Extraordinaria comunión con el Espíritu Santo 14/5/2023 #1248

Episode 269,   May 14, 2023, 08:19 PM

Pastor José Luis Cinalli
14/5/2023
Extraordinaria comunión con el Espíritu Santo

“… Él me quebró… y me hizo pedazos. Después me usó…”, Job 16:12 (NTV).

Una de las oraciones más peligrosas que podemos hacer es: “Señor, úsame”. Si lo decimos de verdad, Dios empezará un proceso de quebrantamiento que nos llevará por un maravilloso viaje y una hermosa aventura de fe. La palabra ‘quebrantamiento’ es una de las menos usadas en los púlpitos y una de las más impopulares del cristianismo. Pero sin esta experiencia olvidémonos de ser personas útiles para Dios. El Señor no puede usar a quien no esté totalmente quebrantado y totalmente rendido a Él. “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón…”, Salmo 34:18. “El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado…”, Salmo 51:17 (NVI). “Así dijo el Alto y Sublime… Yo habito… con el quebrantado y humilde de espíritu…”, Isaías 57:15. Jesús dijo: “… El grano de trigo, a menos que… muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá… una abundante cosecha de nuevas vidas, Juan 12:24 (NTV). ¿Qué quiso decir Jesús? Que si queremos tener una vida repleta de frutos para Dios deberíamos dejar que la voluntad de Dios prevalezca sobre la nuestra. El fruto del quebrantamiento es un avivamiento. Durante el despertar galés de 1904 la canción que se escuchaba frecuentemente en los labios de las personas quebrantadas era: “doblégame más y más a los pies de Jesús”. 

Todas las personas grandemente usadas por Dios fueron quebrantadas antes de ser usadas. Reparemos en Pedro. Apoyado en sus propias fuerzas prometió fidelidad a Jesús; sin embargo, lo negó tres veces esa misma noche, Mateo 26:75. Pedro necesitó una inyección de perdón y gracia para transformarse en un líder de corazón quebrantado. Justo lo que Dios necesitaba para hacer de él un poderoso avivador del primer siglo. ¿Y qué decir de Moisés? Al igual que Pedro se creía suficientemente capaz como para iniciar solo el trabajo que Dios le había encomendado. Fracasó rotundamente. Dios lo tomó en sus brazos, lo llevó al desierto, lo inscribió en la escuela de la oración y el quebrantamiento y, después de 40 años de trabajo duro, estuvo listo para ser el más grande legislador que haya tenido Israel. ¿Qué tuvieron en común Moisés y Pedro? Ambos fueron quebrantados después de un rotundo fracaso. ¿Has fracasado en tus intentos por servir a Dios? No te quedes allí llorando tus miserias. Entierra el yo y permite que Dios empiece un proceso que te llevará sin dudas a la mejor temporada de tu vida. Otro personaje bíblico de corazón quebrantado fue David. Gracias a su dependencia del Señor, Israel vivió la mejor época de la historia. La Biblia dice: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”, 2º Crónicas 7:14. ¡El quebrantamiento cierra las puertas del infierno, abre el cielo y hace que Dios descienda!

Ahora bien, el propósito de Dios es quebrantarnos y no desmenuzarnos. ¿Cuál es la diferencia? Jesús lo explicó muy bien: “… ¿Nunca habéis leído en las Escrituras: la piedra que desecharon los arquitectos… ha venido a ser cabeza del ángulo?…  por tanto os digo, que el reino de Dios… será dado a gente que produzca los frutos de él. El que cayere sobre esta piedra será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará, Mateo 21:42-44 (VM). Cristo es la piedra principal del templo espiritual que es la Iglesia y los creyentes son las piedras vivas que forman ese edificio. Pero claro, ya que fuimos tomados del mundo somos como piedras que necesitan ser trabajadas para ser útiles en ese edificio. El maestro arquitecto pasa mucho tiempo labrando cada piedra para que encaje en el lugar que corresponda. Si una piedra se niega a ser debidamente labrada, entonces tiene poco valor y simplemente es reducida a polvo. El quebrantamiento de Dios no es para aniquilarnos sino para hacernos útiles a sus propósitos. Si resistimos la mano del labrador el resultado será el desmenuzamiento, o lo que es lo mismo, no tenemos valor alguno en los planes eternos de Dios. Dejemos que Dios le dé forma a nuestra vida. No resistamos el cincel del creador. El período de quebrantamiento no es el fin, sino un camino que nos conduce a un nuevo y glorioso comienzo.

