Heroínas disfrazadas de mujeres comunes - 19/10/2025 - #1374

Episode 399,   Oct 19, 09:52 PM

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Pastor José Luis Cinalli
19/10/2025
Heroínas disfrazadas de mujeres comunes

“… Las mujeres que anuncian las buenas nuevas son gran multitud… los enemigos huyen… y las mujeres… reparten las riquezas que le quitaron al enemigo”, Salmo 68:11 (LBLA) y 12 (NTV y TLA).

Muchos pasajes de las Escrituras hacen referencia a mujeres anunciando las victorias del Señor. Miriam, tomó la pandereta y convocó a todas las mujeres a bailar y celebrar con cánticos la victoria sobre el faraón, Éxodo 15:21. Débora “cantó… y tocó música para el Señor” (Jueces 5:3, NTV) cuando Sísara fue derrotado. El día que Jefté volvió victorioso de la batalla su hija “salió a recibirlo tocando… pandereta y danzando de alegría”, Jueces 11:34 (NTV). No es la voluntad de Dios que las mujeres mantengan la boca cerrada. El pueblo del Señor siempre ha marchado en su honor. Cantores, trovadores y doncellas han celebrado gozosamente las victorias del Todopoderoso a lo largo de la historia, Salmo 68:25. “Mujeres de todas las ciudades de Israel… cantaron y danzaron de alegría…”, (1º Samuel 18:6, NTV) cuando David mató a Goliat. La alegre noticia de la victoria de Jesús sobre la muerte, el pecado y Satanás debe ser cantada, predicada y anunciada a todos, en todas partes del mundo. Y está sucediendo: ¡muchas mujeres fastidian al diablo y arruinan sus planes! Qué grande es el ejército de mujeres que anuncian el evangelio, arrebatándole al enemigo el botín más preciado: las almas de las personas. Jesús dignificó a la mujer permitiendo que viajaran, estudiaran, aprendieran y ministraran, Lucas 8:1-2. Muchas de ellas sostuvieron económicamente su ministerio y permanecieron a su lado hasta su muerte, Lucas 23:49,55. Jesús incluyó a las mujeres en su ministerio. Las mujeres fueron las primeras mensajeras, evangelistas y testigos de su resurrección, Juan 20:1-18. Semejante privilegio las convertía en fuente creíble para la fe cristiana.

También el apóstol Pablo estimó y elogió a las mujeres que sirvieron fielmente a Jesucristo. Febe “… es… muy activa en la iglesia… ha entregado su vida al servicio del Señor Jesucristo…”, Romanos 16:1-2 (TLA). Priscila colaboró con Pablo en el servicio a Jesucristo, Romanos 16:3. María “ha trabajado muy duro por nosotros”, Romanos 16:6 (NT-NV). Andrónico y Junias eran “muy respetados entre los apóstoles”, Romanos 16:7 (NTV). Trifena y Trifosa “han trabajado mucho en la obra del Señor… Pérsida… también ha hecho un gran trabajo para el Señor”, Romanos 16:12 (PDT). La madre de Rufo “ha sido como una madre para mí”, Romanos 16:13 (NTV). Evodia y Síntique “trabajaron mucho… para dar a conocer a otros la Buena Noticia…”, Filipenses 4:3 (NTV). La Biblia menciona otras mujeres piadosas como María de Betania, quien ungió a Jesús para su sepultura (Juan 12:1-8); Dorcas, quien “abundaba en buenas obras…” (Hechos 9:36); Lidia, quién hospedó a los apóstoles (Hechos 16:15) y la madre de Juan Marcos que ofrendó su casa para la predicación del evangelio, Hechos 12:12. Es imposible exagerar la importancia de la mujer en la Biblia y en la iglesia.

