargo, al no hacerle ningún daño David se eximió con honores y Dios lo promovió al reinado de Israel. David sabía que existe una autoridad máxima que es Dios y autoridades delegadas por Él. Rebelarse contra la autoridad que representa a Dios es lo mismo que rebelarse contra Dios. David nunca hizo eso y su reino continúa hasta ahora, pues Jesucristo es descendiente de David. ¿Estás dispuesto a permanecer bajo la autoridad espiritual que Dios ha escogido para tu vida? 

Reflexión final. La única ocasión en que no estamos obligados a someternos a las autoridades delegadas es cuando éstas violan la Palabra de Dios. Pero si ese no es el caso, entonces debemos someternos sin temor, ya que Dios ha confiado su autoridad a esos hombres. Si ellos no representan bien a Dios no seremos culpables por haber obedecido. Ellos deberán arreglar sus cuentas con la autoridad suprema.