Pensemos en Jesús. Su voluntad fue quebrantada antes de transformarse en un instrumento de salvación para todo el mundo: “Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía, Lucas 22:42 (NTV). Getsemaní, significa prensa de aceite. La prensa no se detiene hasta que el olivo haya exprimido todo su aceite. La prensa aprieta hasta que quebranta. Pero cuidado, quebrantamiento no significa lágrimas. Cada vez que alguien llora decimos “está quebrantado”. El verdadero quebrantamiento llega cuando nuestra voluntad está hecha añico. Cuando la voluntad de Dios prevalece sobre la voluntad de una persona, llore o no, podemos decir que está quebrantado. Aprendamos la lección: ¡somos llamados a vivir absolutamente entregados, absolutamente confiados, absolutamente sometidos y absolutamente comprometidos con Dios! Debemos estar completamente rendidos a sus pies si pretendemos que Él pueda usarnos poderosamente.

El segundo gran requisito para ser útiles en las manos de Dios es la comunión con el Espíritu Santo. “La maravillosa gracia del Maestro Jesucristo, el amor extravagante de Dios y la amistad íntima del Espíritu Santo, sea con todos ustedes”, 2ª Corintios 13:14 (The Message, versión del inglés). Observa lo que el gran apóstol Pablo desea para los creyentes: “gracia maravillosa”, “amor extravagante” y “comunión íntima con el Espíritu Santo”. Jesús dijo: “… A ustedes les conviene que me vaya. Porque si no me voy, el Espíritu… no vendrá…”, Juan 16:7 (TLA). Al principio de su ministerio Jesús les dijo a sus discípulos que lo siguieran, pero al final de sus días les pidió que no lo hicieran porque adónde Él iba ellos no podían ir todavía, Juan 13:36. En su lugar, Jesús les dijo que el Espíritu Santo los guiaría, Juan 16:13. Jesús les estaba dando otro líder. El Espíritu Santo comenzaría a dirigir la iglesia y los creyentes dependerían de Él para cumplir la tarea encomendada por el Señor, Hechos 2:33. Cuando Dios el Hijo se fue, Dios el Espíritu Santo vino y todavía Él está aquí haciendo su obra.

El Espíritu Santo puede bendecirnos cuando leemos las Escrituras, dirigirnos a testificar de Cristo, ungirnos cuando predicamos; pero si deseamos tener comunión íntima con Él, necesitamos orar. El error más común que cometemos en nuestro afán por darle frutos a Dios es trabajar apoyados en nuestras capacidades y dones. Sin embargo, no hemos sido llamados a trabajar para Dios sin la ayuda de Dios. ¡Hemos sido llamados a trabajar con Dios! Jesús dijo: “… el que no trabaja conmigo, en realidad, trabaja en mi contra”, Mateo 12:30 (NTV). Cuando nos unimos a Dios en el trabajo para Dios, los resultados son maravillosos. ¿Cuántas codornices hubiera cazado Israel sin el viento que Dios envió empujándolas al campamento? Trabajemos con el Espíritu Santo como lo hicieron los primeros creyentes: “Nosotros somos colaboradores de Dios…”, 1ª Corintios 3:9 (BLPH). No es lo mismo trabajar para Dios que trabajar con Dios. No tenemos problema con la idea de trabajar para Dios, incluso muchas veces ‘hacemos que Dios trabaje para nosotros’ cuando emprendemos un proyecto y esperamos que Él nos bendiga sin haber buscado antes su voluntad. ¿Es posible trabajar con el Espíritu Santo? Para los creyentes de la primera iglesia era algo absolutamente normal. Un día se reunieron para decidir el futuro de los creyentes gentiles y dijeron: “Pues nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros…”, Hechos 15:28. Los apóstoles no tomaban ninguna decisión independientemente del Espíritu Santo. ¿Hacemos nosotros lo mismo? ¿Podemos decir que cada decisión que tomamos en la vida es el resultado de un consenso con el Espíritu Santo?

El Espíritu Santo lo era todo para aquellos primeros creyentes. No es difícil entender ahora por qué Pablo bendice a la iglesia de Corintio para que tengan comunión íntima con el Espíritu Santo. Todos, pero TODOS los grandes hombres de Dios en la Biblia tuvieron una relación muy estrecha y profunda con el Espíritu Santo e hicieron de esa relación una prioridad en su vida. El mismo David dijo: “… No me quites tu Espíritu Santo”, Salmo 51:11 (NTV). Él sabía muy bien lo que había pasado con Saúl cuando el Espíritu lo abandonó. El Espíritu Santo estaba siempre presente en las actividades, ministerios y reuniones de aquella primera iglesia. El Espíritu desea tener con nosotros la misma relación amigable que tenía con aquellos primeros creyentes. Es más, Él lo desea más que nosotros. “El Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros nos anhela celosamente”, Santiago 4:5 (RV 95).

Conclusión. Dios dijo: “… No hace falta que seas poderoso, ni necesitas un gran ejército; lo único que necesitas es mi espíritu…”, Zacarías 4:6 (TLA). ¿No te gustaría comenzar una amistad con el Espíritu Santo como tuvieron aquellos primeros creyentes? ¡Él lo anhela más que tú!