Tenemos muchos ejemplos bíblicos de mujeres heroicas con gran poder de influencia debido a su profunda conexión con Dios. Una de ellas es Débora, esposa, jueza y profetisa, Jueces 4:4-5. Débora ocupa un lugar especial en el salón de la fama de Israel. Se distinguió por su valentía y fe. Además, oficiaba como jueza en los conflictos de los israelitas, quienes reconocían su sabiduría. Con su integridad y respeto a Dios influyó positivamente para que la nación se volviera al Señor. Recordemos que por aquel entonces Israel se había rendido a la idolatría. Como consecuencia, Dios los había entregado en manos de los cananeos; cuyo rey era Jabín y el comandante de su ejército se llamaba Sísara. Sufrieron 20 años de crueldad y opresión hasta “que el pueblo de Israel clamó al SEÑOR por ayuda”, Jueces 4:3 (NTV). ¡Cuánto nos cuesta mirar a lo alto, al cielo, a Dios y pedir su ayuda! Más bien solemos apoyarnos en nuestras fuerzas y confiamos en nuestras capacidades hasta que después de mucho sufrir nos damos cuenta que no se puede ir demasiado lejos sin Dios. No es cuestión de resignarse y abandonar. No se trata de esconderse detrás de la autocompasión y vivir de la lástima; ¡lo que tenemos que hacer es clamar a Dios con fe, pidiendo su ayuda! “El SEÑOR oye a los suyos cuando claman a él por ayuda, los rescata de todas sus dificultades”, Salmo 34:17 (NTV); Isaías 30:19; Salmo 22:24; Zacarías 10:6. Débora fue ‘grande’ no solo porque guio a Israel a la batalla sino porque influyó para que los israelitas se volvieran a Dios y disfrutaran de paz durante 40 años, Jueces 5:31. Un verdadero líder se preocupa por el bienestar espiritual de las personas que lidera, no por su propio éxito. Débora inspiraba respeto a propios y extraños. Barac, el hombre escogido por Dios para pelear contra Sísara, sentía gran admiración por ella. Cuando Débora le dijo que el Señor le ordenaba ir a la guerra prometiéndole la victoria, él contestó: “Yo iré, pero solo si tú vienes conmigo”, Jueces 4:8 (NTV). Barac confiaba más en Débora que en Dios. Cuán propensos somos a descansar en el débil brazo del ser humano. Barac prefería la presencia de Débora a la invisible pero segura ayuda del Dios Todopoderoso. Es cierto que Barac fue mencionado en Hebreos 11 como un hombre de fe, pero su fe estaba puesta en la relación que Débora mantenía con Dios y por eso perdió la corona el día en que Dios otorgó la victoria a Israel. Débora le dijo: “Muy bien… iré contigo. Pero tú no recibirás honra en esta misión, porque la victoria… sobre Sísara quedará en manos de una mujer…”, Jueces 4:9 (NTV). Y esa mujer fue Jael, Jueces 4:17-24. Débora fue coronada con el título de “madre para Israel”, Jueces 5:7. Débora fue jueza, profetisa, asesora y consejera; intercesora, adoradora y libertadora, pero se la recuerda como madre. Más que ser madre en Israel, Débora fue madre para Israel. Guio y prohijó a la nación mediante su extraordinaria relación con Dios. ¡Qué tremenda inspiración es una mujer cuando se pone de acuerdo con el cielo! Observa un detalle. La Biblia dice que en ese tiempo nadie estaba dispuesto a pelear por Israel hasta que apareció Débora: “Los guerreros de Israel desaparecieron… hasta que yo me levanté. ¡Yo, Débora, me levanté como una madre en Israel!”, Jueces 5:7 (NVI). Los israelitas fueron golpeados por 20 años de esclavitud. Estaban demasiado desanimados para luchar. Necesitaban a alguien que los inspirara y, debido a que Débora respondió positivamente al llamado del Señor, la nación fue bendecida. Y no solo ella gravitó en la victoria sino también Jael, una mujer extranjera que se puso del lado de Dios y reclamó un lugar entre las heroínas de Israel. Débora llamó a Jael: “la más bendita entre las mujeres… de Israel”, Jueces 5:24 (NVI, TLA).

El texto bíblico hace mención de una tercera mujer: la madre de Sísara quien “se… pregunta: ¿por qué tarda tanto mi hijo?... ella misma se repite estas palabras… ¡Pues claro! Ellos están recogiendo y dividiendo el botín, una niña, dos niñas para cada guerrero (Kadosh)… telas de muchos colores para Sísara, uno o dos pañuelos bordados… para mi cuello”, Jueces 5:28-30 (TLA, BDA2010). El escritor bíblico deja ver qué clase de madre era ésta. Ha preparado a su hijo para que sea un opresor cruel, aplastando la resistencia israelita. Es egoísta porque piensa solamente en el botín que, según piensa ella, su hijo y el ejército se están repartiendo, Jueces 5:30. Es avara porque 20 años de esclavitud no lograron satisfacer sus deseos de poseer: “ella espera pañuelos bordados para su cuello”, Jueces 5:30 (TLA). Lo que despierta la antipatía total es su alegría por el botín sexual: “una niña, dos niñas para cada guerrero”, Jueces 5:30 (Kadosh). Qué lenguaje tan ultrajante, especialmente porque sale de labios de una mujer. ¿Qué clase de madre es ésta que espera que su hijo tome las doncellas israelitas para gratificar la lujuria de los cananeos? Pero gloria sea a Dios que se ocupa de quienes lo honran: ¡la madre que espera que su hijo explote sexualmente a las doncellas israelitas es destruida precisamente a los pies de una mujer israelita, Jueces 5:26! “Débora y Barac terminaron su canto así: ¡Dios mío, que sean destruidos tus enemigos, pero que tus amigos brillen como el sol de mediodía! ...”, Jueces 5:31 (TLA). ¡Qué marcado contraste! La madre de Sísara tuvo que llorar y guardar luto por el hijo que había preparado para la perdición y la muerte. Débora, en cambio, disfrutó de la paz de sus hijos espirituales a quienes había inspirado para que honraran a Dios.

Conclusión. Débora y Jael fueron las protagonistas principales en la victoria de Israel. Sus historias demuestran claramente que Dios puede realizar grandes obras a través de mujeres que están dispuestas a ser guiadas por Él. ¿Serás tú una de ellas? ¿Aceptarás el desafío de ser luz en la oscuridad y hacer brillar la gloria de Dios en las naciones? ¡Despierta y levántate! Sé audaz y valiente. Emprende la marcha y lleva a cabo las comisiones únicas que el Dios único te ha llamado a hacer. Eres portadora de esperanza para este mundo. Es hora de actuar valerosamente. Un mundo agonizante y sin esperanza está esperando que seas obediente y respondas afirmativamente al gran llamado de Dios.